Se le consideraba uno de los hombres más inteligentes de Francia. Escritor francés de novelas clásicas que figura entre los grandes de la literatura universal. Fue representante de la llamada novela realista del siglo XIX en Francia. Era un trabajador infatigable, elaboró una obra escrita monumental, la Comedia humana, de varias decenas de novelas cuyo objetivo era describir a la sociedad francesa de su tiempo.

© Isidro Marín Gutiérrez

Fue un adicto al trabajo, débil de salud por sus excesos de falta de sueño y de consumo de café, endeudado por sus fuertes inversiones de riesgo, huidizo ante sus acreedores bajo nombres falsos en diferentes casas. Amante de muchas mujeres antes de casarse en 1850 con la condesa Hanska, a quien había cortejado durante diecisiete años. Es cierto que ganó mucho dinero con sus novelas pero no fue suficiente para compensar las pérdidas en las malas inversiones. Creó un periódico y construyó un palacio; pero murió arruinado en medio de un lujo increíble.

Infancia

Su nombre original era Honoré Balssa y nació en Tours, el 20 de mayo de 1799. Fue el segundo hijo de la familia, el primero, Louis-Daniel había muerto al cabo de un mes. En Tours nacieron sus hermanas Laure y Laurence, y su hermano menor Henry-François. Honoré era hijo de un campesino convertido en funcionario público del Directorio, el órgano de gobierno instaurado en Francia tras la Revolución de 1789, logrando un lucrativo puesto en la intendencia del ejército. Posteriormente pasó a trabajar como primer secretario de la casa de banca Daniel Dourmerc de París. A la edad de 50 años se casó con Anne-Charlotte-Laure Sallambier, de 18 años, hija de uno de sus superiores. Luego se fue a Tours como Comisario de Subsistencias, encargado de coordinar la adquisición de víveres y pertrechos para la 22ª división del ejército francés.

Honoré tuvo una infancia muy difícil ya que sus padres no le brindaron el amor que se espera de las figuras paternas. Al nacer fue confiado a una nodriza con la que vivió hasta la edad de cuatro años. Cuando vivió en casa de sus padres éstos le trataron como a un extraño. A la edad de 8 años fue enviado al internado de Vendôme, donde pasó los siete siguientes años. Las condiciones de vida en el colegio eran duras ya que sus padres apenas le visitaban, no tenía vacaciones escolares, sus padres no le enviaban dinero y por eso era ridiculizado por sus compañeros, el sistema de estudio basado en la memorización hacía que Honoré tuviera las peores calificaciones. Su actitud desganada le valieron frecuentes castigos, tanto corporales como en celdas de castigo.Mal estudiante y algo apático en sus primeros años, pasó casi toda su infancia interno en colegios, separado de sus padres, cuya situación económica y social mejoró cuando Napoleón Bonaparte se convirtió en Cónsul vitalicio.

De 1807 a 1813 el joven Balzac devoraba libros de todo tipo. La lectura se había convertido para él en una especie de hambre que nada podía satisfacer. En 1814 Honoré abandonó el internado, al parecer tras haber sufrido una larga enfermedad indeterminada. Se dice que tuvo una especie de estado de coma debido a la congestión de ideas. Tras la caída del Imperio Napoleónico, Bernard-François pierde sus cargos al servicio del Estado. La familia se trasladó a las afueras de París, a la localidad de Villeparisis.

Infancia y juventud

Obligado por sus padres, estudió Derecho en París y comenzó a trabajar como pasante de un notario, sin tener ningún interés por la profesión de 1818 a 1821 y se formará una opinión bastante negativa de los manejos económicos de la alta sociedad francesa. Su mayor ilusión era la literatura pese a la oposición de su padre. En 1816 lo mandaron a estudiar a la Sorbona. Honoré por esta época tiene ya un gusto apasionado por el ocultismo, está interesado en teorías de Swedenborg, así como el martinismo y las ciencias ocultas. Está convencido del poder de la voluntad y cree que el hombre tiene el poder de actuar por su propia fuerza de la vida y que se proyecta fuera de sí mismo. De vez en cuando a practicar el magnetismo curativo por el imposición de las manos. Su afición a la lectura y a la literatura le hacen dedicarse de manera profesional a las mismas, pero encuentra muchos impedimentos familiares.

