LA EMOCIÓN DE ANSIEDAD
En el artículo de este mes seguimos con la serie dedicada al abordaje de situaciones complicadas que nos pueden hacer pasar un mal rato. En concreto, este mes trataremos sobre los mecanismos de la emoción de ansiedad.

Por Psicotar

La ansiedad (1) tiene una estrecha relación con la emoción de miedo, siendo el miedo una emoción primaria que se halla en la base de la ansiedad. Pero es preciso realizar una diferenciación: mientras que el miedo es una reacción a una situación de peligro real y presente, la ansiedad es una proacción, una anticipación ante una situación que se considera peligrosa.

Por ello, al tener como base al miedo, es una respuesta que en general acaba por movilizar a todo el organismo con el fin de realizar el adecuado afrontamiento de la situación que la genera.

La ansiedad se considera como una actitud emocional/cognitiva, que es lo mismo que decir que es un “programa automático” que está en nuestra mente y que cuando se activa, desencadena una cascada de reacciones que siguen un orden y unos objetivos.

Un problema esencial de esta situación de ansiedad, es la capacidad de ésta de reclutar (y casi de secuestrar) a la persona ante nuevas condiciones y situaciones asociadas al entorno habitual de la persona; integrando dentro del sistema de análisis emocional nuevas capacidades, lo que permite anticiparse a situaciones de amenaza y peligro, posibilitando de este modo dar respuestas con mayor eficacia al adelantarse a los propios acontecimientos.

Este “adelantarse” es la base de la ansiedad, ya que ésta se genera sobre la posibilidad de que “vaya a pasar algo”, pero realmente no hay objeto o situación real que genere la respuesta. Es la persona la que con su pensamiento va generando un nivel cada vez mayor de activación mental y fisiológica y por ello va acrecentando la ansiedad.

La ansiedad toma prestados del miedo todos sus elementos emocionales, del estrés su sistema de movilización del organismo y afrontamiento, además puntualmente también recluta recursos de los restantes procesos psicológicos y los optimiza para desarrollar sus intereses. Es, por lo tanto, un sistema “superior” de detección y procesamiento de información, para la organización de recursos ajenos, con un objetivo único que es preservar a la persona de posibles daños.

En la actualidad, parece adecuado entender la ansiedad como un sistema de procesamiento de informaciones amenazantes que permite movilizar anticipadamente acciones preventivas, ya que las dos principales características definitorias de este proceso son su capacidad para seleccionar y procesar información significativa, y su capacidad de proacción.

La ansiedad es un proceso que se produce en todas las personas y que, bajo condiciones normales, mejora el rendimiento y la capacidad de adaptación. Así, pues, tiene la importante función de movilizar recursos frente a situaciones de posible amenaza o preocupantes. Esta movilización de recursos tiene unos límites y un punto más o menos óptimo. Mientras el nivel de activación esté dentro de esos límites “óptimos”, la persona podrá funcionar más o menos adecuadamente. Si estamos por debajo de ese límite, la persona no tendrá suficiente activación para actuar adecuadamente; imaginemos que ante un perro furioso no sintiéramos ningún tipo de miedo… eso podría resultar muy peligroso porque no actuaríamos para evitar un posible ataque. Ahora imaginemos que la ansiedad ha sobrepasado un nivel determinado y estamos en un estado altamente ansioso, posiblemente estaremos con la cabeza constantemente preocupada en las posibles situaciones que podemos llegar a vivir en el futuro y con ello nuestra vida se verá drásticamente limitada. Por ello, se dice que la ansiedad sigue una curva en “U” invertida.

El modo de funcionamiento que genera la ansiedad, implica nuevas capacidades de análisis mediante una vía rápida pero imprecisa que configura la evaluación de la situación para dotarla de mayor precisión, sin perder su automatismo e inmediatez. Esto se logra de dos maneras: priorizando el procesamiento de la información relevante; y mediante el mecanismo de compensación, destinado a contrarrestar los efectos de interferencia que causa el tener que procesar información neutra no significativa. Esto supone que la ansiedad genera una especie de “efecto túnel” que hace que sólo prestemos atención a una serie de detalles que están más o menos relacionados con la situación, lo que implica una mayor percepción de la situación amenazante y un mayor riesgo de que aumente la ansiedad, al no prestar atención a información que podría contribuir a quitar tensión de la situación. Esta modificación de los programas emocionales que realiza la ansiedad tiene una importante consecuencia ya que los hace pasar de la reacción afectiva ante algo que está, a la proacción y a los actos intencionales ante algo que todavía no está, pero puede estar. Es decir, con la ansiedad existe el riesgo y problema de que acabemos atrapados en un trastorno por algo que todavía no ha aparecido y a lo que nuestra mente se ha adelantado “para prevenir”.

