Daniel Viondi, diputado del PSOE, ha apoyado la regulación del cannabis medicinal en España, afirmando que resulta “inexorable”, y ha pedido al resto de grupos políticos un “consenso máximo” para llegar a un acuerdo.

Se ha hecho esperar, pero el Partido Socialista Obrero Español parece que está dispuesto a posibilitar la regulación del cannabis en España. Después de unos meses más bien caóticos, en los que el equipo de Sánchez no terminaba de abrazar los presupuestos prohibicionistas que han acompañado al partido durante decenios, pero tampoco se posicionaba abiertamente a favor de la regulación medicinal (al menos no en las comparecencias y en los medios de comunicación), parece que el testimonio de muchos pacientes ha terminado de calar en las decisiones del partido y, bien seguro, los sondeos sobre la opinión pública también han tenido algo que ver.

“Votamos a favor de la subcomisión y nos hemos comprometido a que haya un marco regulado del cannabis terapéutico. Va a ser inexorable que vaya a producirse. Es imprescindible que exista con el consenso máximo que se pueda alcanzar”, ha dicho Viondi en la subcomisión de cannabis medicinal llevada a cabo en el Congreso de los Diputados.

Sin embargo, el diputado ha puntualizado que su regulación se debe hacer con “seguridad jurídica y sanitaria […] Tiene que ir con un control y prescripción médica y regulado todo por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS). Es un consenso básico que podemos alcanzar todos los grupos”, ha pormenorizado.

Esta, quizás, es una de las partes que ha creado más conflicto dentro del sector cannábico. Son muchos los que se preguntan qué tiene de buena esta regulación para el usuario y el autocultivador, también medicinal, si solo serán preparados farmacéuticos y grajeas los que verán la luz y, de hecho, ya existen medicamentos como Sativex que pueden ser recetados, aunque, probablemente, se hará con más facilidad si se regula el cannabis; y lo que es más importante, los enfermos susceptibles de mejorar con tratamientos a base de cannabis, podrán acceder a ellos de una manera más sencilla (o eso esperamos).

Precisamente, el diputado ha concretado que se tratará de un uso “complementario” del cannabis medicinal: “No va a solucionar directamente ninguna enfermedad”.

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Es ahora cuando entrará en juego el debate sobre cómo se dispensará el cannabis en España y cuál de los modelos que se han puesto en práctica en la Unión Europea promoverá la norma nacional.

En cualquier caso, parece que, por fin, se acordará “más pronto que tarde un acuerdo”, en palabras del propio Viondi, algo que los españoles llevamos esperando mucho tiempo y, lo miremos como lo miremos, es una gran noticia.

Desde estas páginas queremos transmitir nuestro agradecimiento a Carola Pérez por todo el trabajo llevado a cabo, por el tesón con el que se ha mantenido a flote a pesar de las dificultades, y lo bien que ha trasladado el discurso de muchos pacientes susceptibles de mejorar con cannabis a los políticos (y también al público en general).

A vueltas con la evidencia científica

Se ha hablado mucho sobre si existe suficiente evidencia científica como para regular el cannabis medicinal en nuestro país (de hecho, el PSOE esgrimía este argumento constantemente para escurrir el bulto). No solo existe una evidencia real gracias a la regulación del cannabis medicinal en países tan poco sospechosos de negligentes como Canadá, Israel, Alemania o gran parte de Estados Unidos, sino que hay estudios observacionales con miles de pacientes que dejan patente la eficacia.

No cabe duda que existe la necesidad de realizar muchos más ensayos clínicos doble ciegos y aleatorizados, pero resulta curioso que, después de todos estos años de evidencia fundamentada en miles de casos observacionales, se empeñen en llamar “anecdótica” a la evidencia.

Jesús Aguilar, presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF), intervino ante la citada subcomisión y propuso la realización de un estudio en farmacias en el que se compruebe la eficacia del cannabis medicinal, y cómo podría llevarse a cabo su implementación (de una manera similar a cómo se ha hecho, por ejemplo, en Francia): “Consideramos que es el momento de actuar con el apropiado rigor científico, técnico y sanitario para dar una respuesta al interés y demanda del uso del cannabis para el tratamiento de ciertos síntomas de diferentes patologías. Una respuesta en la que debe primar la seguridad y la protección de la salud de los pacientes, a quienes nos debemos como profesionales sanitarios”, afirmó.

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Muchos científicos, y nosotros mismos, que hemos publicado centenares de estudios y artículos al respecto, creemos que se debe usar la evidencia del mundo real. Resulta chocante que podamos ver un vídeo de un niño con epilepsia refractaria, y cómo el aceite de cannabis hace que sus convulsiones paren prácticamente por completo, y todavía tengamos que preguntarnos sobre estudios aleatorizados (que, de hecho, en el síndrome de Dravet, ya los hay); al igual que, si un enfermo terminal o un paciente con dolor neurálgico afirma con rotundidad que el cannabis mejora considerablemente su calidad de vida, vayamos a negarles un tratamiento seguro.

Para nosotros, en definitiva, es una gran noticia. Puede que no sea la regulación medicinal que esperamos, que ayude poco o nada a la industria, al usuario o al autocultivador, pero, sin duda, es la primera piedra que necesitamos para que el debate sobre el cannabis comience a ser una realidad.

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.