La lista de regiones que regulan el uso de esta sustancia como tratamiento para diversas patologías cada vez es más amplia

Hasta los años 60, las personas podían comprar cannabis y sus derivados para un fin terapéutico, sin embargo desde finales del siglo XX su utilización, en general, está prohibida. No obstante, el escenario está cambiando y en muchas partes del mundo se está volviendo a regularizar su utilización. El año pasado el mercado de esta sustancia registró 15.770 millones de euros y en el año 2030 los analistas auguran que su valor se incrementará hasta rozar los 96.540 millones. Es más, se espera que crezca a una tasa interanual del 25,4%.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó que el cannabis no tenía actividad medicinal y era considerado una droga por lo que lo incluyó en la lista cuatro en la Convención de Estupefacientes. No obstante, la OMS en el año 2019 recomendó a la Organización de la Naciones Unidas que trasladase esta sustancia a la lista uno, lo que permitió empezar a realizar estudios y que cada país considerase su regulación.

 

El mercado de productos a base de cannabis está creciendo. La lista de países que regulan el utilización como tratamiento para las dolencias y sus síntomas cada vez es más amplia. Un ejemplo es Portugal que cuenta con una ley de cannabis medicinal en las farmacias. “Puedes ver en muchas boticas, incluso rurales, carteles de Aquí se vende cannabis medicinal con receta”, indica el director científico de la Fundación ICEERS, José Carlos Bouso. Además, Francia está llevando a cabo un proyecto piloto y Ucrania tiene un programa para ayudar a paliar los efectos de la guerra, entre otros. “Dentro de la propia Unión Europea existen diferencias en cuanto a legislación tanto para el consumo de producto que contienen derivados del cannabis como para la utilización de terapias con derivados con intención medicinal”, explica la directora médica de Jazz Pharmaceuticals, Rosana Cajal.

En Estados Unidos en el año 1996, California votó a favor del cannabis medicinal. Desde entonces, la mayoría de los estados han ido creando leyes propias. Por otro lado, los expertos exponen que el mundo del cannabis medicinal en Latinoamérica es “otra película”. Por ejemplo, “en Argentina se permite que un médico de permiso a una persona para que cultive para un enfermo. Esto va a ser imposible que ocurra aquí en España y en Europa”, explica José Carlos Bouso. También Marruecos anunció el inicio de un programa de cannabis medicinal e Israel cuenta con una agencia reguladora específica para este.

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El cannabis medicinal puede utilizarse para diversas enfermedades. “A nivel europeo se han sacado unas guías de tratamiento del dolor crónico tratado con cannabinoides y que recomiendan su utilización en dolor crónico neuropático una vez que ya se han explorado otras vías que figuran antes”, explica el coordinador del grupo de trabajo de Cannabinoides de la Sociedad Española del Dolor, Jesús de Santiago. No obstante, “es la tercera línea, es decir, hasta que no se hubiese realizado un tratamiento con dos medicamentos antes, no podríamos empezar con cannabinoides”, añade.

España y el cannabis medicinal

Los expertos definen la situación de España con el cannabis medicinal de la siguiente manera: “Nos estamos quedando aislados en comparación a nuestros vecinos europeos”. En España crearon la Subcomisión para el Estudio de la situación de este tipo de productos en el resto de Europa. Se encargó a la Agencia Española del Medicamento que definiera una hoja de ruta de cómo se pueden utilizar estos productos en el sistema español. La autoridad pasó este documento al Ministerio de Sanidad que tenía que presentarla en noviembre del año pasado, sin embargo todavía no se ha hecho pública. “Estamos en septiembre y no ha salido esta normativa. La situación es penosa”, afirma el director científico de la Fundación ICEERS.

Pero, ¿por qué no se ha materializado todavía la regulación? Existen obstáculos políticos, administrativos y miedo. “Hay una guerra política entre secciones: los que piensan que el canal medicinal va a ser una puerta para el abuso de cannabis por algunos grupos poblacionales, por ejemplo los jóvenes o las personas con problemas de enfermedad mental; y los que reflexionamos desde una lógica más médica y científica y consideramos que es una medicina más que debería de estar disponible en las farmacias con unos criterios médicos y desarrollo de su prescripción”, expone Bouso. “Podríamos tener una regulación muy buena porque tenemos a algunos de los mayores especialistas en cannabis medicinal, los mejores cultivadores del mundo, el mejor clima y a la sociedad civil a favor -casi el 90% de los españoles están a favor de su regulación según el Instituto Nacional de Estadística-, pero tenemos unos políticos que no se atreven a darle paso”, añade.

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A pesar de que aún no haya aterrizado su regulación de consumo, la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (Aemps) sí ha autorizado una serie de licencias para producir cannabis con el fin de exportarlo. “La parte de cultivo en España sí está permitida. Se puede producir cannabis desde el punto de vista industrial”, afirma el doctor en farmacia y director de Investigación y Desarrollo de Labiana Pharmaceuticals, Francisco Fernández Campos.

En 2022, el mercado de los productos a base de cannabis y sus derivados ingresó 13,06 millones de euros; y en lo que llevamos de 2023 ha facturado 10,8 millones, según la consultora Iqvia. A día de hoy, en España los médicos solo pueden recetar dos medicamentos a base de cannabinoides. Por un lado, Sativex que está autorizado para la espasticidad en esclerosis múltiple. Solo de manera excepcional se puede hacer uso de la vía de uso compasivo y prescribirlo para el dolor crónico, según los profesionales; y por otro lado, Epidiolex, aprobado para algunas epilepsias infantiles refractarias que no responden bien a otros tratamientos. Ambas terapias no pueden adquirirse desde la farmacia comunitaria.

Los pacientes acuden al médico solicitando tratamientos a base de cannabinoides. “Una persona con dolor crónico busca soluciones y en ocasiones con la medicación convencional y con los tratamientos intervencionistas no es suficiente”, indica Jesús de Santiago. “Diría que en una consulta de 20 pacientes, raro es el sujeto que no me dice que está tomando esta sustancia“, añade el coordinador del grupo de trabajo de cannabinoides de la Sociedad Española del Dolor. “Hay que romper el mito de que los que utilizan cannabis medicinal es una excusa para colocarse”, recalca José Carlos Bouso.

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Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.