Muchas veces he tratado de insistir en la importancia de elegir con mucho cuidado los términos a emplear cuando se trata de cannabis, desde la planta a todos los productos derivados de ésta.

De acuerdo a la obra de Jack Herer “El Emperador está desnudo”, el origen de la palabra “marihuana” se encuentra en un dialecto de México y por tanto fuera del vocabulario anglosajón y castellano en los tiempos en los que se inició la campaña de terror para favorecer la prohibición de la planta.

Cubierta vegetal
Cubierta vegetal

El término “cáñamo industrial” se define por el uso que se le da a la planta de cannabis, tradicionalmente destinada a la industria textil, papelera o de materiales de construcción. A día de hoy existe la industria del cannabis rico en THC, sea para fines medicinales o recreativos; esta industria empezó a desarrollarse en el mundo occidental con la aparición de los coffeeshops en Holanda y los dispensarios de cannabis medicinal en California y otros estados de los USA, continuando con la aparición de empresas dedicadas a la producción de cannabis medicinal como Bedrocan en Holanda o GW Pharmaceuticals en Reino Unido, siendo ésta última la única empresa autorizada para producir el conocido Sativex, el único medicamento a base de cannabis susceptible de ser recetado por un facultativo en nuestro país.

Otra rama de la industria es la del cannabis principalmente recreativo representada por los conocidos como growshops, tiendas dedicadas a la venta de todos los materiales y equipamientos necesarios para el autocultivo, concepto altamente respaldado y amparado por la justicia española.

El término “cáñamo industrial” se define por el uso que se le da a la planta de cannabis

Con el aumento y extensión de este tipo de tiendas (en torno a las 1.000 en todo el estado) también se expanden las empresas dedicadas a la producción de semillas, fabricantes de fertilizantes y sustratos, empresas distribuidoras, etc. Todo este fenómeno lleva asociado un importante movimiento económico, con altas en la Seguridad Social, impuestos y servicios asociados. Sirva como ejemplo de esta pujante industria la feria Spannabis de Barcelona, donde se reúnen empresas y público de todo el mundo y ya es la segunda mayor feria de la ciudad, sólo por detrás de la dedicada a las telecomunicaciones y la telefonía móvil.

En último lugar ha llegado el fenómeno de los CSC o clubes de cannabis, que abarcan desde el más puro movimiento social reivindicativo de nuestro derecho a cultivar lo que consumimos a otras visiones más tendentes al modelo del coffeeshop holandés. De una forma u otra, este fenómeno lleva asociado un importante movimiento en cuanto a materiales de cultivo, instalaciones y también empleos e impuestos asociados. Hay quien considera el cannabis que se distribuye en estos locales con mayor orientación comercial como cannabis industrial, por la falta de variedad o la falta de los matices que aportan las pequeñas producciones respecto a las grandes cantidades necesarias para abastecer este tipo de clubes y que provienen en algunos casos de plantaciones de gran tamaño donde prima la producción sobre cualquier otro aspecto.

Campo de varias hectáreas
Campo de varias hectáreas

De esta forma, es importante discernir que es el uso final de la planta es lo que determina su categoría industrial. Pero la falta de regulación del segundo tipo de industria por falta de voluntad política nos deja solamente los usos alimentarios, textiles u para la elaboración de otros materiales utilizables por la industria, con la única opción de cultivar libremente cannabis con muy bajo contenido en THC partiendo de semillas certificadas para tal fin.

Todo este preámbulo viene a cuento de la surrealista sentencia condenatoria contra el conocido agricultor de cáñamo D. Juan Zurita por delito contra la salud pública. El condenado ha sido uno de los primeros impulsores y defensores del cultivo de cáñamo como fuente de materias primas saludables y motor para la revitalización de la agricultura en nuestro país y del planeta en general.

La sentencia es emitida por el juzgado de lo penal Nº 10 de Málaga, como resultado del caso iniciado contra el Sr. Zurita a raíz de ser detenido en un control policial llevando consigo el fruto de sus campos. La detención se realiza en un polígono industrial al estar el acusado infringiendo una normativa administrativa y portando consigo apenas 2 Kg de cáñamo de tres tipos y menos de un Kg de semillas:

  • 100 gr de cáñamo con un 0,21% de THC.
  • 940 gr de cáñamo con un 0,71% de THC.
  • 109 gr de cáñamo con un 0,46% de THC.

Tanto las semillas como las hojas y flores de cáñamo estaban distribuidas en diversas bolsas en el vehículo del acusado. Aunque desconozco en profundidad los acontecimientos en el texto de la sentencia se añade al pesaje y al contenido en THC un supuesto valor en el mercado negro de 6.004,69€.

Agentes polinizadores en acción
Agentes polinizadores en acción

Al día siguiente y de forma voluntaria el acusado acompañó a los agentes a la finca en las Alpujarras donde se cultiva y procesa el cáñamo, encontrándose las siguientes cantidades:

  • 95 Kg con 0,91% de THC.
  • 19 Kg con 0,21% de THC.
  • 9,5 Kg con 0,18% de THC.
  • 0,5 Kg con 4,06% de THC

Otra vez se realiza una valoración desorbitada de todo este material que alcanza los 132.130€. Imaginándome la situación de una pequeña explotación agrícola de cáñamo con poca o nula mecanización, la producción más lógica sería la obtención de hojas, flores y semillas para obtener material para infusiones y otros productos alimentarios.

