Después de su legalización en California, la marihuana ha ido de las calles al laboratorio, en donde los científicos realizan rigurosas pruebas de potencia y seguridad.
La industria de la marihuana legal en California experimentó un antes y un después en enero de 2018. Si bien la venta y el uso de la marihuana medicinal ha sido legal en el estado desde hace más de dos décadas, la legalización de su uso recreativo apenas entró en vigor este año.
Y con ello, los análisis de control de calidad y seguridad del cannabis se han vuelto un proceso obligatorio antes de su llegada al consumidor. Previa a la legalización de la marihuana recreativa en California, los análisis de la marihuana medicinal solían ser un acto voluntario, según el Buró de Control de Cannabis de California (BCC), la agencia estatal encargada de regular la industria de la marihuana creada en 1996.
California, uno de los nueve estados en el país que ha legalizado el uso y venta de marihuana medicinal y recreativa, exige que la planta cosechada y procesada pase por siete pruebas distintas de potencia y calidad para detectar la presencia de distintas sustancias y organismos. La venta legal de marihuana al público depende de la aprobación de estas pruebas. O sea, la marihuana comercial debe estar desprovista de contaminantes porque si no pasa los análisis, no se vende.
«Para nosotros, tiene que ver con la seguridad del público», dijo Alex Traverso, portavoz de la BCC. «Queremos que los consumidores sepan que si compran y consumen cannabis que están recibiendo cannabis seguro, y limpio».
La venta y el uso de cannabis son ilegales bajo la ley federal de Estados Unidos. Sin embargo, bajo los estatutos estatales, el uso y la venta de marihuana medicinal es legal en 30 estados, nueve de los cuales también han legalizado su uso recreativo. California fue el primer estado en legalizar la marihuana medicinal dentro de su jurisdicción en 1996 tras la aprobación de la propuesta 215. Dos décadas después, en enero de 2018, California legalizó el uso recreativo de la marihuana con la propuesta 64. Además de California, los estados en los que es legal el uso medicinal y recreativo de la marihuana son Washington, Oregon, Nevada, Alaska, Colorado, Maine, Massachusetts y el Distrito de Columbia.
La industria de la marihuana comercial está creciendo a una velocidad relámpago. En 2017, la industria del cannabis legal generó US$8,500 millones en ventas en Estados Unidos, según las firmas de análisis de mercado Arcview Market Research y BDS Analytics. Esta cifra abarca la venta de productos de marihuana en sus variantes de flor, aceites y comestibles, entre otros, mas no incluye la parafernalia para su consumo. Por su parte, New Frontier Data, otra firma de análisis del mercado del cannabis, proyecta que la industria de la marihuana legal en Estados Unidos alcanzará un valor de US$25,000 millones para 2025, con una tasa de crecimiento anual acumulado de 14.7 por ciento.
Ahora que los análisis de la marihuana comercial son un requisito obligatorio del estado de California, ¿cómo evalúan los laboratorios la marihuana? ¿cómo se aseguran de que sea segura para el consumo? y, ¿cuáles son los estándares de potencia y calidad?
La marihuana bajo el microscopio
Steep Hill Lab, uno de los laboratorios de biotecnología e investigación de marihuana más grandes en Estados Unidos, se ve como cualquier otro laboratorio, con científicos en batas blancas, gradillas y tubos de ensayo. Pero algo lo distingue: el olor a marihuana permea el aire.
Los científicos aquí realizan cientos de análisis de cannabis al día para clientes como Maya Elisabeth, que tiene dos negocios de productos de marihuana para tratar los dolores menstruales en las mujeres, y ya ha invertido US$100,000 para analizar sus productos.
«Hasta ahora, ha sido cuestión de adivinar y hacer lo mejor posible. No teníamos la tecnología para detectar sus componentes», dijo Elisabeth, quien es dueña de la empresa de marihuana medicinal Om Edibles y cofundó Whoopi & Maya junto a la actriz Whoopi Goldberg.
«No podíamos conseguir ningún laboratorio comercial que analizara nuestro cannabis, y era inaceptable para mí vender el cannabis sin ser analizado, así que hice lo que tenía que hacer y lancé nuestro propio laboratorio», dice Steve DeAngelo, quien fundó Steep Hill en 2008 por la frustración de no tener un laboratorio que analizar los productos de su dispensario Harborside que abrió en 2006 en Oakland, California.
Actualmente, Steep Hill tiene laboratorios en 11 estados del país. Uno de los laboratorios está localizado en Emeryville, California, y está equipado con cerca de US$7 millones de tecnología para analizar la potencia y pureza de la marihuana comercial. Los científicos usan tecnología que ya existe en la industria de la agricultura como el instrumento de cromatógrafo de gas, pero la adaptan para el cannabis. Esta tecnología tradicionalmente la han utilizado los productores de espinaca y de maíz, por ejemplo, para detectar la presencia de toxinas y pesticidas en sus productos.
