Seis consejos básicos para fumar por la patilla

¿Hay algo más estimulante para un fumeta tacaño –venga, vale: o para un indigente- que conseguir un montón de buena maría sin gastarse un euro? ¿Se puede cultivar una plantación de marihuana y obtener una cosecha decente sin inversión alguna? Si a tu condición de ratilla no se une la de vago, sigue al pie de la letra estas recomendaciones y tu recompensa estará garantizada.

1. Consigue semillas por el morro

Hay que ser muy lerdo para comprar semillas, con lo fácil que es conseguirlas gratis. No hay más que frecuentar eventos del mundillo cannábico como ferias, concursos y copas y/o inauguraciones. En todos ellos reparten muestras gratuitas y semillas de sus mejores variedades. Hazte con algunas, además de fumar gratis contribuirás a extender su popularidad.

2. Hurga en la basura

O más bien, en los contenedores de reciclaje y puntos limpios. Son una fuente inagotable de recipientes, macetas y contenedores donde plantar y trasplantar tus semillas. Consigue un buen surtido de diversos tamaños y sigue revolviendo un rato, con frecuencia se encuentran hasta bandejas de semilleros. Y si no las encuentras, te queda el recurso de recoger envases de huevos vacíos, que también sirven de semilleros.

3. Abusa de tus amigos

No todos tus amigos son como tú, algunos incluso pagan sus impuestos. El final de la temporada de cultivo es el mejor momento para visitar a tus colegas cannacultores. Seguro que no tienen inconveniente en regalarte su sustrato usado, la fibra de coco u otros medios de cultivo de segunda mano. Eso sí, es esencial que sean amigos de confianza y cultivadores orgánicos, porque reciclar sustrato con residuos químicos podría ser peligroso para tu cultivo “by the face”.

4. Recicla cacas y pises

Una vez obtenido el sustrato gratuito, hay que enriquecerlo y mejorarlo para convertirlo en el medio ideal de cultivo para tus marías. Para este enriquecimiento, nada mejor que ingredientes naturales como compost casero, humus (caca) de lombrices del jardín, más caca de cualquier animal, orina humana, o tierra rica en minerales obtenida en la entrada de agujeros y madrigueras (también rica en caca).

5. “Abona” con sol y agua del grifo

Un tacaño sólo cultiva en exterior -faltaría más-, y si vive en el hemisferio norte le basta con respetar el ciclo solar de cada estación: crecimiento vegetativo durante el verano (en que predomina el extremo azul en el espectro de la luz solar) y floración en otoño, con el extremo rojo en su apogeo que favorece el desarrollo floral del cannabis.

Para el riego, puedes utilizar sencillamente agua del grifo, dejándola reposar durante 24 horas para eliminar el cloro.

-¡Ajá! -dirás si eres un auténtico tacaño -¡Te he pillado! El agua del grifo no es gratuita, ni mucho menos-. Cierto, para que esta lista de consejos sea exacta, sustituye el agua del grifo por agua de lluvia. En el hemisferio norte la lluvia llega al suelo con un pH prácticamente neutro, el ideal para la planta de cannabis. Además el agua de lluvia tiene un contenido en contaminación química mucho menor que el agua del grifo. Y desde luego, se consigue gratis (salvo en Sevilla, donde hay que hacer procesiones).

6. Fertiliza con recetas caseras

Para reforzar la salud y desarrollo de tus plantas necesitas añadir al agua nutrientes o fertilizantes, sobre todo en determinados momentos de su cultivo. Por supuesto, puedes obtenerlos sin gastar un euro, recogiendo las variadas especies de plantas silvestres cuyas hojas los contienen (ortigas, bardanas, etc. están entre las mejores).  Trocea las hojas en un balde de agua y añade una taza de azúcar -que habrás pedido prestada al vecino-, para preparar una infusión orgánica casera. Cuando lleva una semana fermentando, las hojas se descomponen en un rico caldo de calcio, hierro y nitrógeno, más los hidratos de carbono del azúcar.

Como acelerador, avanzada la fase vegetativa, añade a la infusión tu propia orina -llamémoslo “autorreciclaje”-. Su contenido en nitratos de amoníaco se convierte en una fuente de nitrógeno ideal para abonar las plantas, especialmente si éstas muestran algún signo de deficiencia.

A finales de otoño tendrás tu cosecha, una cosecha lograda sin robarle a nadie ni gastar dinero. Eso sí, ya que eres un tacaño, no seas cutre para todo lo demás: invita a tus generosos amigos a disfrutar del material cosechado y escribe a los fabricantes de tus semillas gratuitas para felicitarles por sus magníficos productos. La elegancia tampoco cuesta dinero.

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Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.