Amaya Alquiza se fue hace dos años a la ‘Spannabis’ de Barcelona y montó después Al-Canna

Amaya es la reina del cannabis, del consentido, del legal, del que no te coloca ni te deja en la cara una sonrisa sin motivo. El suyo es el cannabis de los beneficios naturales, el que se utiliza para despejarte las arrugas de la cara y las patas de gallo; el cannabis terapéutico sin poder psicoactivo que se utiliza contra el insomnio, la inflamación, el dolor de cabeza o las pesadas menstruaciones.

Lo primero que uno piensa cuando pasa por delante de la puerta de ‘Al-Canná’, es en el olor de la marihuana que está presente en casi todos los barrios de la ciudad como si fuera el nuevo perfume oficial de Almería, pero no, la tienda de Amaya no huele a marihuana aunque su fundamento sea el cannabis. “El cáñamo o cannabis sativa tiene un tronco común con la marihuana, pero se diferencian en que mientras que ésta es psicoactiva, el cáñamo no lo es porque tiene muy bajos los niveles de THC, que es la sustancia que coloca”, aclara la dueña del negocio.

Amaya va a cumplir dos años al frente de este peculiar comercio que nació en el corazón de la calle de las Tiendas, después de un viaje de descubrimientos a Cataluña. “Me enteré de que organizaban una exposición, la Spannabis de Barcelona, y como una cateta me fui a ver qué era eso. Me sorprendió descubrir un mundo emergente alrededor del cannabis, una sustancia de la que se estaban haciendo hasta ladrillos para la construcción. Aquello me  cambió la vida y cuando regresé decidí montar la tienda porque de ésto no se conocía nada en Almería”, cuenta.

Ella, como nosotros, pensaba que el cannabis era lo que se utilizaba para hacerse un porro y nada más, hasta que le contaron que hasta las velas que llevó Colón en sus naves para descubrir América estaban hechas de cáñamo, un producto milagrosos rico en ácidos grados esenciales con efectos antiinflamatorios, paliativos, analgésicos, antibacterianos y antivirales.

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Su objetivo, cuando vino del congreso, fue que el público almeriense conociera los milagros de esta planta que lo mismo se utilizaba para dar un masaje calmante que para revitalizar el cabello. “Aquí en Almería se produce mucho cáñamo, pero la mayoría de la gente desconocía las propiedades terapéuticas del producto. Hay cremas que tienen un gran poder antiinflamatorio, aceites esenciales para la piel con reconocidos efectos antioxidantes. Trabajo con una amplia gama de productos de primera calidad basados en más de treinta principios activos naturales”, destaca Amaya.

En su tienda uno puede encontrar desde una solución para intentar descansar mejor, gracias a un producto que mezcla el cannabis con la melatonina, hasta un tratamiento antiedad que según su propietaria, está dando muy buenos resultados. No te quita veinte años de encima, pero atenúa los efectos del paso del tiempo.

Amaya Alquiza se describe como una “buscavidas”  que ha tenido que dar muchas vueltas antes de encontrar un oficio. Es del barrio de la Almedina, nacida en la vivienda de arriba del edificio donde estuvo la histórica bodega ‘En la esquinita te espero’, por donde pasamos varias generaciones de niños aunque solo fuera a comprar el vinagre a granel. Amaya estudió en la Graduada de la calle General Luque, ya desaparecida, en el colegio Santiago del Zapillo y en el Instituto Nicolás Salmerón. Dio muchas vueltas antes de empezar a trabajar. Hizo sus pinitos estudiando auxiliar administrativo y hasta se lanzó a la aventura de los escenarios haciendo cursos de teatro en Sevilla.

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Regresó a su tierra sin haber encontrado un rumbo seguro y probó suerte en varios trabajos, desde la hostelería hasta como monitora en una guardería. Después de recorrer tantos caminos, desde hace dos años parece haber sentado la cabeza con su tienda de cannabis. Poco a poco ha ido haciéndose de una clientela fiel que ha encontrado en los milagros del cáñamo la alternativa que no les daba la medicina convencional. “No me puedo quejar de como va el negocio, aunque estamos tratando de salir adelante en medio de la gran incertidumbre que todos los empresarios tenemos ahora por culpa de la epidemia”, asegura.

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Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.