El doctor Alan Shackelford dice que esta sustancia podría incluso proteger contra el cáncer.

Doctor Alan Shackelford

Alan Shackelford es médico de la Universidad de Heidelberg con posgrado en la Escuela de Medicina de Harvard. Ha estudiado el uso de cannabis como tratamiento médico y ha asesorado a varios estados de Estados Unidos para su legalización. Es conocido por llevar el caso de Charlotte Figi, una niña que ha reducido en un 99% sus convulsiones mediante al uso de un aceite de cannabis especial.

¿Cómo encontró el caso de Charlotte?

Su madre contactó mi oficina, hablé con ella sobre su interés en intentar algo diferente para tratar a su hija. Yo nunca había considerado tratar niños con cannabis, nadie me lo había pedido. Fue en febrero de 2012. Sus padres habían intentado con todo tipo de fármacos, que no habían funcionado. Tenía 300 ataques a la semana. La única opción que les quedaba era intentar una droga francesa para animales. Incluso, ya había tenido ataques cardíacos. Cuando escuché que tenía cinco años, lo dudé. No sabía si sería seguro. Lo pensé por varias horas, pero decidí que si no la veía, violaría mi deber ético de cuidar la vida del paciente, sin importar su edad.

¿Por qué el cannabis era la opción indicada?

Fue apropiado, porque todo aquello que era viable para su tratamiento ya había sido probado. El cannabis era potencialmente su último recurso. Antes de conocerla, empecé a investigar y encontré una historia desde 1464 que decía que las convulsiones podían ser tratadas con cannabis. Hay estudios que daban cuenta de que el canabidol nos daría una opción en su caso. No había otras opciones. Si no lo hubiéramos hecho, seguramente ella estaría muerta.

¿No temió que lo investigaran por adelantar un tratamiento experimental con menores?

Cuando la vi, tuvo una convulsión en el carro, dos en la sala de espera y una mientras la atendía. Supe que sería potencialmente controversial. Era la primera vez que un niño sería tratado con cannabis en Colorado. Vi su historia médica, los tratamientos que se habían hecho. Cumplí los protocolos médicos. Habían tratado una dieta de cero carbohidratos que podría llevarla a la osteoporosis y que funcionó por unas semanas nada más, sin resultados significativos. Antes de recetar cannabis, fui al departamento de salud y expliqué los pormenores del caso, hablé con su pediatra. Concluyeron que no era una investigación, sino un estudio de caso. No lo vieron, ni yo lo vi, como un experimento. Lo esencial fue decidir que con esto podemos prevenir su muerte, que era inminente.

¿Charlotte corre algún riesgo a largo plazo por el uso de cannabis?

Por siglos el cannabis ha sido parte de la medicina occidental. Durante los últimos 100 años hubo un retroceso en su uso por la prohibición y los fenómenos políticos. Hay investigación sobre 56 usos posibles, los doctores saben que pueden prescribir cannabis. No es un experimento. Lo que no tenemos es una comprensión del siglo XXI por los estándares técnicos que se han trazado sobre la medicina. Desde 1940 ha sido difícil hallar investigación y tratamientos.

¿Es posible que ella desarrolle resistencia a los cannabinoides?

Es una duda que hemos tenido desde el comienzo, pero vemos que su vida ha mejorado considerablemente. Es posible que ella y otros pacientes desarrollen tolerancia, pero no lo he visto todavía.

Antes de Charlotte, ¿cómo había sido su experiencia recetando cannabis?

El cannabis medicinal fue legalizado en 2000 en Colorado. Durante los primeros años no lo prescribía, no sabía cómo hacerlo. Había oído sobre sus beneficios, pero no leído. En 2009 decidí hacerlo, tras investigar, para los ocho casos que me facultaba la ley.

En 14 años, ¿ha recetado cannabis a personas que no padezcan enfermedades autorizadas en dicha ley?

La respuesta sencilla es no. Sin embargo, como la ley contempla el suministro para dolores intensos, he podido ver los efectos que tiene en combatientes con estrés postraumático. No lo he prescrito para esa enfermedad en particular, pero he visto efectos positivos recetándolo para el dolor intenso. No es lo único que prescribo, pero sí creo que pude ser recomendado.

