Después de remar durante 34 años contra la prohibición global en materia de drogas, Holanda reporta niveles de consumo por debajo de la media europea y demuestra que es posible tolerar el uso de ciertas drogas sin crear “generaciones perdidas”.

Holanda decidió en la década de los años 70 despenalizar la venta y uso de la marihuana y hachís, pensando en que esta medida alejaría a los consumidores de las sustancias más peligrosas.

Las autoridades estaban convencidas de que era imposible ganar la guerra contra las drogas y preocupadas por el impacto en la salud pública causado por la heroína y la cocaína.

“Debido a que ningún otro país del mundo ha despenalizado la venta de marihuana y hachís en establecimiento autorizados, como son los coffeeshops, no tenemos elementos científicos para asegurar que la política holandesa de drogas ha sido un éxito”, dice a BBC Mundo, Margriet van Laar, coordinadora de la unidad de análisis sobre tendencias en materia de drogas del prestigioso Instituto holandés para la Salud Mental y las Adicciones (Trimbos)

“Pero lo que sí es evidente, es que tenemos niveles de consumo menores en comparación a otros países”.

Los holandeses además han demostrado que una política de tolerancia no necesariamente conduce al uso masivo de drogas, pues a pesar de que está permitida la venta de marihuana y hachís en los coffeeshops no todos consumen estas sustancias.

“No estamos a favor del consumo de drogas, pero somos pragmáticos y conscientes de que no van a desaparecer, así que tratamos de reducir el daño tanto como sea posible”, sostiene la investigadora Van Laar.

Sin embargo, también hay estudiosos que piensan que la política de drogas holandesas ha sido un fracaso, y sólo ha contribuido a transformar al país en un destino turístico para el libre consumo de marihuana y hachís.

Según el más reciente reporte de la agencia de turismo de Amsterdam, el 23.4 por ciento de los turistas acude durante su visita a un coffeeshop, y un 7.3 por ciento reconoce que su principal motivación para visitar la ciudad son las drogas blandas.

Otros investigadores sostienen que la experiencia holandesa ha favorecido a la creación de cannabis mucho más potentes.

De acuerdo con trabajos de Heather Ashton, profesora de la facultad de Neurociencias de la Universidad de Newcastle, Inglaterra, una elevada concentración de Tetrahidrocannabinol (THC), la sustancia psicoactiva de la hierba, aumenta los niveles adicción y los peligros para la salud.

Consumo a la baja

De todas maneras, el Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (OEDT), la máxima agencia en la materia de la Unión Europea (UE), avala el balance realizado por las autoridades holandesas.

De acuerdo con el último informe del organismo, pese a que los holandeses despenalizaron su venta, consumen menos marihuana que los franceses y españoles.

Mientras que el 5% de los holandeses de entre 15 a 64 años fumó cannabis durante el último año, los franceses y checos registraron una prevalencia del 9%, los españoles del 10% y los italianos del 14.6%.

Los holandeses también están por debajo de la media europea, la cual es del 6.8%.

En el panorama de la cocaína, Holanda también muestra índices menores en comparación a la mayoría de los socios europeos.

El organismo con sede en Lisboa reporta que el 0.6% de los holandeses de entre 15 y 64 años ha usado cocaína en el último año, por debajo de la media europea, 1.2%, y distantes del 3.1 % de los españoles y el 2.3% de los británicos e italianos.

Holanda también mantiene una de las tasas de mortalidad por droga más bajas de Europa, 8 por cada millón de habitantes con edades comprendidas entre 15 y 64 años. Del otro lado de la balanza, Luxemburgo encabeza la lista con 85 por millón, seguido por Estonia, Noruega y Dinamarca.

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