En 1819 Honoré anuncia a su familia la intención de establecerse en París como escritor de éxito.El disgusto de su madre vino compensado por una actitud más comprensiva de su padre, que le concedió un plazo de dos años: debería vivir totalmente solo con una renta mínima de sesenta francos al año; si su vocación era real aguantaría, si no, no tardaría en regresar a la comodidad que le ofrecía su familia. Balzac se instaló en una buhardilla y comenzó a pasar todo tipo de privaciones, mientras intentaba vender sus escritos.

Inicios literarios

Pese a la oposición familiar, logra su objetivo y en el verano de 1819 se instaló en París, donde vivió pobremente. Su primera obra teatral, Cromwell (1819), fue leída en público y supuso un estrepitoso fracaso, hasta el punto de que un crítico llegó a decir que “el autor debe dedicarse a lo que sea, excepto la literatura”.

Hacia 1821 conoció a Auguste Lepoitevin, un aspirante a escritor que le propuso a Honoré escribir novelas y Lepotevin se encargaría de venderlas a editores. En un año publicó tres novelas de esta forma. Pero decidió escribir y vender a editores él solo sin intermediarios. Se dedicó a trabajar de forma compulsiva obras de muy mala calidad pero que le daban dinero rápido. En el período que va de 1821 a 1829, Balzac escribió por encargo de editores sin escrúpulos, a veces incluso permitiendo que otros firmasen sus obras, multitud de novelas de ínfima calidad. Balzac decidió entonces centrarse en la novela de consumo, surtiendo de obras a editores que buscaban narraciones sensacionalistas. Entre 1822 y 1829 vivió en la más absoluta pobreza, escribiendo teatro trágico y novelas melodramáticas que apenas tuvieron éxito.

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Balzac y los negocios

Las ganancias de este período fueron grandes, asegurándole unos ingresos anuales de más de 4.000 francos de la época. Pero desde 1825 Balzac comenzó a mezclarse en los más pintorescos negocios, en los que perdió todos sus ingresos y que lo obligarán a vivir siempre endeudado. En 1825 probó fortuna como editor e impresor, pero se vio obligado a abandonar el negocio en 1828 al borde de la bancarrota y endeudado para el resto de su vida.

Uno de sus negocios ruinosos fue la edición en un solo volumen de todas las obras completas de Molière y de La Fontaine, en 1825. Estaban destinadas para la clase media que no tenía dinero para gastarse las lujosas ediciones en 20 volúmenes con ilustraciones de calidad. El negocio fue una ruina y apenas se vendieron los volúmenes ya que la letra de las hojas era muy pequeña y se veía muy mal, las ilustraciones eran de pésima calidad y el precio era muy caro, 20 francos. También se hizo editor de una imprenta gastando dinero que no era suyo en conseguir la licencia de impresión, la maquinaria o los trabajadores. Balzac se dedicó a publicar todo lo que caía en sus manos sin una línea editorial desde panfletos, propagandas, libros y manuales. Para compensar estos negocios ruinosos creó un periódico con un grupo de jóvenes talentos pero caótico en su dirección. Esto ahonda más la ruina de Balzac que vivía sin complejos en el lujo desmedido. Para reflotar la imprenta y el periódico decidió crear una fundición de tipos de imprenta; pero su ignorancia absoluta sobre este negocio, y los retrasos iniciales que sufre hacen fracasar estas empresas y que la deuda sea descomunal. En abril de 1828 debía a su propia madre unas 50.000 libras, y parece ser que había comenzado la costumbre de contraer deudas para pagar otras. Trabajador infatigable, Balzac produciría cerca de 95 novelas y numerosos relatos cortos, obras de teatro y artículos de prensa en los 20 años siguientes. Balzac vivía un tren de vida a todo lujo: refinados muebles, alfombras, un reloj con pedestal de mármol amarillo, una biblioteca de caoba llena de valiosas ediciones. Su suite de oficina era de estuco blanco y estaba iluminado por una ventana de vidrio rojo esmerilado que inundaba la escena de los rayos de color rosa. Su estilo de vida era de una elegancia refinada y rodeado de objetos preciosos. Su vida lujosa aumentaron más las deudas. Acumuló joyas y objetos de valor, incluyendo el famoso bastón de oro con cabeza tallada con forúnculos y con una turquesa de piedra preciosa. Así que los acreedores y la Guardia Nacional siempre lo estuvieron persiguiendo.

