Ondara firma su primer contrato en el mayor mercado europeo de cannabis medicinal y reabre una ventana de empleo para Soria, mientras España sigue sin una regulación integral que aproveche la oportunidad
La historia de los invernaderos de Garray, en Soria, es un espejo de lo que España ha sido y aún puede ser en la economía verde: talento, inversión y tecnología… y una regulación que siempre llega con retraso. Allí donde hace una década florecían rosas de exportación, hoy crecen plantas de cannabis medicinal con destino a farmacias alemanas. La empresa Ondara ha rubricado su primer acuerdo comercial con ADREXpharma, distribuidora germana con cobertura en prácticamente la totalidad del canal farmacéutico del país. Es una noticia relevante para Soria —y más allá— porque devuelve pulso a un proyecto que ha atravesado contratiempos de manual: quiebras, compraventas fallidas, retrasos regulatorios y tropiezos logísticos. Ahora, por fin, hay producción, cliente y horizonte.
Conviene situar los hechos
Ondara opera en los invernaderos tecnificados de Garray, en el Parque Empresarial del Medio Ambiente. Tras el ocaso de Aleia Roses, que llegó a ser el mayor exportador de rosas de España, los activos pasaron por concurso y cambios de manos hasta desembocar en un plan industrial centrado en el cannabis medicinal. La cronología es áspera, pero conocida en Soria: la autorización clave de la AEMPS llegó en julio de 2025; en agosto se plantó el primer lote clonado a partir de plantas madre, y en octubre se anunció el primer contrato de venta a Alemania. Un camino con baches, sí —en enero hubo que desechar plantas por mala recepción—, pero con hitos técnicos y regulatorios que empiezan a alinearse.
Por qué importa ADREXpharma
Que el primer cliente sea ADREXpharma importa. Se trata de un operador con red en el canal farmacéutico alemán y experiencia probada en diferentes formatos (flor, extractos). La propia compañía presume de servir “aproximadamente 19.000 farmacias”, una cifra tradicional en los análisis del sector, si bien los datos oficiales de la patronal ABDA sitúan el número de oficinas de farmacia en 17.041 a cierre de 2024. Más allá del baile de cifras, el mensaje es nítido: Alemania dispone de un canal farmacéutico capilar y demandante, y ahí quiere jugar Ondara.
El contexto alemán
El contexto alemán ayuda a entender la oportunidad. Desde la entrada en vigor del CanG (la ley que articuló la despenalización del uso adulto y saneó el marco del medicinal) en 2024, el mercado sanitario ha crecido y las importaciones se han disparado. Tanto que el Gobierno alemán ha reaccionado este octubre con un borrador para restringir la venta online y exigir prescripción y dispensación presencial en farmacia, sin cerrar la puerta —ni mucho menos— a la entrada de producto importado siempre que cumpla GMP. Para un productor europeo que aspire a EU-GMP y ya esté GACP (las buenas prácticas de cultivo), este es un tren que pasa ahora. Y pasa rápido.
Impacto para Soria
Por eso la noticia va más allá de una anécdota empresarial. Soria, provincia castigada por la despoblación, puede convertir Garray en un polo de bioeconomía con empleos cualificados y de cadena larga: agronomía, control de calidad, logística en frío, cumplimiento regulatorio. No es casual que el Cesefor haya señalado a Ondara como un referente tecnológico en el agro; cuando una empresa pasa de la retórica a los lotes y del papel a la auditoría, el ecosistema lo percibe. Falta que la administración autonómica y estatal pavimenten la senda con seguridad jurídica, formación y servicios —vivienda, transporte— para que el empleo que se anuncie no sea efímero.
Política pública
Aquí conviene abrir el plano y hablar de política pública. España mantiene una posición tímida: permite cultivos con fines medicinales bajo autorización de la AEMPS, exporta principio activo o flor a mercados regulados, pero sigue sin desplegar una regulación integral que abarque desde investigación clínica hasta acceso de pacientes con transparencia y trazabilidad. Esa cautela nos ha hecho perder tiempo frente a países que ya operan con normalidad en la ventana europea abierta por Alemania. En este tablero, Soria no pide favores; pide que España deje de autoimponerse frenos. No es razonable que las plantas sorianas viajen miles de kilómetros a aliviar el dolor de pacientes alemanes y, en cambio, los nuestros tengan que sortear barreras que la evidencia científica no justifica.
La defensa de una legalización responsable —con controles, fiscalidad, prevención y evaluación— no es una bandera excéntrica; es política sanitaria y política industrial. Legalizar es regular mejor: cerrar el paso al mercado ilegal, proteger al menor, estandarizar potencias, exigir análisis de pesticidas y metales pesados, y recaudar para invertir en educación y salud mental. El cannabis medicinal no es el todo del debate, pero sí el territorio donde se reconocen primero la compasión y la ciencia. Cuando Alemania aprieta el canal presencial para asegurar consejo farmacéutico, no desanda el camino: ordena el mercado. España debería tomar nota.
Certificaciones y calidad
Que Ondara proclame ya producción y pipeline de ventas es esperanzador. La propia compañía comunica que trabaja con GACP y persigue la certificación EU-GMP, requisito de oro para consolidar contratos sostenibles en la UE. Aquí se juega el partido de verdad: consistencia lote a lote, auditorías, farmacovigilancia, estabilidad de perfiles de cannabinoides y terpenos. Si Garray es capaz de industrializar la calidad y diversificar clientes, el empleo volverá. Pero no basta con la épica de haber sobrevivido al desbarajuste: hace falta gobernanza, transparencia y cuentas claras con una plantilla que ha soportado ERTE y demoras. La economía de Soria no admite otro espejismo.
Mirada europea
El capítulo alemán, en cualquier caso, dice algo más profundo: Europa necesita productores de cercanía para un mercado médico en expansión; en 2025, las importaciones alemanas han batido récords y el número de pacientes sigue creciendo. Si España se limita a ser vivero barato, otros capturarán el valor añadido del procesado farmacéutico, de la marca y de la investigación clínica. La alternativa es liderar, y para eso hay que legalizar con inteligencia: apostando por la evidencia, impulsando ensayos, regulando el acceso y profesionalizando la cadena. Si las rosas de Garray enseñaron que Soria podía exportar belleza, el cannabis medicinal puede demostrar que también exporta salud y tecnología. La oportunidad está aquí. Que no vuelva a pasarnos de largo.

Manu Hunter
Periodista cannábico con un estilo desenfadado pero siempre riguroso. Cuenta historias que prenden, informan y desmontan mitos, acercando la cultura cannábica al mundo con frescura y credibilidad. ¡Donde hay humo, hay una buena historia!


















