Estrategias para la reforma
En un momento en que diversas jurisdicciones están promulgando reformas que generan un acceso legal al cannabis con fines distintos a los exclusivamente “médicos y científicos”, las tensiones en torno a los tratados de drogas de la ONU y las nuevas leyes y prácticas de los Estados miembros van en aumento ¿Cómo pueden los gobiernos y el sistema de la ONU abordar estas crecientes tensiones de forma que se reconozcan los cambios normativos que ya se están produciendo y se ayude a modernizar el régimen de tratados de drogas en sí, fortaleciendo así los pilares de la ONU en materia de derechos humanos, desarrollo, paz y seguridad, y el Estado de derecho?

En un momento en que algunas jurisdicciones están creando un acceso legal al cannabis con fines distintos de los exclusivamente “médicos y científicos”, las tensiones en torno a los tratados de drogas de la ONU y las nuevas leyes y prácticas de los Estados miembros no dejan de aumentar. Estas tensiones con los tratados se han convertido en “el gran tabú” en los foros de alto nivel, como la Sesión Especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas (UNGASS) sobre drogas que tuvo lugar del 19 al 21 de abril en Nueva York, donde sin duda están presentes, pero donde se evitan cuidadosamente.

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Los países y los organismos internacionales tienen distintos motivos para intentar eludir el tener que abordar de frente la cuestión de qué hacer con estas tensiones. Pero las contravenciones de los tratados que podrían haber parecido meramente hipotéticas hace apenas unos años ya son una realidad hoy en día en Uruguay y en algunos estados de los Estados Unidos, y no desaparecerán como por arte de magia. En tales circunstancias, no es difícil entender por qué muchos países preferirían evitar o aplazar el confrontar las cuestiones que plantea la regulación del cannabis con respecto a los tratados.

Estas preocupaciones explican en gran medida la atracción por la postura jurídicamente falaz —pero políticamente potente— de que los tratados de drogas son lo bastantes flexibles como para dar cabida a la regulación del cannabis. Cada país tiene sus motivos para defender la idea de la flexibilidad de los tratados. Sin embargo a los Gobiernos a los que políticamente les convendría sostener que la regulación del cannabis entra dentro de los límites de las convenciones —en especial los Estados Unidos—, “suficiente flexibilidad” se podría interpretar de forma que abarcara dicha regulación.

La cuestión es, sin embargo, que el vertiginoso proceso de reformas nacionales ya ha desplazado las políticas de cannabis más allá de los límites de lo que pueden acomodar jurídicamente las convenciones. Con el fin de hacer avanzar el debate, este informe busca explicar las diferentes opciones disponibles para garantizar que las nuevas leyes y políticas de los países en materia de cannabis estén en sintonía con sus obligaciones internacionales, modernizando así el sistema de control global de drogas conforme al derecho internacional y los objetivos generales del sistema de la ONU. Cabe destacar que reformar los tratados no entraña necesariamente negociar un nuevo consenso global.

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El TNI también aboga por que se establezca un grupo consultivo de expertos to make recommendations on how to better deal with the contentious issues following the 2016 UNGASS, in preparation for the next UN high-level review in 2019.

Una primera versión de este informe se presentó en un evento paralelo en la Sesión Especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas (UNGASS) sobre el problema mundial de las drogas el 20 de abril de 2016.

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Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.