«Estamos en un punto en el que se trata del desarrollo de un método interno», dice Reggie Gaudino, científico de Steep Hill Lab. «Las máquinas que ya existen son ya muy sensibles y se han establecido en otros campos como la biología y la química. [Lo nuevo] es la aplicación de estas tecnologías que no han incursionado en la industria del cannabis».
Control de calidad y potencia
Para proteger la salud del público, California exige que se examine la marihuana por la presencia de sustancias y organismos a través de siete clases distintas de análisis: cannabinoides, humedad, solventes y químicos, pesticidas, dos tipos de impurezas microbianas, y homogeneidad en la marihuana comestible. Estos análisis deben detectar medidas tan minúsculas como de partes por millón de estos organismos y sustancias. Para hacer esto, Steep Hill necesita de instrumentos especializados como el cromatógrafo de gases y el espectrómetro, que identifican, cuantifican y caracterizan los compuestos y moléculas presentes en la muestra de marihuana.
«Obtenemos una muestra de flores, una muestra comestible, una muestra de concentrado», dice Christian Cizek, científico de Steep Hill Lab. «Extraemos todos los analitos. Entonces, extraemos los pesticidas, o los cannabinoides y terpenos, y luego se inyecta en el cromatógrafo de gases, para después pasar por el espectrómetro».
En unas microscópicas fotos capturadas por Steep Hill Lab, podemos ver ácaro, hongo, moho y líquen, entre otras cosas. Y son estos organismos los que pueden representar un peligro a la salud del consumidor cuando la marihuana no pasa por un control de calidad.
En un estudio de la Universidad de California en Davis, un equipo de investigadores analizó muestras de marihuana medicinal de dispensarios en California. Encontraron bacteria y hongos patógenos, incluyendo Escherichia colia y Aspergillus en la marihuana medicinal que pueden causar infecciones mortales. Los científicos advierten de la vulnerabilidad a las infecciones de pacientes que sufren de cáncer y sida que consumen marihuana medicinal para paliar los efectos de sus padecimientos. Los investigadores sostienen que estos pacientes, debido a sus sistemas inmunológicos debilitados, son más susceptibles a contraer infecciones mortales causadas por organismos patógenos presentes en la marihuana contaminada.
Es igual de importante analizar el nivel de potencia de los cannabinoides en la planta. Por ejemplo, así como existen diferentes perfiles y niveles de alcohol en el vino, el cannabis también tiene diferentes cannabinoides y distintos niveles de potencia. Los laboratorios tienen que analizar la muestra de cannabis para determinar si el perfil de cannabinoides en la etiqueta (THC, CBD, CBDA, CGB y CBN) coincide con los componentes de la muestra.
Por ejemplo, una porción de cannabis comestible comercial no debe de tener más de 10 miligramos de THC, un cannabinoide en la planta que produce ese efecto de estar fumado o de estar high. Por ello, Steep Hill Lab analiza el nivel de potencia de THC en la muestra para determinar si cumple con este requisito.
«Uno compraba una galleta [con marihuana] y no sabía la dosis que estaba recibiendo», dice Andrés Machado, quien ha consumido cannabis por más de 10 años. «En cambio, hoy en día las galletas o dulces son de 10 miligramos [de THC]. Es la misma dosis cada vez, entonces uno puede establecer su nivel de tolerancia».
Steep Hill ha creado un examen exprés que da un resultado de potencia de una muestra pequeña en un minuto. Para realizar esta prueba, el cliente tiene que proveer 1.5 gramos de cannabis al laboratorio, que se encargará de moler la flor y depositarla en un contenedor. Luego, usando la técnica de espectroscopia por infrarrojo cercano y el instrumento de cromatografía de líquido, Steep Hill Lab obtiene los resultados de potencia.
Después de completar todas las pruebas requeridas por California, los laboratorios entregan un certificado de análisis con los resultados al BCC.
Si una muestra de un lote específico de cannabis aprueba todos los análisis, este lote de cannabis tiene la luz verde para ser trasladado desde las instalaciones del productor a los dispensarios. Pero si la muestra no pasa las pruebas, el productor de marihuana tiene dos opciones: puede repetir los análisis, o debe destruir el lote de cannabis que falló las pruebas.
El BCC no requiere que los negocios etiqueten el certificado de análisis a sus productos legales de cannabis. Pero debido a que todo el cannabis comercial en California debe ser analizado por los laboratorios, los consumidores pueden ver la lista completa de todos los dispensarios, distribuidores, laboratorios, eventos organizados que tienen licencias para vender marihuana legal en el estado.
Para los agricultores y los empresarios, los exámenes precisos son importantes para conocer y corregir los problemas y así no perder negocio.
Por otro lado, los consumidores y pacientes ya no tienen que adivinar qué viene escondido en su marihuana y pueden tomar un decisión informada a la hora de comprar cannabis.
«Tenemos la oportunidad de llevar marihuana segura al mercado. Más vale que sea segura, no quieres que alguien se enferme y quizá muera por falta de análisis, » dijo Cizek, el científico de Steep Hill Lab.
Acerca del autor
Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.