Tres vehículos necesitó un vecino de Boiro este fin de semana para poder volver a su casa. Circulaba con su furgoneta por la AC-305, en Padrón (A Coruña), cuando una patrulla de la Guardia Civil que realizaba un control de movilidad y alcoholemia le dio el alto. El resultado de las dos pruebas realizadas fue superior a la tasa permitida para conducir, de manera que, como fija el protocolo para estos casos, los agentes inmovilizaron su vehículo. El infractor solicitó un taxi para que lo trasladase desde el lugar del control hasta su domicilio.

Al llegar el taxi que debía llevarle a casa, los guardias advirtieron en su conductor “síntomas manifiestos de encontrarse bajo los efectos de bebidas alcohólicas”. De este modo, también el taxista tuvo que someterse a la prueba de alcoholemia, dando un resultado de 0,46 mg/l, una tasa que triplica el límite legal para conductores profesionales.

Fue necesaria la llegada de un tercer vehículo para trasladar al primer conductor a su vivienda de Boiro. Su conductor también tuvo que “soplar”, pero en esta ocasión el alcoholímetro dio resultado negativo.

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