Este es el último artículo sobre la Comisión India para el Estudio del Cannabis de finales del siglo XIX realizado por el gobierno inglés. Leeremos qué se dijo en torno a prohibir el cannabis y las conclusiones finales.
© Isidro Marín Gutiérrez
La prohibición
La prohibición de bhang no se podría justificar ya que su uso era muy antiguo y estaba muy interiorizado en las costumbres sociales. Su prohibición sería impopular y daría un fuerte descontento. Los charas eran artículos extranjeros que se importaban en pequeñas cantidades de Nepal y Gwalior (zona del Himalaya) o por Afganistán. El suministro de charas la Comisión India afirmaba que se podría cortar y paralizar el comercio de este artículo. Que era relativamente fácil cortar el abastecimiento de este producto, pero que generaría pérdidas económicas. Con respecto a prohibir el ganja, era aún más problemático, ya que se cultivaba en muchas partes del país como Bengala, las provincias centrales, Madrás, Bombay o Berar. Los shadus (santones) indios creían que el consumo de ganja les daba un poder espiritual que les acercaba a la verdad y les servía para rendir pleitesía a Shiva, de quien decían que se hallaba permanentemente bajo los influjos del cannabis.
En el estudio de la Comisión India, las opiniones de los entrevistados contra la prohibición superaban a los detractores. Existían más entrevistados que estaban a favor de que las cosas siguieran como hasta el momento que los decididos por prohibir el cannabis. La prohibición del cannabis haría descender las contribuciones, es decir, la Hacienda india perdería dinero si se prohibía la producción, venta y consumo del cannabis. Así, tendrían que aumentar los impuestos individuales y sobre otras materias (tabaco, té, café, sal, etc…).
Los prohibicionistas
Pero no todos estaban a favor de que las cosas siguieran como hasta el momento. Existían grupos de interés influyentes que deseaban por motivos morales la prohibición del cannabis. Uno de ellos era el secretario de la Band of Hope Temperance Society (Babu Purna Chandra Maitra) que rogaba a la Comisión para pedirle la prohibición del cannabis por peligrosa (causa de la locura, crímenes, etc…). Otro entrevistado que estaba a favor de la prohibición del cannabis era el secretario del Bogra Medical Society Pyari Sanker Dassgupta que pensaba que la prohibición no daría ningún problema político. Ya que los consumidores tenían una influencia muy pequeña en la sociedad y, además, los tildaba de ser unos depravados. Otro entrevistado era el reverendo W. B. Phillips que estaba en contra del cannabis, del opio y del alcohol; para él todas estas sustancias eran malas. Para este reverendo no existía su uso moderado. Afirmaba que debía haber un proceso gradual de prohibición en el que el cannabis fuera la primera sustancia prohibida, posteriormente se tendría que prohibir el opio y finalmente el alcohol.
Los antiprohibicionistas
Las opiniones en contra de la prohibición fueron principalmente de personas que alegaban que era imposible e innecesario prohibir una planta que se consumía desde hacía milenios en la India; si se quería prohibir, se tendría que desarrollar una labor tremenda policial para controlar que nadie traficara con cannabis (por lo tanto tendrían que aumentar las labores policiales y de vigilancia, con lo cual aumentarían los costes del Estado y finalmente aumentarían los impuestos para ello). La prohibición iría en contra de los religiosos mendicantes (shadus, etc…) que lo considerarían como una interferencia en su religión, esto se podría volver un peligro político. La prohibición del cannabis podría llevar al consumo de sustancias más peligrosas como la datura, el opio o el alcohol.
La conclusión de la Comisión es que cualquier prohibición sólo llevaría al aumento del consumo ilícito y el tráfico. La prohibición súbita sería cruel para sus usuarios. Se deberían imponer contribuciones que gradualmente se irían elevando.
Algunas conclusiones generales
El ganja era la sustancia que más beneficios generaba al Estado en concepto de impuestos. El bhang no estaba sujeto a impuestos y es la sustancia más popular (de las tres: bhang, ganja y charas) y más ampliamente usada por los hindúes.
El bhang era más barato y afirmaban no era muy potente, no producía efectos desagradables, ni tan siquiera después de haberlo consumido en grandes cantidades. También se comentaba en el informe que los charas eran muy caros y sólo lo consumen aquellas personas con un poder adquisitivo muy alto.
Los charas y el ganja, estaban rechazados por las clases altas como resultado de los impuestos. Empezaban a apreciar más el alcohol que era más barato (el consumo de alcohol se estaba empezando a desarrollar y también los problemas de su abuso).
