La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, descartó la legalización de la marihuana en su país, en los términos en los que fue aprobada en Uruguay, en un encuentro con corresponsales de medios extranjeros en la noche del martes.
“Aquí en Brasil no cabe la legalización de la marihuana”, porque se trata de un país donde existe el crimen organizado y las principales drogas son el crack y la cocaína, señaló, aunque uno de los motivos que se ha defendido en Uruguay para regular el mercado de marihuana fue que esta medida colaboraría en la lucha contra el narcotráfico.
“En Brasil la pauta no es la legalización, es el combate, ayudar en el tratamiento de adictos y la prevención”, dijo la presidenta de Brasil.
Por tratarse de una gran cuestión de seguridad, “nuestra función es controlar armas y drogas en la frontera”, destacó Rousseff y elogió al que consideró su amigo, el presidente José Mujica, de quien dijo “está por delante de su tiempo”.
También consideró que el presidente uruguayo responde a las condiciones de su país, muy diferentes de las de Brasil.
Uruguay se convirtió en diciembre en el primer país en el mundo en el que la producción y comercialización de la marihuana estará bajo control estatal (hasta 40 gramos mensuales por consumidor), una iniciativa impulsada como un experimento para combatir el narcotráfico. Las declaraciones de la presidenta de Brasil refuerzan que la medida tomada por Uruguay está lejos de su horizonte. De hecho, una ley en Brasil establece la expropiación de las tierras donde se cultiven drogas psicotrópicas.
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Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.