Diversos enfoques presentan las iniciativas populares de legalización en Alaska, Oregon, Washington D.C. y Florida

Las elecciones legislativas de noviembre representan la próxima ronda en la reforma de la legislación sobre la marihuana en Estados Unidos. Los esfuerzos por reformar la regulación de la marihuana se verán reflejados en las elecciones de Alaska, Oregon, Washington D.C. y Florida.

La ola de iniciativas legislativas populares sobre la marihuana continúa la experiencia iniciada en 2012, cuando se la legalizó en Colorado y en el Estado de Washington. Pero una mirada cercana revela diferencias significativas entre ambas.

Alaska

Las reformas de la Iniciativa 2 en Alaska son similares a los de la legislación vigente de Colorado. Los residentes de Alaska mayores de 21 años tendrían la autorización de poseer hasta una onza (28,3 gramos) de marihuana, mientras que el límite para el cultivo doméstico sería de 6 plantas.

Sin embargo, Taylor Bickford, de la Campaña para regular la marihuana como el alcohol en Alaska, dice que Alaska es una sociedad cultural, social y políticamente distinta al resto de los Estados en los que se votarán iniciativas similares. “Lo que hace a Alaska diferente es que ya tenemos las tasas de consumo más altas del país. Es una situación diferente”,  le dijo Bickford al PanAm Post. “Eso es políticamente importante, porque no le estamos pidiendo a los votantes aprobar una iniciativa que introducirá a la marihuana en el Estado por primera vez. […] Todos en el Estado conocen a alguien que consume marihuana, si no lo consumen ellos mismos”, agregó.

Aunque el Estado más norteño de la unión es considerado un bastión conservador, Alaska en realidad ha permitido la posesión de marihuana a partir de un fallo de la Corte Suprema en 1975, y el uso medicinal es legal desde 1998. Sin embargo, los esfuerzos para legalizar la venta de cannabis para uso recreativos ya ha fracasado en dos oportunidades, la primera en 1990 y la segunda en 2004.

Bickford dijo que Alaska tiene un “rasgo muy libertario” que ha influenciado la perspectiva acerca de la marihuana en las últimas décadas. “No es un Estado tradicionalmente Republicano. […] Hay un montón de conservadores que viven en áreas rurales que generalmente quieren que el Gobierno los deje tranquilos”.

La situación legal actual de la marihuana en Alaska es única. Si bien los médicos están autorizados a prescribir marihuana para uso medicinal, no existen dispensarios de marihuana medicinal, por lo que los pacientes son obligados a recurrir al mercado negro. Los defensores de la iniciativa popular no solo buscan avanzar el futuro del consumo de la marihuana en el Estado, sino que además tienen como objetivo cerrar las lagunas que dejaron legislaciones anteriores.

Si es aprobada, el Consejo de Control de Bebidas Alcohólicas regulará la producción y venta de marihuana, y cobrará un impuesto de US$50 por onza al momento de la venta. Se proyecta que la legalización sumará entre $10 y $15 millones en recaudación fiscal, con un costo de $7 millones en regulaciones.

Sobre las posibilidades de ser aprobada, Bickford no está seguro. “Es una gran incógnita”, dice, “se han hecho encuestas por todos lados, y no creo que nadie puede asegurar cómo va a salir esto”.

Oregon

La Iniciativa 91 en Oregon ha sido señalada como la propuesta más generosa a la fecha, por lo menos en lo que concierne a cantidad. Si resulta aprobada, permitirá la posesión legal de hasta ocho onzas (226,8 gramos) en forma de planta, una libra (454,6 gramos) de comestibles y 72 onzas (2 kilogramos) de derivados líquidos. Sin embargo, Brad Reed, director adjunto de comunicaciones de New Approach Oregon, le dijo a PanAm Post que esa información puede ser “algo imprecisa”.

La legislación de Oregon “es igual a la de Colorado y Washington, en tanto que permite hasta una onza para tenencia en público”, dijo Reed. “Donde nosotros diferimos, es que la ley permite hasta ocho onzas de marihuana para posesión en el hogar”. De hecho, según Reed, la Iniciativa 91 es “un poco más restrictivo que la ley de Colorado, que permite el cultivo hogareño de hasta 12 plantas”. En Oregon, solo se permitirán 4 plantas, siempre y cuando “estén fuera de la vista del público”.

En 1973, Oregon se convirtió en el primer Estado en despenalizar la posesión de marihuana. Sin embargo, al igual que en Alaska, la iniciativa popular que proponía una legalización completa fracasó en 2012, logrando el apoyo de poco menos del 47% de los votantes.

Como en las propuestas de los otros Estados, la iniciativa 91 propone gravar a los productores de cannabis. De acuerdo con Reed, las tasas impositivas fueron específicamente diseñadas “para ser lo suficientemente bajas para desplazar al mercado negro […] para mantener a los precios competitivos, pero también para recaudar los dólares necesarios para recursos vitales del Estado”.

Si se aprueba, la Comisión de Control de Licor de Oregon impondrá un impuesto de $35 a los puntos de venta, cuyos ingresos serán asignados para sectores específicos. “Consiste en un 40% para escuelas, 35% para la policía estatal y local, y un 25% para prevención y tratamiento de drogas y programas de salud mental”.

La Oficina de Recaudación Legislativa de Oregon estima que las ventas de marihuana generarán entre $6,5 millones y $12,8 millones en 2016, lo que significa un crecimiento de la recaudación impositiva de unos $20 millones en cada uno de los próximos dos años.