Aunque ninguno de los libros religiosos de India exige a sus devotos consumir cannabis, existe una tradición que relaciona el consumo de cannabis con algunas ceremonias religiosas. El ganja estaba especialmente relacionado con el culto al dios Siva. Los devotos de este culto creyeron que el ganja era un atributo especial de este dios y compartir el ganja en su culto era semejante a la comunión en la Iglesia Católica. También en la religión Sikh el uso del cannabis era muy importante. Durante la fiesta llamada Dasehra, cada sikh debía beber bhang en conmemoración de Gobing Singh que alude al uso de bhang en la batalla. Este día se conmemora el día del Nuevo Año solar hindú, el cumpleaños del Gurú Govind Singh y la batalla de 1699 en donde el gurú les dio la victoria. Este gurú fue el que instituyó las normas de las cinco K de los sikh: el kesh (pelo sin cortar), kangha (peineta al turbante), kirpan (la daga), kara (la pulsera de acero) y kachh (pantaloncillos).
Existían muchos consumidores de cannabis y de diferentes condiciones sociales. Pero los únicos usuarios visibles y fácilmente identificables eran los ebrios públicos (aquellos que consumían dosis excesivas de cannabis en la calle) que normalmente se encontraban siempre intoxicados.
Para comprender los efectos del cannabis, la Comisión concluyó que se tenía que tomar en cuenta la frecuencia de uso y la potencia de la preparación (si era bhang, ganja o charas). Además el cannabis se consumía junto con otras sustancias como opio, datura, etc… Lo que hacía sumamente difícil determinar si los efectos adversos se atribuían al cannabis o a las otras sustancias que le acompañaban.
El consumo excesivo de cannabis (que se afirmaba en el informe que era dañino para la salud) era poco usual. Su uso moderado no producía lesiones en la mente e incluso podía ser beneficioso; con respecto a los efectos físicos, su uso moderado no producía prácticamente ningún resultado nocivo; el uso excesivo sí causaba daño, pues tiende a poner al consumidor en una situación más vulnerable a la enfermedad (como es el caso de la disentería); puede causar bronquitis, debido al humo inhalado (tales circunstancias no eran achacables al cannabis en sí); su uso excesivo no producía asma; su uso moderado no producía ningún efecto perjudicial en la mente, pero en sujetos con debilidad o predisposición hereditaria se podía inducir demencia.
Con respecto a la relación entre cannabis y locura, lo que se había hecho era generalizar de unos pocos casos en el que la locura del paciente se había atribuido al consumo de cannabis. De un examen de 222 casos de locura en un informe de 1892, se pudo demostrar que tenían alguna relación con el cannabis 61 casos, pero había que ser muy cautos en las conclusiones a este informe. El uso de moderado de cannabis no tenía efectos adversos en el cerebro, excepto en individuos predispuestos para actuar anormalmente. El uso excesivo indicaba que intensificaba la inestabilidad mental en individuos predispuestos por la herencia a los desórdenes mentales.
Su uso moderado no producía lesión moral de ningún tipo, incluso para los grandes consumidores era ordinariamente inofensivo; no existía ninguna conexión entre los derivados cannábicos y los instintos criminales (Escohotado, 1999: 476). El cannabis era consumido principalmente por las clases bajas, pero no se podía concluir que llevase a conductas delictivas. Los testimonios sobre crímenes producido por consumo de cannabis eran producto del rumor ya que al preguntar a los agentes de policía, ellos no habían conocido ningún caso pero sí conocían casos en el que el alcohol incitó a individuos con temperamento natural violento a actos delictivos. El uso excesivo, sin embargo, indica e intensifica la debilidad moral o depravación. Raramente se producían ataques violentos bajo una intoxicación.
Un consumo excesivo conducía a la pérdida de la propia estima y la degradación moral, pero el efecto sobre la sociedad fue raras veces apreciable. En su último párrafo se lee: “El cáñamo es una hierba santa y benéfica… Prohibir o restringir severamente su uso provocaría grandes sufrimientos y molestias, y una cólera profunda en los numerosos grupos de venerados ascetas. Robaría al pueblo el disfrute de una solaz en la incomodidad, de un remedio en las dolencias, de un guardián, cuya benévola protección libra de los ataques de las influencias malignas” (Andrews y Vinkenoog, 1977:186) (Escohotado, 1999:477).
