Plástico es un término genérico para referirse a una amplia y diversa gama de sustancias, que pueden basarse total o parcialmente en materiales orgánicos, pero que en la actualidad suelen ser sintéticos. Entre los tipos de plástico que se pueden elaborar a partir del cáñamo se incluyen los materiales compuestos de fibra, así como los materiales de celulosa como el rayón y el celofán

por Sensi Seeds

La propia fibra puede tejerse en diferentes tipos de tejidos, y cuando se trata con determinados compuestos químicos, puede utilizarse como un sustituto de las fibras de Kevlar, para crear materiales de muy alta resistencia, como prendas de vestir a prueba de balas.

Los primeros bioplásticos, antes considerados obsoletos, ganan popularidad

Hace muchos años que los bioplásticos existen; de hecho, algunos de los primeros plásticos producidos se basaban ​​en la celulosa de las plantas. Sin embargo, a medida que se abarataban y generalizaban las tecnologías sintéticas, empezaron a suprimirse los bioplásticos de forma progresiva. Hoy en día, debido a que las sociedades de todo el mundo buscan alternativas sostenibles a los plásticos elaborados a partir de productos petroquímicos, los bioplásticos están resurgiendo de nuevo. Gracias a los recientes avances realizados a nivel tecnológico, la variedad y calidad de las fibras y de los polímeros a base de plantas es cada vez mayor, y cada vez se dispone de más productos de muy alta calidad.

Hace ya algún tiempo que los compuestos plásticos de cáñamo existen; un ejemplo muy conocido de uno de sus primeros usos fue el coche de Henry Ford, un prototipo fabricado con cáñamo, soja y lino en 1941. En este famoso diseño, se mezclaron fibras de cáñamo y de soja con resina fenólica para producir un compuesto extraordinariamente resistente, más ligero de peso que las alternativas de aleación de metal de la época. A día de hoy, los compuestos de cáñamo son la alternativa a la fibra de carbono y a la fibra de vidrio que se utilizan generalmente en la industria del automóvil, sobre todo en Europa, donde se ha impulsado el cultivo de cáñamo durante algunos años. Además de automóviles modernos, se han fabricado botellas de agua, tablas de snowboard, e incluso un concepto de barco y de bicicleta, todos, con materiales compuestos de cáñamo.

La tecnología de los compuestos mejora rápidamente

A medida que aumentan los precios mundiales del petróleo y de otros productos petroquímicos, se está focalizando atención en los bioplásticos. Las nuevas combinaciones de fibra y resina se están analizando y sometiendo a pruebas con regularidad y, prácticamente todos los meses, se descubren compuestos cada vez más resistentes, duraderos y flexibles. En la actualidad, se producen muchos biocompuestos a partir de una combinación de fibras vegetales naturales y de resina sintética, pero a medida que los conocimientos al respecto avanzan, se constata que las resinas totalmente naturales producen cada vez más productos finales viables.

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Ya en 2003 se añadieron fibras de cáñamo alcalinizadas a una resina de cáscara de nuez de anacardo para producir materiales compuestos de alta calidad útiles para productos como esterillas o alfombras tejidas. En 2009 se utilizaron fibras de cáñamo para reforzar la resina de gluten de trigo con el fin de producir materiales de alta resistencia a la tensión y muy duraderos. Es incluso posible producir polímeros de acetato de celulosa o polímeros de éster de celulosa a partir de fibras de cáñamo que pueden actuar como resinas. Estas, entonces, se pueden mezclar con fibras cortadas, con el fin de producir materiales compuestos totalmente a base de cáñamo, aunque hasta ahora ninguno está en fase de producción.

Industria precursora

Son muchas las empresas que trabajan duro, día a día, para hacer del cáñamo el material del presente y del futuro y devolverle la importancia que tuvo hace cientos de años.

