La Agencia del Medicamento ha autorizado en la región el cultivo de plantas de cannabis en 180 metros cuadrados de invernadero durante el año 2019

Cinco empresas y la Universidad Politécnica de Valencia son las únicas entidades que tienen autorización para el cultivo de plantas de cannabis con fines de investigación en España. Esas concesiones, actualizadas en el mes de agosto de este año, son responsabilidad de la Agencia Estatal de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), que depende del Ministerio de Sanidad.

Este mismo organismo confirma que en Extremadura se ha concedido permiso para cultivar 180 metros cuadrados de cannabis en invernadero durante el año 2019.

Igualmente, existen otras cuatro empresas autorizadas para la producción y fabricación de cannabis y sus productos con fines médicos y científicos. En este caso, desde Aemps no se han concedido permisos en la región. Y ahí acaba la información al respecto.

Las empresas autorizadas para realizar esas plantaciones con fines de investigación deben asumir una serie de requisitos relacionados con la confidencialidad. En ningún caso pueden hacer publicidad acerca de la ubicación exacta de esas plantaciones. La idea es evitar que la cosecha termine fuera de este circuito. Por ello, en la solicitud de la autorización se pide una descripción de las medidas de seguridad, tanto en las parcelas como en las instalaciones, así como información sobre las variedades utilizadas, la previsión, en gramos, de la producción y de la cantidad aproximada de THC, el metabolito que posee efectos psicoactivos -es decir, el componente que ‘coloca’ a quien lo consume-.

Por el contrario, estos trámites no son necesarios para el cultivo industrial de cáñamo y la producción que se dedica a la obtención de fibra o semillas. En este punto, los centros investigadores de la región sí han participado en determinados proyectos. Por ejemplo, el Centro Tecnológico Agroalimentario de Extremadura (Ctaex) estuvo involucrado en un estudio a nivel internacional destinado a ampliar el mercado del cáñamo industrial gracias a su utilización en cremas, geles o protectores solares.

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En el Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Extremadura (Cicytex) también se ha desarrollado algún proyecto para probar el cultivo de cáñamo con fines industriales.

La tarea de los investigadores extremeños se circunscribió a la relación con el sector agrario. «Pudimos comprobar que se da perfectamente; conocemos la agronomía del cultivo y se adapta muy bien a nuestro suelo», comenta Jerónimo González, jefe de departamento de Cultivos Extensivos en Cicytex, que añade que en el estudio se utilizaron variedades de cannabis permitidas por la Unión Europea.

Estas son las que tienen un reducido contenido de THC. «La planta también se daría en las variedades que se pueden aprovechar para fines medicinales», insiste González.

Esa vertiente es responsable del CBD (cannabidiol), que es el componente del cannabis responsable de las propiedades terapéuticas y no es psicoactivo.

Con y sin THC

La principal diferencia entre el cáñamo que se planta con aplicaciones industriales y el que se destina a investigación o para fines cientícos es el THC. En el primero de los casos, la presencia de THC en la planta no supera el 0,2%, mientras que el segundo puede tener porcentajes mayores.

Sin embargo, la solicitud a la Aemps sigue siendo obligatoria para el cultivo de plantas de cannabis que tengan un contenido de THC inferior al 0,2% si se destinan a fines relacionados con la investigación.

El cannabis tiene una serie de aplicaciones en la medicina que van más allá de la conocida, en buena parte gracias a la ficción, marihuana terapéutica, que se prescribe fuera de España en algunos tratamientos dolorosos o para enfermos terminales debido a su efecto narcotizante.

En nuestro país todavía se mantiene la prohibición sobre este uso medicinal, pero países como Estados Unidos y Canadá ya se han posicionado del lado de la legalización. Este último lo ha hecho también a favor de la utilización de la marihuana recreativa, al igual que Uruguay. Más cerca de las fronteras extremeñas también hay ejemplos. Portugal está entre los países de la Unión Europea que han legalizado el cannabis medicinal, aunque no el cultivo de los pacientes para su propio consumo.

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En este sentido, desde el centro Cicytex son conscientes de la importante demanda que existe de este cultivo para uso terapéutico. «Hay mucho interés en este tema y nosotros tenemos un línea de I+D+i sobre el cultivo del cannabis», informa el investigador de Cicytex, que entiende que hasta que no se apruebe su utilización dentro del ámbito sanitario en España será difícil que los estudios al respecto se multipliquen. «Se podría desarrollar una industria que sería de alto valor añadido», aporta González.

No se puede desdeñar el impacto económico que tendría este sector. El volumen de negocio que se prevé es muy elevado. Diferentes informes realizados por consultoras especializadas cifran entre los 50.000 y los 150.000 millones de euros anuales la cantidad que puede mover la marihuana terapéutica dentro de cinco años.

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Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.