En zonas insalubres, en condiciones de trabajo duras, las personas atribuyen beneficios al uso moderado de cannabis. La Comisión afirmaba que era imposible eliminar los cultivos de cannabis en la India. La prohibición daría como resultado el uso de drogas más nocivas. El cannabis en la India, además, crecía salvaje y su consumo estaba muy arraigado en la población. La prohibición del bhang sería impopular y provocaría un fuerte descontento. En cuanto al ganja y charas tampoco se debían de prohibir. La Comisión no encontraba argumentos para su prohibición.
Las conclusiones a las que llegaron se podrían resumir en el siguiente párrafo:
“La Comisión está en condiciones de aseverar que estaría injustificada la supresión del uso de bhang. Todos sus miembros están convencidos de que su consumo está muy arraigado entre los hindúes, está incorporado en su religión para muchos de ellos, forma parte de sus costumbres sociales, y tomado con moderación es inocuo, y posiblemente beneficioso en algunos casos y su abuso no es tan perjudicial como el del alcohol” (Iversen, 2001:306).
Recomendaciones de la Comisión
La Comisión recomendó controlar el cultivo de la planta de cannabis, la fabricación, venta e imposición de contribuciones a Hacienda. La prohibición absoluta o medidas represivas de naturaleza severa podían involucrar procedimientos inquisitoriales de carácter impopular.
Finalmente no se le puso una tasa de impuestos al bhang, parece ser que fue gracias a uno de los comisionados, de origen indio, que advirtió que la ley musulmana y la ley hindú prohíben gravar con impuestos cosa que proporcione placer al pobre.
La prohibición de bhang sería totalmente injustificable porque su uso formaba parte de la vida social y religiosa de la India donde su consumo era moderado (como el consumo de té en el Reino Unido o del café en España). El consumo de bhang era difícil de suprimir, la actuación sería impopular y si se prohibía parte de la población podría consumir drogas más peligrosas y dañinas. Aunque el ganja y charas eran potencialmente dañinos consumidos en exceso, la comisión afirmó que su prohibición también era desaconsejable.
El consumo de cannabis en Gran Bretaña
La política del gobierno de intentar restringir el uso de cannabis a través de impuestos era el mejor plan posible para la Comisión. Así controlaban su uso y sobre todo su uso más dañino, de tal manera que evitarían un mal peor, cuanto más peligroso se imponían más contribuciones.
No hubo ninguna preocupación en Inglaterra con respecto al informe indio. Los usuarios de cannabis en Inglaterra eran muy pocos y principalmente artistas. Su consumo era ínfimo, ya que el consumo de moda en Inglaterra era el opio. En esta época el opio se utilizaba para sosegar a los niños, como tratamiento para el cólera, para la diarrea, etc… El opio se utilizó durante la guerra de Crimea de forma medicinal. Los principales productores de opio eran Turquía y Persia (Irán). También estaba de moda en Inglaterra el consumo de láudano (tintura alcohólica de opio) que se disponía en las farmacias; como fue el medicamento Collis Browne basado en opio que se disponía en farmacias a un penique la botella. El Chlorodyne es el nombre de uno de las más famosas patentes de medicina que se vendieron en Gran Bretaña. Fue inventada en el siglo XIX por el doctor Collis Browne de la British Indian Army. Se utilizó originariamente para el tratamiento de cólera. Browne vendió la patente al farmacéutico llamado Davenport que lo utilizaría para el tratamiento de la diarrea, insomnio, neuralgia, migrañas, etc… El ingrediente principal de este medicamento es el láudano (una solución alcohólica de opio), tintura de cannabis y cloroformo. Eliminaba el dolor, era sedante y eliminaba la diarrea. Este fármaco se vendía muy bien y se desarrollaron muchos genéricos.
El Estado prefería tener a pobres en estado de estupor, que armando escándalos por las calles o preparando revueltas. Este informe sobre el cannabis indio no se conoció en los Estados Unidos hasta después de 1969 (J. Kaplan Ed., 1969). Aunque peor es el caso español, ya que nadie se ha interesado realmente por este informe hasta nuestros días.
Bibliografía
Andrews, G. y Vinkenoog, S. (1977). El libro de la Yerba, Anagrama, Barcelona.
Escohotado, A. (1999). Historia general de las drogas, Espasa Forum, Madrid.
Indian Hemp Drugs Commission (1894). Marijuana, Report of the Indian Hemp Drugs Commission, Government Central Printing Office, Simla.
Iversen, L. L. (2001). Marihuana: conocimiento científico actual, Ariel, Barcelona.
Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.