Andrea Appiani Madame Hamelin (1798)

Éxito literario

En 1829 acosado por los acreedores, encuentra un episodio de la Guerra de los Chuanes con el que se siente inspirado. La novela, El último chuan, se vende mal, pero llama la atención a la crítica. En unos pocos años Balzac se convirtió en el personaje de moda y en el autor más productivo de París. Su gran rendimiento se debía a su costumbre de escribir 15 horas diarias, en la tranquilidad de las noches, y bebiendo litros de café negro y a su forma de comer hasta atiborrarse a deshoras. Escribía en total aislamiento, por lo que la crítica se ha cuestionado de dónde podía obtener el autor el aluvión de datos de todo tipo (sobre la sociedad, la economía, los sucesos o los rumores) que aparecen en sus novelas.

Sus primeros verdaderos éxitos ante el público datan de 1831, cuando aparece La piel de Zapa. Esta novela recibiría el elogio de la crítica y del público, y sellaría así el prestigio literario de Balzac. Describía el matrimonio como una pelea. Balzac se aprovechó de las mujeres y defendía el principio de la igualdad de género. Sus libros tienen un éxito particular en las mujeres. Balzac comenzó a ser un autor conocido. Fue introducido en el Salón Juliette Recamier, donde se encontraba lo más granado de la literaria y el arte. También frecuentaba el salón de la princesa Bagration. Sin embargo, sus libros no se venden lo suficiente con él quería.

En 1832 concibe la idea de crear una serie de novelas que estuvieran relacionadas y que retrataran la sociedad de su tiempo. Estas novelas fueron el germen de la gran obra de Balzac, La Comedia Humana.

Balzac tuvo otro de sus negocios ruinosos por esta época. Compró una antigua mina de oro en Cerdeña pensando que había encontrado una nueva veta de oro y que iba a volverse rico. Al final era todo una estafa.

En 1832 conoció al amor de su vida, Ewelina Hańska, condesa de origen polaco que vivía en Ucrania. Fue la propia condesa la que se puso en contacto con Balzac. Así que iniciaron una correspondencia que duró 15 años. Para la condesa era un entretenimiento ya que vivía sola con su marido en un castillo. Se vieron varias veces en Europa. Tras la muerte de su esposo en 1842 Balzac creía que Ewelina se casaría inmediatamente con él. Pero la condesa, que temía por perder su herencia y su estatus al casarse con un extranjero se mostraba reticente; a lo largo de los siguientes ocho años, trató de evitar cualquier compromiso con el escritor. La condesa Hanska se fue a vivir con Honoré a París durante los meses de febrero y marzo de 1847, y su presencia estimuló el poder creativo de Balzac, que publicó tres novelas durante este tiempo. En septiembre de 1847, fue capaz de unirse a ella en su castillo Wierzchownia en Ucrania, a 60 kilómetros de cualquier ciudad habitada. Ewelina Hanska gobernaba sobre una propiedad de 21.000 hectáreas, con más de 1.000 sirvientes y su castillo contaba con más de 300 trabajadores. Tras volver a París, regresó de nuevo a Ucrania a comienzos de 1850, donde, debido al rigor del invierno y su quebrantada salud, cayó enfermo. La condesa, viendo que Balzac no sobreviviría mucho tiempo, accedió a casarse con él. Contrajeron matrimonio el 14 de mayo de 1850, pocos meses antes de la muerte del escritor. Salieron de Kiev el 25 de abril, pero el viaje fue un reto, a veces tenían que empujar las ruedas de su carro hundido en el barro. Llegaron a París el 21 de mayo de 1850. El doctor trató a Honoré de un edema generalizado y no logró evitar una peritonitis, seguido por la gangrena. Balzac murió el 18 de agosto de 1850. El día de su muerte había sido visitado por su amigo y gran admirador Víctor Hugo.

