La legalización prometió prosperidad, pero la realidad ha golpeado con fuerza a los pequeños productores
La industria del cannabis ha recorrido un largo camino en las últimas cuatro décadas. De ser una actividad clandestina, ha pasado a convertirse en un negocio multimillonario con presencia en varios estados y países. Sin embargo, esta transformación ha estado llena de desafíos: sobrerregulación, competencia del mercado negro y un marco legal contradictorio a nivel federal.
Con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, muchos se preguntan si su segunda administración traerá alguna novedad positiva para el sector del cannabis o si la crisis continuará.
Humboldt County: el corazón del cannabis en EE.UU.
Para entender la evolución de esta industria, es fundamental mirar a Humboldt County y el Emerald Triangle en California. Esta región fue clave en la historia del cannabis en EE.UU., pasando de ser un refugio para los hippies de los años 60 a convertirse en la cuna del cultivo de alta calidad.
Lo que comenzó como una actividad de autosuficiencia en comunidades alternativas, se transformó en un motor económico que llegó a generar miles de millones de dólares. Durante los años 90, los cultivadores podían vender cannabis a USD 5.000 por libra, permitiéndoles prosperar y sostener la economía local.
Pero todo cambió con la legalización.
Legalización: una promesa que se convirtió en pesadilla
En 2016, California aprobó la Proposición 64, legalizando el uso recreativo del cannabis. Para muchos pequeños productores, esto parecía el final del miedo a la persecución y el inicio de una nueva era de libertad y prosperidad. Sin embargo, la realidad fue muy distinta.
El costo de la legalización resultó ser prohibitivo para la mayoría de los cultivadores tradicionales. Entre permisos, impuestos, evaluaciones ambientales y auditorías de uso del agua, la inversión mínima para operar legalmente pasó de USD 20.000 a más de USD 100.000.
Pequeños productores, que durante décadas habían trabajado sin problemas, quedaron ahogados en regulaciones. Al mismo tiempo, las grandes corporaciones entraron con facilidad en el mercado, impulsadas por inversores con el capital necesario para cumplir con las nuevas reglas.
El precio del cannabis se desplomó. De los USD 5.000 por libra en los años 90, cayó a USD 500 tras la legalización y luego a USD 250, una cifra que hacía inviable la supervivencia de pequeños agricultores.
El mercado negro sigue ganando la batalla
Paradójicamente, la legalización no eliminó el mercado negro. Al contrario, se fortaleció. En 2022, el mercado legal de cannabis en California generó USD 5.3 mil millones, pero el mercado ilegal movió más de USD 8 mil millones, superando ampliamente al regulado.
Los consumidores han seguido comprando en el mercado negro porque:
- Los impuestos estatales y locales encarecen el cannabis legal hasta un 40%.
- Muchas ciudades han prohibido los dispensarios legales, creando «desiertos de cannabis» donde la única opción es la compra ilegal.
- Los pequeños productores han recurrido a vender en el mercado negro para sobrevivir, evadiendo las altas tasas y regulaciones.
Mientras tanto, las autoridades han cerrado cientos de dispensarios ilegales, pero las leyes confusas y los fallos judiciales han permitido que muchos continúen operando.
¿Qué pasará con los pioneros del cannabis?
El golpe más duro ha sido para los cultivadores originales de Humboldt County. Muchos, ahora en sus setenta y ochenta años, han visto cómo su sustento de décadas desaparece. Sin ingresos ni pensiones, algunos intentan vender sus tierras, pero los precios han caído drásticamente.
Otros han tratado de diversificarse con el turismo cannábico, ofreciendo experiencias en sus granjas. Pero la mayoría enfrenta un futuro incierto, olvidados por el mismo sistema que ayudaron a construir.
¿Qué hará Trump con el cannabis?
Con Trump de vuelta en el poder, las expectativas son inciertas. Su primera administración bloqueó los intentos de legalización federal, pero permitió a los estados regular por su cuenta.
En esta segunda presidencia, hay dos posibles escenarios:
- Mayor represión al cannabis: si Trump adopta una postura más conservadora, podría reforzar las restricciones federales, dificultando aún más la industria legal.
- No intervención federal: si sigue su política anterior, el mercado negro podría seguir floreciendo mientras los estados mantienen sus propias regulaciones.
¿Hay esperanza para la industria del cannabis?
La legalización del cannabis en California benefició a las grandes corporaciones y dejó atrás a los pequeños productores. El sistema actual ha creado un mercado inaccesible para quienes construyeron la industria, mientras el mercado negro sigue dominando.
Si la regulación no cambia —con menos impuestos y menos trabas burocráticas—, el futuro de la industria seguirá en manos de los grandes inversores y los traficantes ilegales.
La pregunta ahora es: ¿permitirá Trump 2.0 una verdadera reforma, o la crisis del cannabis solo se profundizará?
Acerca del autor
Escritor especializado en cannabis y residente en Miami, combina su pasión por la planta con la vibrante energía de la ciudad, ofreciendo perspectivas únicas y actualizadas en sus artículos.