Te puede Interesar
El cannabis puede ser beneficioso en la ansiedad y la depresión

Los fenómenos que desencadenan la ansiedad en su mayoría suelen ser reacciones aprendidas y anticipadas de amenaza. El tipo de estímulos, internos o externos, capaces de desatar las respuestas de ansiedad están en gran parte determinados por características de la historia personal. Las situaciones son sólo potencialmente ansiógenas, porque no siempre producen reacciones de ansiedad. Lo que genera la reacción de ansiedad es el significado personal o, más exactamente, la interpretación anticipatoria de la situación que hace la persona.

La condición desencadenante es simplemente un cambio en las condiciones estimulares externas o internas, que es interpretado y con ello moviliza el proceso de estrés, siendo este último el que pone en marcha el proceso de análisis emocional de la situación y, por lo tanto, actúa como desencadenante del mismo. La reacción de estrés se convierte en estado de ansiedad cuando la valoración conlleva la anticipación de peligro, con un componente de experiencia subjetiva, y otro de activación del sistema nervioso autónomo, lo que genera una respuesta importante a nivel hormonal.

El procesamiento a nivel cognitivo (mental) de la ansiedad se inicia habitualmente ante la detección de situaciones que se presentan o tienen su aparición lentamente y que, por lo tanto, son situaciones que pueden ser previstas con antelación. Estas situaciones se evalúan como muy importantes para el bienestar tanto físico como psíquico de la persona. Aunque su evaluación a nivel anímico es sólo moderadamente negativa. Se valora que ante esta situación es necesario un cierto grado de urgencia en actuar, percibiendo la persona una escasa capacidad para afrontar o actuar ante el suceso. No se trata de una emoción con carga moral.

Los sesgos o modos automáticos de procesamiento de la información congruente con las emociones, son los que toman rápidamente la decisión de qué es lo que debe ser procesado, en función del significado emocional de las situaciones.

La activación del sistema de procesamiento de información emocional ante señales de condiciones amenazantes se lleva a cabo a través de la facilitación que la ansiedad ejerce sobre el funcionamiento de los procesos de evaluación valorativa y la movilización de recursos del sistema cognitivo, que se realiza mediante el reclutamiento de las siguientes facultades cognitivas:

–      Mediante el sesgo de la atención el aumento en la activación de una de las representaciones mentales inhibe a las otras, hasta que la representación dominante tenga éxito en capturar toda la información y logre el acceso a la conciencia. Se trata de un sistema de evaluación que se supone trabaja con bajos niveles de conciencia y de forma automática. Implica en un primer momento una fase de hipervigilancia, que lleva a un constante rastreo de los estímulos ambientales, con el objeto de detectar cualquier posible amenaza o indicio de peligro. Este es el conocido como efecto túnel y supone en muchas ocasiones un problema, porque impide valorar otras informaciones que ayudarían a reducir el impacto de la ansiedad.

–      Hay que acceder a determinados recursos y hay que hacerlo lo más rápido posible, mediante el sesgo de memoria o memoria preferencial. Se ha propuesto la existencia de un sesgo característico de la ansiedad, relativo a su procesamiento automático (memoria implícita) que hace que cada vez sea más fácil generar esa respuesta de ansiedad, permaneciendo inalterados los mecanismos de procesamiento controlado (memoria explícita), dándose la paradoja de que la persona, pese a tener el sistema de procesamiento consciente perfectamente, acaba procesando la información de manera casi inconsciente y es arrastrado por ello a la respuesta de ansiedad antes casi de poder darse cuenta y hacer algo.