Hay una preocupación, sobre todo en la derecha, de que esto liberalice la venta y el consumo…

Es diferente hablar de cannabis medicinal y recreativo. He visto pacientes que solo quieren usar marihuana legalmente pero para uso recreativo. Actúo como médico y, si no creo que es necesario para un tratamiento, no la receto. Los médicos colombianos, estoy seguro, actuarán de la misma manera. Lo importante es que haya una regulación sobre cada etapa del proceso de producción, la prescripción y el consumo. No debe haber temores si quedan claros en la ley los usos que serán permitidos. Considero que la regulación sobre el uso recreativo también es posible. Es una preocupación comprensible, pero debería estar enfocada en otras sustancias que pueden desencadenar en la muerte. Nadie se ha muerto por consumir marihuana.

¿Qué recomienda para quienes consumen cannabis recreativo?

Como con cualquier otro componente recreacional psicoactivo, no excederse. El alcohol puede ser muy peligroso en altas dosis, la gente muere por eso. La cocaína también. Lo mismo con otros narcóticos, sean prescritos médicamente o ilícitamente obtenidos. Empiecen a usarlos en cantidades pequeñas, cualquiera que sea la sustancia. Fumar cualquier cosa no es bueno. Sin embargo, hay investigaciones y está claro que fumar cannabis no causa en el largo plazo problemas de pulmones. Los pulmones y el tronco bronquial se irritan, pero no parece que cause cáncer o enfermedades de pulmones. No hay evidencia de que la marihuana cause cáncer de pulmón, de garganta, enfisema, asma u otros desórdenes físicos.

Aunque no es significativo estadísticamente cuando uno analiza los números, parece que las personas que fumaron marihuana de manera recreacional tienen menos riesgo de tener cáncer de garganta y otros tipos. Probablemente el THC protege contra el desarrollo del cáncer. Eso puede ser cierto, porque hay evidencia, volviendo a 1975, a un estudio del Journal of National Cáncer Institute de EE.UU., que muestra que el THC puede matar células cancerosas y reducir el tamaño de tumores sólidos en animales. Hace 39 años sabíamos que el cannabis puede tener efecto contra el cáncer y nada se ha hecho para explorar más en eso.

¿Muchos otros niños consumen cannabis?

Alrededor de 437 se habían registrado en el departamento de salud en Colorado hasta septiembre. Ahora hay más. He visto a varios regularmente, no son niños con síndrome Dravet, que es el de Charlotte, sino con desórdenes diferentes. Muchos no respondían a nada, muchos tenían convulsiones. Entre ellos, uno tenía problemas de colon y le iban a quitar ese órgano. Decidimos antes usar cannabis y funcionó, ahora tiene un colon casi normal a sus 14 años. Sabemos que eso funciona, porque hay investigaciones hechas en Israel al respecto. El cannabis no sólo mejoró su condición, sino que evitó altísimos gastos de los tratamientos para el colon.

Colombia puede realizar ahorros, mejoras en salud y reducción de costos al usar cannabis cuando es apropiado. También puede hacer investigación. Si Colombia tiene una ley para el cannabis medicinal, eso va a permitir estudiar en una manera que no podemos en EE.UU., porque nuestro gobierno no nos deja hacer la clase de investigaciones que nos lleven a entenderlo mejor y usarlo de manera más apropiada.

¿Cómo está Charlotte ahora?

Demasiado bien. Cuando empecé a verla, tenía 300 convulsiones semanales, no podía caminar, no podía responderme. Ahora monta a caballo, en bicicleta, tiene una convulsión cada mes aproximadamente. Reducir las convulsiones hace posible que los menores, independientemente de los desórdenes que tengan, se desarrollen de mejor forma, porque las convulsiones interfieren con el desarrollo, tienen impactos negativos a largo término en el cerebro.

La American Medical Association objetó prohibir el cannabis, porque es muy importante en las prácticas médicas en EE.UU. Lo fue por 100 años. Prohibirlo no tiene base científica o médica, era puro racismo, política y otras razones. Después de un siglo de demonización y campañas en contra, es tiempo de encontrar la verdad y ver qué es posible. Tenemos investigaciones médicas y nos faltan sociológicas, para mirar al cannabis desde la perspectiva médica y recreativa. Probablemente no podamos hacerlo en EE.UU., les toca a países muy valientes. Colombia puede ser uno de esos, es emocionante.

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Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.