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Su relación con el Club de los Hashichines

Honoré fue el director de un periódico llamado La Crónica de París, que apareció en 1836. En su equipo se encontraban: Víctor Hugo, Gustave Planche, Alphonse Karr o Théophile Gautier. Balzac apreciaba el talento de estos jóvenes. En las ilustraciones se encontraban Henry Monnier, Grandville o Honoré Daumier. En un primer momento, el periódico La Crónica fue un gran éxito. Pero la dirección caótica de Balzac más las deudas arruinaron el negocio. La inmensa mayoría de sus trabajadores pertenecía a un grupo llamado el Club de los “Hashichines”.

Balzac estuvo en el Club de los “Hashichines” varias veces. Era, al igual que Gaultier, muy curioso pero a la vez temeroso. Cuenta Gaultier que rechazaba Balzac el dawamesk que se le ofrecía Moreau ya que afirmaba que a él no le hacía efecto. Balzac se negaba a perder, por efecto de una pócima, el control sobre su imaginación y a encerrarse en un mundo de fantasmas, al margen de esa sociedad burguesa de su tiempo que quería estudiar y escribir. Finalmente sabemos que consumió hachís, por carta le pidió al doctor Moreau que le enviase su ración pagada de hachís ya que quería consumirlo a solas. Unos afirman, como la condesa Halska que tras haberlo consumido no sintió nada. Otros pensaron que no llegó nunca a consumir hachís y otros afirman que empezó a oír voces celestiales y ver pinturas divinas. Balzac introdujo multitud de referencias cannábicas en algunos de sus relatos y novelas.

Al final fue el café lo que constituyó su mayor inspiración. La burguesía consumía mayoritariamente café y alcohol. Para mantener el ritmo de trabajo Balzac consumía grandes cantidades de café. Bebía “agrietado turco” para estimular “su fábrica de ideas”. Escribía sobre el café: “Si se toma con el estómago vacío, este café inflama las paredes del estómago”.

El consumo de cannabis en su forma de dawamesk era minoritario y vinculado a círculos literarios. Podemos leer en La Piel de Zapa: “… después de la comida, los auxilios que el café, los licores y el azúcar prestan a los gastrónomos que luchan con una diges­tión recalcitrante. Pero no tardaron en estallar las risas, creciendo el murmullo y arreciando las voces. La orgía, domada durante un momento, amenazó a intervalos con despertarse. Las alterna­tivas de silencio y de ruido ofrecían cierta vaga semejanza con una sinfonía de Beethoven.”

Convencido de la unidad profunda de la naturaleza, Balzac buscaba constantemente conectar lo espiritual y lo material, ya que afirmaba que son sólo dos aspectos de una misma realidad. Afirmaba que es posible llegar a este estado de clarividencia por medio de los sueños y el sonambulismo magnético. Con el sueño, la mente puede elevarse a las más altas realidades. La mente puede ser “completamente aislada del medio ambiente en el que reside” y cruzar distancias infinitas a la velocidad del rayo.

La Iglesia Católica condenó la obra de Balzac, debido a su “inmoralidad” y amor ilícito que existía en sus obras. Sus libros fueron prohibidos en los decretos emitidos del 16 de septiembre 1841, el 28 de enero y 5 de abril de 1842. Un nuevo decreto emitido 20 de junio 1864 condenó todos los escritos de Balzac, que permanecieron prohibidas hasta 1900.

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.