Desde enero de de 2023, una ley del estado de São Paulo permitió incluir medicamentos a base de cannabidiol, sustancia extraída de la planta del cannabis, a la red pública del Sistema Único de Salud (SUS) de forma gratuita.

Sin embargo, un año después, ningún paciente ha logrado acceder al tratamiento, pues la licitación para contratar proveedores aún no concluye, según el Gobierno estatal.

En Brasil para acceder al tratamiento se necesita autorización del médico y de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria – ANVISA. Para poder plantar cannabis, además de receta médica que confirme la necesidad del medicamento, se necesita un proceso judicial a través del cual ANVIDA y el Poder Judicial para determinar si el paciente realmente necesita el tratamiento.

Cuando la ley se aprobó, se preveía que la distribución empezaría en 45 días, pero eso no ocurrió. El 26 de diciembre de 2023, el Gobierno publicó en el Diario Oficial del Estado el decreto que reglamenta el suministro. El pedido tendría el aval de la Secretaría Estatal de Salud, pero aún no se pone en práctica.

Mientras tanto, en la periferia de São Paulo, quienes buscan el tratamiento cuentan que pasan por varios obstáculos para conseguir el medicamento.

Érika Leilaine, de 25 años, vive en Campo Limpo, en la zona sur de São Paulo, y contó que más de una vez intentó buscar tratamiento alternativo para problemas psicológicos, sin lograrlo.

“No conseguí el tratamiento con cannabis, tomo remedios para la ansiedad y la depresión que tiene muchos efectos secundarios. Los médicos, antes que nada, dicen que el cannabis puede ser prejudicial, pero creo que dan ese diagnóstico por falta de investigación aquí en Brasil”.

En Jardim Ângela, también en la zona sur, el barman Wigor Palácio Lindoso, de 32 años, sufre de constantes crisis de ansiedad, y tuvo que buscar soluciones fuera del sistema actual para conseguir tratamiento en cannabidiol.

«Se lo compro a una amiga que lo produce en casa [con autorización judicial]. Tiene licencia para producirlo, pero es un problema no tener un profesional confiable para tener la dosis correcta y que deba dividir su remedio conmigo», cuenta.

Penalización y acceso

Uno de los problemas, según relatos que llegaron a Agência Mural, es la penalización por usar la planta, aunque sea con fines medicinales. Hay pacientes que desean pedir el tratamiento, pero buscan formas alternas por temor a la discriminación o tener problemas con la justicia.

Wilson da Silva Lessa Júnior, médico psiquiatra general y forense, afirma que el cannabidiol no tiene riesgo de dependencia, como sí pasa con otros remedios para tratamientos.

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“Que la planificación de cannabis en Brasil no está regulada es uno de los dos motivos que dificulta el acceso de los pacientes lo necesitan”, dice el también profesor de medicina de la Universidad Federal de Paraíba – UFPB de psiquiatría y biomedicina.

Imparte clases sobre el sistema cannabinoide y perspectivas terapéuticas en el uso de cannabis, y también es profesor de “Uso terapéutico de cannabis sativa”, disponible gratuitamente en el canal MovReCam (Movimientos pata la regulación del cannabis medicinal, de la Universidad Federal de São Paulo – Unifesp.

El psiquiatra también cuenta que en Brasil se pueden prescribir medicamentos cannábicos, dependiendo de cuánto sepa el profesional sobre la medicación, y la indicación se vuelve una herramienta segura.

Sin embargo, Lessa resalta que hay pocos estudios que comprueban la eficacia do tratamiento de la ansiedad y la depresión con cannabinoides.

“Los niveles de evidencia de la eficacia siguen siendo bajos. Sin embargo, empieza a aparecer estudios más sólidos y alentadores para cannabinoides en el tratamiento de trastorno de ansiedad social y trastorno de ansiedad generalizada”, observa.

Según el Ministerio de Salud, en 2022 ANVISA aprobó más de 20 productos de cannabis en Brasil, nueve a base de extracto de cannabis sativa y 14 de cannabidiol.

Proceso legal

Bruno*, de 32 años, que prefiere no identificarse por temor a represalias, pidió el remedio a su psiquiatra por sus crisis e hiperactividad. Pero el proceso era muy complicado y no tenía condiciones financieras para pagarle a un abogado.

“Intenté, pero la burocracia es inmensa”, cuenta Bruno, que vive en São Bernardo do Campo, en el Gran São Paulo. “El personal tiene que entender que legalizar es diferente a liberar”.

Bruno recorrió el mismo camino que Lindoso, e intentó con aceite de un conocido que produce de forma casera. Hizo su propia dosis y mantuvo el acompañamiento psicológico. Dice que los efectos son calmantes y que lo ayudan a mantenerse atento, principalmente en la rutina laboral.

“Conozco personas con dolores constantes, que tienen problemas [psíquicos] y toman varios remedios para aliviarlos, y se vuelven adictos. No entiendo por qué le tienen miedo a una planta que solo sirve para curar”, cuenta.

Según Erik Torquato, 40 años, abogado de la Red Jurídica por la Reforma de la Política de Drogas del estado de São Paulo, la Constitución brasileña establece que todos tienen derecho a la salud y a usar tratamientos, siempre que tengan la orientación de médicos y el consentimiento de los pacientes.

“Todos tienen derecho a usar el remedio que sea mejor para mantener la salud, y es deber del Estado garantizar el acceso al tratamiento”, explica.

“Independientemente de la clase social, si alguien necesita de extractos de cannabis para garantizar su estado de salud, el Estado debe garantizarle el acceso”.

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El abogado también afirma que, en caso de dificultad de acceso a medicamentos, el paciente tiene la posibilidad de iniciar una acción judicial. Mientras tanto, es un proceso largo y difícil, que muchas veces lleva al paciente a buscar métodos alternativos para conseguir el medicamento.

“Es uno de los motivos que llevaron a muchos a recurrir al cultivo doméstico de cannabis para mantener su tratamiento”.

Según el abogado, el “pánico moral” contra la planta y con la palabra “cannabis” también es el responsable de las dificultades de acceder al remedio.

«Es se vuelve evidente cuando se usa el nombre científico para diferenciar la ‘marihuana del bien’ de la ‘marihuana del mal’. Cannabis es sinónimo de salud, marihuana es una cosa ruin, cuando en verdad es la misma planta».

Qué dice el Estado

La Secretaría Estatal de Salud afirma que, tras un año del anuncio de la inclusión del tratamiento a la red pública, hasta ahora ningún paciente ha sido atendido porque la licitación no concluye.

En una nota para el reportaje, el Gobierno dijo:

La Secretaría de Estado de Salud (SES) informa que el proceso de licitación de productos derivados del cannabis con fines medicinales fue aprobado el 02 de febrero de 24 y publicado en el (…)
Está previsto que en mayo comience la dispensación de medicamentos a base de cannabidiol para pacientes con indicación médica diagnosticados de síndrome de Lennox Gastaut, síndrome de Dravet y esclerosis tuberosa. En las próximas semanas debería publicarse en el Diario Oficial del Estado (DOE) el protocolo estatal con las directrices e indicaciones para acceder al medicamento.

Este texto es de Livia Alves y se publicó originalmente el 29 de febrero de 2024, en el sitio web de Agência Mural. El artículo se reproduce aquí con ediciones en virtud de una asociación con Global Voices.

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Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.