Compañías como HempFlax se centran en la producción y transformación de materias primas renovables, logrando crear artículos realizados con cáñamo, extremadamente respetuosos con el medio ambiente. Al trabajar en el desarrollo y la innovación de productos de fibras naturales renovables, HempFlax está al principio de una cadena industrial sostenible, cuyo viaje empieza en la agricultura sostenible y finaliza en el consumidor.

A día de hoy, esta empresa cultiva cientos de hectáreas de cáñamo. Este cultivo se procesa de manera que exista una combinación flexible y variada de productos. De este modo, la producción, transformación y comercialización de estos se centra en el proceso de optimizar. Utilizando como punto de partida esta fuente renovable, HempFlax es capaz de crear con cáñamo, madera, ropa de cama para animales, fibra de cáñamo utilizada como materia prima en la producción de papel o para realizar piezas de la industria de la automoción tales como paneles de puertas y tableros de instrumentos de fabricación. El cáñamo se torna óptimo incluso en el campo de la construcción. Por esta razón, se trata de una súper alternativa ecológica a los materiales usados hoy en día.

Objetivo: los plásticos 100% de cáñamo

No obstante, existe al menos un ejemplo de un plástico “100% de cáñamo”. La técnica Hempstone simplemente mezcla agua con fibras polimerizadas especialmente tratadas con una tecnología patentada. Cuando la mezcla se asienta, se endurece formando un plástico muy ligero y resistente que puede pulirse y que se utiliza para fabricar muebles, así como instrumentos musicales, gracias a sus acústicas propiedades.

Para la construcción, las fibras de cáñamo se pueden mezclar con cal para formar Hempcrete, que se ha utilizado en diferentes diseños de construcción y está disponible para proyectos comerciales y privados. Hempcrete tiene un coste muy bajo, es pirorretardante y duradero, sin embargo, su resistencia a la compresión (su capacidad para no deformarse) es mucho menor que la del hormigón, y debe usarse junto con otros materiales para actuar como estructura de soporte.

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Los nuevos tejidos se pueden utilizar para fabricar ropa a prueba de balas

El campo de la investigación sobre la fibra, que respalda a la industria de los compuestos plásticos a base de cáñamo, también ha producido una serie de innovaciones en el sector textil. En 2009 se abrió una nueva planta de procesamiento de cáñamo en Yunnan, China, con capacidad para procesar 2.000 toneladas anuales. El presidente Shi Dongming afirmó en su momento que “la fibra de cáñamo se usa mucho para hacer calcetines y ropa a prueba de balas, así como trajes de primera calidad”.

La fibra de aramida, comúnmente conocida como Kevlar, es la opción estándar para este tipo de artículos debido a su alta resistencia a la rotura y a su ligereza. La fibra de aramida tiene una resistencia a la tensión de hasta 3.620 MPa, mientras que las variedades cultivadas más resistentes de fibras de cáñamo soportan sólo alrededor de 1.400 MPa en bruto, sin procesar. Sin embargo, las fibras de cáñamo, cuidadosamente elaboradas de forma individual, pueden soportar hasta 2.767 MPa; las fibras también pueden tratarse con enzimas o productos químicos como la lejía (NaOH) para aumentar aún más su fuerza. Esta gran resistencia junto con una baja densidad hacen del cáñamo un candidato ideal para elaborar prendas de vestir a prueba de balas y ligeras, como el chaleco antibalas Hemp Hoodlamb, que ha sido sometido a pruebas y análisis de nivel IIIA.

El mercado está empezando a abrirse para los productos plásticos de cáñamo, en formas que nunca se habrían considerado posibles hace una década, y, durante los próximos años, no hay duda de que se va a seguir ampliando la variedad de productos y usos.

Aunque todavía queda mucho por hacer antes de que los bioplásticos hagan siquiera una pequeña mella en la producción anual mundial de plásticos, cada vez hay más esperanza de que se establezcan alternativas viables y, finalmente, los productos petroquímicos, tan dañinos y nocivos, sean eliminados por completo.

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.