La encuesta más reciente muestra una tendencia favorable a la legalización, con un 52% a favor y un 41% en contra.

Washington, D.C.

La Iniciativa 71 en Washington, D.C., es distinta a los esfuerzos de legalización en Alaska y Oregon, así como también de los anteriores en Colorado y Washington. “D.C. es único, porque no es un Estado”, explicó Nikolas Schiller, director de comunicaciones de la Campaña DC Cannabis.

“El artículo 1, sección 8, cláusula 17 de la Constitución estadounidense le otorga al Congreso jurisdicción exclusiva sobre el Distrito de Columbia. Los residentes del D.C. pueden elegir a su alcalde y al concejo municipal, pero toda la legislación debe recibir la aprobación del Congreso”.

A diferencia de Alaska, Oregon, Colorado y Washington, en realidad en D.C. la ley no permitirá la venta de cannabis. Las iniciativas de los votantes no pueden impactar directamente en asuntos presupuestarios porque el distrito está bajo la administración del Gobierno federal, de modo que los impuestos y la regulación de la venta de marihuana no es parte de la actual propuesta legislativa.

“En cambio, las iniciativas populares pueden expandir libertades”, dice Schiller. “Esa es la diferencia principal entre D.C. y otros esfuerzos [de legalizar la marihuana] en otros Estados. Esto se trata de la expansión de las libertades de los residentes de D.C.”.

Sin embargo, hay indicios de que la venta de marihuana legal podría ser el próximo paso en el distrito. En un reciente debate, dos de los tres candidatos para las venideras elecciones de alcaldía —incluyendo a la favorita del Partido Demócrata Muriel Bowser— dijo que de ser electa tomaría medidas para que puedan abrirse locales de venta.

Incluso si la Iniciativa 71 es aprobada, la posesión de marihuana en la ciudad permanecerá en una área legal gris, porque el Gobierno federal es dueño de gran parte de las tierras del distrito. “Alrededor del 22% de la tierra en D.C. es del Gobierno Federal, y la ley local no prima sobre la ley federal”, explicó Schiller. “Entonces, si alguien se encuentra caminando en la Explanada Nacional con 2 onzas o menos en su bolsillo, la cantidad legalmente permitida, podría ser arrestado”.

Este asunto quedará sin resolver cualquiera sea el resultado de las elecciones en noviembre. Meses atrás, el concejo municipal de Washington D.C. redujo la pena para la posesión de menos de una onza de marihuana a una multa de $25, sin posibilidad de ir a la cárcel.

Esta es la sanción si uno es detenido con marihuana en las calles municipales de la ciudad. Sin embargo, si uno se encuentra en los terrenos federales, incluyendo áreas como Dupont Circle o Meridian Hill Park que son frecuentadas tanto por turistas como por residentes de D.C., las penas que deberán enfrentar son mucho más duras.

El apoyo a la legalización en D.C. es más fuerte que cualquier otra medida que se someterá a votación el próximo noviembre. Una reciente encuesta del Washington Post mostró que los defensores de la legalización superaban a los que se oponían “por un margen de casi 2  a 1″.

Si la iniciativa sale victoriosa, deberá pasar por la nueva composición del Congreso en enero de 2015 antes de que pueda entrar en vigencia.  Sin embargo, Schiller y otros impulsores de la legalización están contando con el hecho de que el Congreso no tiene que necesariamente llevar a cabo una acción para que la ley quede vigente. “Es una aprobación pasiva”, explicó, “que [el Congreso] no haga nada… [es] lo que esperamos que suceda”.

Florida 

El caso de Florida es distinto. La Enmienda 2 de ese Estado está enfocada en la marihuana medicinal. Si es aprobada, permitirá “el uso medicinal de marihuana para individuos con enfermedades debilitantes determinadas por un médico registrado en Florida”.

A pesar del hecho de que la medida no legalizará completamente el cannabis, los activistas prolegalización se enfrentan al desafío más duro. En 2006, los votantes aprobaron la Enmienda del requisito de una súpermayoría en Florida, lo que lo convirtió en el segundo Estado donde se requiere el 60% de los votos para aprobar enmiendas a la Constitución estatal.

Aunque la aprobación parecía probable a comienzos de año, una encuesta reciente sugiere que superar el umbral del 60% será un difícil obstáculo para quienes abogan por la Enmienda 2. El cambio en la opinión pública se debió a un sustancial incremento en la financiación de grupos conservadores opositores a la medida.

“Esta es la primera vez que una campaña de esta naturaleza se enfrenta a una organización bien financiada y organizada”, dijo al PanAm Post Ben Pollara, jefe de campaña en Unidos por el Cuidado.

Pollara se refiere a los millones de dólares que han llegado desde fuera del Estado de Florida para intentar mantener ilegal a la marihuana en el Estado. “La historia de estas campañas es que no enfrentan ese tipo de oposición. Pero los opositores aquí en Florida —quien, dicho sea de paso, están en su mayoría financiados por personas que no son de Florida— han invertido alrededor de $4 millones para derrotarnos”.

Pollara, sin embargo, mantiene el optimismo. “Ha habido un apoyo bastante amplio desde todos los sectores…. Estamos siguiendo las encuestas todos los días, y todavía estamos muy cerca de alcanzar la cifra del 60%”.

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Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.