El cannabis actúa en situaciones de ansiedad a una gran variedad de niveles, ya que modifica la entrada y recepción de información, modifica el procesamiento de la misma y modifica las respuestas que pueden darse. Es por ello que no es nada raro encontrarse a personas que utilizan el cannabis como mecanismo farmacológico para combatir un tono de base ansioso. Habría que plantear los pros y contras de este uso como fármaco, debido a efectos potencialmente beneficiosos y efectos no tan benignos que nos podemos encontrar (2) Esto lo abordaremos en siguientes artículos.

Te puede Interesar
El CBD se muestra eficaz para mejorar el estado de ánimo

Es importante también considerar el papel de las expectativas en los sesgos de memoria. El sistema de expectativas se basa en la organización que tienen las emociones en la memoria, aportando información para el sistema consciente de percepción, lo cual a su vez mantiene el sistema de expectativas en una continua actividad, sesgándolo en la dirección de descubrir amenazas. La persona puede perder su bienestar y el control de su vida persiguiendo fantasmas inexistentes.

am

A menudo los estímulos y las situaciones son ambiguas, con varios significados posibles. El sesgo interpretativo consiste en procesar esos estímulos ambiguos dando preferencia al significado de peligro sobre el neutro. El efecto túnel impide valorar otras informaciones que podrían ayudar a eliminar en gran medida la sensación de amenaza anticipada.

Un concepto clave en el sesgo interpretativo es el de preocupación, entendiéndose por preocupación una cadena de pensamientos e imágenes, relativamente incontrolables, acompañadas de un estado afectivo negativo. La preocupación constituye una tentativa de solucionar un problema, cuyo resultado es incierto y que contiene la posibilidad de una o más consecuencias negativas. De manera que la preocupación contribuye a cerrar el ciclo iniciado por el miedo. Estas preocupaciones cumplen tres funciones críticas en el procesamiento de la ansiedad: de alarma, de impronta y de preparación.

El mecanismo de movilización de recursos para afrontar las demandas: la presencia de pensamientos, sentimientos, etc, de contenido negativo y amenazante activadas exigirá, dada su prioridad para la supervivencia, un análisis extenso en la memoria operativa, para determinar la naturaleza peligrosa de las demandas. Pero tales representaciones ocuparían parte de los recursos limitados de esa memoria operativa, produciendo interferencia en el procesamiento de información que no es prioritaria. En estas circunstancias el propio sistema cognitivo necesita la ayuda de recursos auxiliares compensadores de la reducción transitoria de capacidad. El estado de preocupación proporciona la base motivacional para incrementar los recursos auxiliares, a expensas de quedarnos “enganchados” a la preocupación y que ésta parasite nuestros pensamientos y nos dificulte realizar nuestras actividades con normalidad.

El resultado de los sesgos en el procesamiento de la información es la aparición de los fenómenos de priorización y compensación. El sistema cognitivo tiene que ser activo en la búsqueda de información y en la utilización de sus recursos. Por un lado, de entre la multiplicidad de informaciones que le llegan, debe dar prioridad al procesamiento de las más relevantes, para lograr la mejor adaptación posible. Esta priorización resulta crítica en el caso de las informaciones indicadoras de peligro, por lo que necesitará de los sesgos anteriores.

Mediante la priorización del procesamiento de información externa y de la recuperación de información almacenada relevante a beneficios y peligros se facilita la percepción de las demandas del entorno en relación con las propias necesidades, metas y recursos, así como no sólo se evita la sobrecarga o interferencia interna en el propio sistema, sino también se dirige la acción externa en el afrontamiento de las demandas.

Nos despedimos hasta la próxima… salud y ¡buen viaje!

 

NOTAS:

1-      Fernández Abascal, E. G. et als (2003) Emoción y motivación, la adaptación humana, Vol. I. Madrid: Centro de estudios Ramón Areces.

http://www.madrid.org/cs/Satellite?blobcol=urldata&blobheader=application%2Fpdf&blobheadername1=Content-disposition&blobheadername2=cadena&blobheadervalue1=filename%3DCap4-ansiedadCANNABIS+CASOS+CLINICOS-7.pdf&blobheadervalue2=language%3Des%26site%3DPortalSalud&blobkey=id&blobtable=MungoBlobs&blobwhere=1202789709872&ssbinary=true

 

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.