Cualquiera con un mínimo de conocimiento sobre la materia descartaría inmediatamente casi todo el material incautado para su uso como estupefaciente y jamás le llamaría “marihuana”, siendo únicamente objeto de discusión el material con un 4% de THC que sí podría entrar en la categoría de material “fumable”. Los porcentajes que se barajan en la actualidad para el cannabis recreativo o medicinal van desde el 6% al 20% de contenido en THC.

Es necesario recordar que estamos hablando de un cultivo agrícola, que varía dependiendo de las condiciones del suelo, el clima y de las prácticas agrícolas, entre otras muchas variables. La cooperativa con la que trabaja el imputado tiene sus campos de cáñamo en las Alpujarras, una zona montañosa de gran altitud a los pies de Sierra Nevada, con estas condiciones es imposible que un organismo vivo como el cáñamo se comporte de la misma manera que en las zonas llanas y de baja altitud de las zonas productoras de cáñamo de Holanda, Francia o Alemania. La normativa europea establece un límite de 0,2% de THC en los cultivos de cáñamo industrial, pero este porcentaje es mucho más fácil de conseguir en las zonas llanas del norte de Europa que en las montañas del sur.

Aquí es donde el proceso judicial tiene una enorme falla al no haber escuchado al experto del departamento de Fisiología Botánica de la universidad de Granada, que habría podido aportar sus conocimientos sobre la variabilidad del cultivo en cuestión y cómo es inevitable que reaccione al ambiente de cultivo aumentando la concentración de cannabinoides para protegerse de la radiación UV en las zonas de gran altitud.

Fase de floración
Fase de floración

El texto de la sentencia refleja la oposición de los términos cáñamo y marihuana, siendo éste un error a mi modo de ver, partiendo de la base del origen de este último vocablo. Se hace referencia a una sentencia dictada en el año 2007 que considera “grifa” a un material que contenga entre el 0,4% y el 4% de THC.

Desde el año 2007 se ha avanzado enormemente tanto en el conocimiento científico sobre el cannabis y sus componentes activos como en la normalización social de esta planta. El hecho de que las autoridades políticas y judiciales hagan oídos sordos a los expertos en estos aspectos es inadmisible, dado que en este caso le va a costar a este agricultor una condena de tres años y medio de cárcel y una multa de más de 100.000€.

Los congresos y ferias en los países que nos rodean dejan patente que el cáñamo es una industria en pleno crecimiento dentro de la UE, alcanzando récords de superficie cultivada con esta especie. Pero al volver la vista a nuestro país vemos como nos estamos quedando en el vagón de cola de esta floreciente industria y parece que caminamos en la dirección opuesta pese a tener unas condiciones ideales para su cultivo. ¿Cómo van los agricultores a atreverse a introducir el cáñamo en sus rotaciones de cultivo si ninguna administración se preocupa lo más mínimo en orientar y regular la industria? Los prejuicios y el desconocimiento general ya son un fuerte obstáculo para la extensión del cultivo de cáñamo, a lo que el hecho de que el sistema judicial  siga criterios anacrónicos y apartados de la realidad social añade un riesgo desmesurado para un simple cultivo agrícola, pues no conozco a nadie que haya sido condenado a tres años de cárcel por cultivar 100 Kg de patatas, maíz u orégano.

Fase de crecimiento
Fase de crecimiento

Poder pasar de tener derecho a una subvención europea que estimula este cultivo a que te condenen por delito contra la salud pública por un quítame-allá-unas-décimas-porcentuales de THC es un absurdo supino, máxime cuando ningún estamento de la administración se toma la más mínima molestia en realizar muestreos o guiar de alguna forma a los agricultores que se atreven a dar el paso. La titubeante industria del cáñamo agrícola en España no podrá evolucionar mientras se encuentre sujeta a semejantes arbitrariedades e indefensión respecto a los países de nuestro entorno.

Tan desgraciada situación sólo se entiende desde una óptica netamente prohibicionista, que sigue equiparando el cannabis a una sustancia peligrosísima que debe ser perseguida a toda costa, mientras que la salud pública sigue deteriorándose por  la predominancia de un modelo de agricultura intensiva basada en el uso de sustancias (éstas sí) consideradas altamente peligrosas para la salud como ciertos tipos de herbicidas y pesticidas, por no hablar de la situación de los consumidores recreativos o terapéuticos de cannabis, forzados a acudir al mercado negro con todos los riesgos que ello implica para su salud debido a las adulteraciones y falta de control de este mercado.

Esperemos que la justicia reconozca estos hechos en las sentencias que están por venir y se cambie la dirección de la política respecto al cannabis en general hacia posturas más acordes al siglo en el que vivimos y la corriente internacional mucho más predispuesta a este cambio.

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.