La aprobación de su uso terapéutico en España por el sistema público de salud continúa sin aprobarse un año después de su votación a favor en el Congreso
La fibromialgia es una enfermedad crónica cuya causa aún se desconoce y que provoca una variedad de síntomas que afectan gravemente la calidad de vida de quienes la padecen. Clínicamente, se caracteriza por la presencia de dolor musculoesquelético generalizado, fatiga extrema que no se corresponde con la actividad física realizada, trastornos del sueño y alteraciones emocionales. Esta condición prevalente afecta en un porcentaje que puede llegar al 2-3 % de la población, siendo las mujeres de mediana edad las más afectadas. Según la literatura, existe un promedio de aproximadamente dos años entre el diagnóstico y el inicio de un tratamiento adecuado. Durante este tiempo, la búsqueda de recursos y pruebas innecesarias, así como las ausencias laborales, convierten a la fibromialgia en un problema de salud de gran importancia. De hecho, el tratamiento de la fibromialgia suele ser desafiante, ya que no existe una cura definitiva y los enfoques convencionales a menudo brindan alivio limitado.
Es el caso de Concepción Rivero García, una mujer catalana que padece fibromialgia desde hace más de una década, además de otros problemas musculares y de movilidad asociados a operaciones quirúrgicas fallidas, cuyos dolores le impedían llevar una vida normal y le mantenían impedida de realizar muchas tareas cotidianas como cortar una fruta o un filete. Su tratamiento inicial fue analgésicos y relajantes musculares de todo tipo, entre ellos lexatin, tramadol y clorazepato. Según cuenta a este diario »este tratamiento lo tomé durante mucho tiempo y no había manera posible de que se aliviaran los dolores, sobre todo el del brazo derecho que no podía mover».
Su lucha diaria contra el dolor crónico le llevó a desarrollar cambios en el estado de ánimo, además de episodios, sobre todo en entornos sociales, en los que llegó a pasar »vergüenza». »Salía con amigos y no podía pedir algunos platos por pudor, no podía cortarlos y mi marido tenía que ayudarme. Las preguntas me abrumaban, estaba cansada de dar la misma explicación, me cansaba mucho y llegaba a deprimirme». Desesperada, trató de buscar una solución alternativa y ahí es donde descubrió, a través primero de un familiar con un hijo con cáncer, la terapia de cannabis medicinal.
»El cannabis me cambió la vida»
La dosis correcta, el enigma aún en investigación
La comunidad científica muestra una preocupación destacada acerca de la comercialización del CBD debido a la falta de conocimiento en cuanto a la forma y dosificación óptimas. El CBD se encuentra comúnmente en el mercado en forma de aceite, con concentraciones que varían entre el 5% y el 25%. Sin embargo, también se ofrece en presentaciones como inhaladores, aceites y tinturas, comestibles o tópicos.
No se ha establecido una dosis estándar de CBD para el tratamiento concreto de cada afección, ya que la investigación sobre este tema aún está en desarrollo y depende de factores como el metabolismo, la gravedad de los síntomas o el peso corporal.
Acerca del autor
Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.