Cualquiera que suponga que es fácil hacerse rico con la venta de marihuana legalizada debe pasar una hora con Ravi Respeto, gerente de la Farmacia, un dispensario de lujo que ofrece “Strawberry Haze”, “Hawaiian Skunk” y otras cepas de Cannabis sativa de hasta $16 el gramo.

“Ningún programa MBA podría haberme preparado para esta experiencia”, dice la mujer, quien vestía una camisa de color crema hecha de cáñamo, fibra que se obtiene del cannabis.  Respeto aclaró que es errónea la idea de que el negocio de la yerba para uso médico genera dinero a manos llenas de inmediata”. 

Desde que su Farmacia abrió en enero, han llovido los problemas.  Los agricultores de marihuana, acostumbrados a las transacciones en efectivo, se sorprenden cuando les pagan con cheques o cuando les pide recibos.  Y ha habido muchas sorpresas desagradables, como cuando la Farmacia se enteró, no hace mucho, de que su línea de bebidas con marihuana no se podía vender en Denver. Las autoridades decidieron que todo consumible hecho con marihuana tenía que producirse en una cocina de la ciudad de Boulder. 

“Nunca verá una ley que dice: “Si usted quiere vender zapatos Nike en San Francisco, los zapatos tienen que ser hechos en San Francisco”, dice Respeto, sentada en una pequeña oficina en el segundo piso de la Farmacia. “Pero en esta industria esto pasa todo el tiempo”. 

El problema es que hay muchas reglas, y vendrán más en los próximos meses. Las autoridades del estado habían bajado la guardia cuando el fervor por la yerba medicinal comenzó el año pasado, luego de que el presidente Obama anunciara que las autoridades federales no intervendrían con usuarios y proveedores que cumplan con la ley estatal.


Muchas, muchas reglas

En Colorado, donde en el año 2000 se aprobó una enmienda constitucional que legalizaba la marihuana medicinal, aparecieron cientos de dispensarios y un impresionante número de residentes resultaron padecer de “dolor severo”, el más popular de las ocho condiciones que pueden ser tratadas legalmente con cannabis.

Más de 80,000 personas en Colorado pueden obtener recetas de marihuana y, durante meses, se registraron nuevos pacientes a un ritmo de 1,000 al día.

Pero a la vez, el Departamento de Hacienda de Colorado ha pasado meses concibiendo leyes para esta nueva industria, poniendo fin a la fase de locura inicial para entrar en los detalles sobre el cultivo, distribución, almacenamiento y otros detalles de la industria.

Las normas en el estado podrían ser un modelo para las otras 13 jurisdicciones, entre ellas el Distrito de Columbia, que cuentan con leyes de marihuana medicinal. Y Rhode Island, Nueva Jersey y Maine se preparan para lanzar programas en sus jurisdicciones. 


Consumo de $25 mil millones al año

Los estadounidenses gastan aproximadamente $25 mil millones al año en marihuana, según el economista de Harvard Jeffrey Miron, que da una idea de la popularidad de esta droga. Eventualmente, se podría hablar de una importante suma en recaudos procedentes de sus ventas como medicina, sin mencionar la inversión privada y el empleo.

¿Qué sucede cuando se legaliza la marihuana? ¿Cómo el gobierno establece reglas que permiten el florecimiento de la industria, sin que se salga de control? Y si se trata de medicina y salud, ¿qué pasa con los médicos, algunos de los cuales han convertido la marihuana en una especialidad muy lucrativa?

Estas y decenas de otras preguntas se contestan día en ciudades como Boulder, una opulenta ciudad universitaria donde el número de dispensarios de marihuana supera la suma de Starbucks y licorerías. 


Pescadores de oportunidades

“Cuando vine de visita en septiembre, miré a alrededor y vi que sólo había cuatro dispensarios en Boulder, y que todos estaban en el campus de la universidad”, dice Bradley Melshenker, copropietario de Greenest Green y ex vendedor de marihuana medicinal en Los Ángeles. “Entramos en una y vimos como 30 muchachos en la sala de espera, y pensé: ‘Esto es una locura. Tenemos que venir'”.

Al entrar por primera vez en un dispensario de yerba legal, olvida las operaciones furtivas que han definido el tráfico de marihuana.

Aquí la mejor mercancía se muestra en vitrinas de cristal, como las que se encuentran en las joyerías o las reposterías de lujo. Y quien te atiende se presenta casi como un sumiller, pero ofrece cepas que no suenan a Chardonnay.   “Goma de mascar”, “Regalo de Dios” o “Zorrillo azul” son algunas de ellas.

“Esto te va a asombrar”, dice Michael Bellingham, dueño de uno de los dispensarios, mientras muestra una de sus cepas, “Jack el Destripador”. “Esta es bien muy seria,  muy fuerte; va directamente al cerebro”.


De mi cosecha, ni un vistazo

Aunque muchos propietarios accedieron a entrevistarse, ninguno permitió acceso a sus cultivos hidropónicos. Existen normas estrictas sobre el tamaño de la cosecha y, por supuesto, a nivel federal, la marihuana sigue estando en la “Lista I de sustancias controladas”, junto con la heroína y el LSD.  Pero casi todos mostraron gustosos sus productos ya listos para vender.  

Si fumar no le interesa, hay muchos comestibles de marihuana, como galletas, chocolate, mantequilla, dulces, pan, café y helado. “Tuvimos una noche de batidas aquí hace unas semanas”, dice Lauren Meisels del Greenest Green. “El lugar estaba repleto”.

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