La legalización de su consumo terapéutico avanza en el Congreso mientras varias regiones discuten el de tipo lúdico

El curso político que empieza este mes podría ser el que vea algún tipo de regulación del consumo del cannabis y sus derivados en España. A principios de verano, Uruguay fue noticia al convertirse en el primer país del mundo en cultivar y vender de manera legal esta droga con fines terapéuticos, en farmacias y con dosis limitadas por una regulación estatal. Sin embargo, el florecimiento de las leyes relacionadas con el consumo de marihuana en todo el mundo va más allá y tanto quienes están a favor de la legalización como quienes llaman la atención sobre los peligros de dar luz verde a una droga, consideran que la prohibición “no ha producido los efectos deseados”. “Ese no parece ser el camino”, señala el director general de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), Ignacio Calderón, para quien no quiere esto decir que haya que pasar “a decir que vamos a legalizar”. Al otro lado, en la Asociación Madrileña de Estudios del Cannabis (AMEC) creen que “ya toca” y están convencidos de que “por supuesto que va a caer”. En medio, los partidos se fueron de vacaciones con varias iniciativas en el Congreso, una proposición no de ley de Unidos Podemos para permitir el consumo, tanto lúdico como terapéutico, y otra de Ciudadanos, que terminó en una subcomisión parlamentaria para estudiar la regulación del consumo con fines médico. Los enfermos con dolores crónicos, médicos e investigadores agrupados en el Observatorio Español de Cannabis Medicinal esperan que ocurra en el curso político que empieza.

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Unidos Podemos cuenta solo con el respaldo de Esquerra Republicana de Catalunya para crear un grupo de estudio conducente a legalizar el cultivo, la venta y el consumo de marihuana, tanto con fines terapéuticos como recreativos. Asociaciones y clubes de fumadores aplauden una iniciativa que, de llegar a término, superaría los límites de los debates que en los últimos años también han tenido lugar en los Parlamentos regionales de Canarias, Cantabria, Aragón, Navarra o País Vasco. El pasado junio, el Parlamento de Cataluña acordaba regular los clubes de fumadores en esta comunidad, para que el cultivo y el transporte de marihuana esté igual de permitido que el consumo personal en unas organizaciones privadas sin ánimo de lucro, que solo admiten a socios mayores de edad y de las que se calcula que hay unas 500 repartidas por toda España.

El caso catalán es un principio, pero la regulación que defiende Unidos Podemos y el sector cannábico va más allá y se cristalizó en 2015 en un documento con cinco pilares de la Regulación Responsable, para regular el cultivo y consumo privado y colectivo, el terapéutico, la educación para un consumo responsable, así como la venta fuera de clubes privados a cualquier persona en negocios privados. “Como ir a un coffee shop y comprar”, explica Fernando Aranaz, de la AMEC, para quien la legalización del consumo de marihuana en buena parte de Estados Unidos está sirviendo de tirón a un movimiento que se ha fortalecido en España.

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Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.