Así dice Antonio González, líder latino en los Estados Unidos. Y añade: «Sería un paso decisivo para reconocer el fracaso de 40 años de guerra contra las drogas».
México debe apoyar la iniciativa para legalizar la mariguana en California como un paso hacia la reducción de la violencia e inseguridad que padecen los pueblos en ambos lados de la frontera, sostiene uno de sus principales promotores latinos.
Antonio González, presidente de la Liga de Votantes Latinos y uno de los principales líderes latinos en Estados Unidos, considera que si la llamada Proposición 19 triunfa (señala que tiene una ventaja de entre 10 a 15 puntos por ahora), sería un paso decisivo para reducir la violencia del negocio ilícito de drogas y reconocer el fracaso de 40 años de la guerra contra las drogas.
La Proposición 19, que será sometida a referéndum en California a principios de noviembre, legalizaría el consumo personal de cannabis y controlaría su venta y distribución de la misma manera que bebidas alcohólicas. (para mayor información: http://yeson19.com).
«La legalización de la cannabis en California reduciría la violencia del negocio de drogas tanto aquí como en las guerras antinarcóticos en América Latina, particularmente en países como México y Colombia. Un 60 por ciento de las ganancias del narcotráfico están basadas en la mariguana, y California es el estado con el consumo más grande del país», afirmo González en entrevista con La Jornada.
Los costos de la guerra contra la droga en Estados Unidos han tenido un impacto negativo contra las minorías aquí, así como contra pueblos enteros en el tercer mundo, señaló. «Nada más hay que ver hechos básicos: los negros y los latinos son arrestados y/o encarcelados entre 2 a 10 veces más por el uso personal de mariguana. Esos arrestos, aun si uno no es encarcelado, dejan a todos fichados y te excluyen de, por ejemplo, préstamos federales para la universidad y ciertos beneficios gubernamentales, empleo federal, vivienda subsidiada, etcétera. Tu hijo o hija tienen así una marca para siempre sólo por haber fumado cannabis«.
«Una política diferente llevaría a menos racismo contra nuestros jóvenes negros y latinos, más oportunidades de vida, y menos deportaciones de trabajadores inmigrantes por delitos -ya que el arresto por mariguana es una de las principales bases usadas para ordenar deportaciones- y el principio para poner un fin al poder de los cárteles de droga en México», resumió González.
Además de la ausencia de los efectos negativos, hay varios positivos, continúa González al presentar el argumento en favor de la legalización que él y una amplia coalición de organizaciones comunitarias, defensores de derechos civiles y de jóvenes, y reformadores penales, junto con algunos políticos, promueven por todo el estado de California. «Por ejemplo, la mariguana no regulada está más disponible para los menores de edad que las bebidas alcohólicas. Además, habría un enorme ahorro para los contribuyentes, ya que el estado y las ciudades ya no destinarían tantos recursos a policías dedicados a perseguir a los que cometen un delito sin víctimas, o sea, a los usuarios de mariguana. Es hacer lo mismo que lo que hizo Franklin Roosevelt en 1933, cuando relegalizaron el alcohol y pusieron fin a la prohibición, y con ello no sólo acabaron con la violencia de los equivalentes a los narcotraficantes hoy, sino que generaron beneficios fiscales.
González, también presidente del Instituto William C. Velazquez, agregó que en California tenemos una industria de mariguana por un valor de 14 mil millones. Los cálculos son que si se le impone un impuesto, se generarían unos mil millones de dólares anuales, los cuales podrían ser dedicados a financiar programas de educación sobre droga, educación pública, servicios de salud y más, continuó. Señaló que otros beneficiados serían los granjeros, ya que producir mariguana ya es de por sí un negocio rural lucrativo. Hoy día, el cultivo de mariguana ya supera al de cualquier otro producto agrario en California en términos de valor monetario (California es el estado agrario más importante de Estados Unidos). Al legalizarla, habría mayor producción, y con ello más empleo.
Para González la oposición a la legalización y el interés político en continuar promoviendo la guerra antinarcóticos es prueba, testimonio, del racismo en la sociedad estadunidense, porque a fin de cuentas la guerra contra las drogas es contra negros y latinos dentro del país, y es una guerra contra América Latina y ciertas partes de Asia, una guerra contra el mundo en desarrollo; es una justificación para eso. Remata: la guerra contra las drogas es una metáfora para la relación de dominación estadunidense de América Latina por 200 años.
Al argumentar por qué los mexicanos deberían apoyar este tipo de iniciativas de legalización de drogas en Estados Unidos, González subrayó que «los mexicanos en México han visto lo peor de la guerra contra las drogas -muertes, discriminación, desestabilización, desigualdad- tanto dentro de México como en la relación bilateral con Estados Unidos», comenta González. Como resultado hay más disposición a considerar la legalización en México y que hasta algunos líderes de la cúpula política mexicana se están inclinando en esa dirección, por autopreservación.
Sin embargo, mexicanos en California «están muy divididos sobre este tema, y los políticos latinos han evadido el asunto también, por miedo de que pudiera dañarlos políticamente. He tenido políticos que dicen estar a favor de la Proposición 19, y que me dicen voy a votar por ella, pero no voy a decir una sola palabra en público, porque no quiero que me acusen de ser ‘el candidato mariguana'».
Yo veo que esto es una gran oportunidad para que mexicanos en México hablen con mexicanos en California, porque si estos últimos (con derecho al voto aquí) votan por la Proposición 19, ésta triunfará. El voto latino en California corresponde a 20 por ciento del total. Es una gran oportunidad para líderes en México llevar el mensaje a sus contrapartes en California e instarles: ayúdenos a acabar con la guerra en México, vote sí a la Proposición 19 en California, concluye.