«Desde tiempo inmemorial, sobre todo por parte de los árabes, las semillas de la alharma se emplean bajo diversas formas para procurarse una deliciosa embriaguez, (…) en Turquía las venden para lograr con ellas un estado de euforia hilarante y de gran alegría».
Por lo visto Font Quer, nuestro admirado botánico catalán, nunca tomó el té de hármel cuya embriaguez produce relajación, mareo, y a veces efectos antidepresivos con interesantes imágenes a ojos cerrados… Pero también suele producir nauseas, vómitos, diarrea y resaca; sin discusión posible la embriaguez provocada por el té de hármel puede ser de todo menos «deliciosa». Lo que si es cierto es que las semillas de Peganum harmala se usan cada día mas en la preparación de pociones tipo «ayahuasca», tanto en Norteamérica como en Europa (Rätsch 2001, Ott 2000), por su alto contenido en harmina y harmalina -del 2 al 7% en las semillas maduras- que es una media de diez veces mayor que la harmina contenida en los tallos de la ayahuasca amazónica ó Banisteriopsis caapi ( Ott 2003 ). La harmina fue conocida inicialmente como «telepatina» por sus supuestas propiedades telepáticas al inducir un estado contemplativo en el que los ojos se cierran y disminuye la sensibilidad frente a estímulos externos, apareciendo imágenes provenientes del inconsciente. La harmalina parece ser que carece de importancia en la farmacología de la ayahuasca (Ott 2006).
Según algunos autores la harmala sería el antiguo afrodisíaco «moli» del que hablan los autores latinos (Stark 1981). No hemos notado ningún efecto afrodisíaco tras ingerir semillas de harmala, aunque con los ojos cerrados aparecieron imágenes de calidad fotográfica, entre ellas rostros de mujeres desconocidas, trenes, etc, pero sin ninguna sensación erótica.
Parece ser que fueron los pueblos islámicos los que trajeron la semilla de hármel a la península Ibérica. Esta planta en Marruecos goza de una gran reputación como panacea o curalotodo.
ORIGEN DEL CONOCIMIENTO MODERNO DE LA HARMALA EN EL MUNDO HISPANO En 1979 se publicó en Barcelona el primer número de la revista psiquedélica «Globo», que contenía una sección titulada «plantas mágicas» y en su segundo número editó un artículo titulado «Harmala: el yajé catalán», dónde se citaba al botánico Pío Font Quer y su magna obra de plantas medicinales: «El Dioscórides Renovado». Al leer con atención este libro nos percatamos del nombre árabe: hármel, y de que se usan en Marruecos con varios fines. Pronto organizamos un viaje a nuestro vecino país del sur y nada mas llegar al mercado de Rabat, la capital, al pedirles hármel nos vendieron un par de kilos de semillas por unos pocos dirhams, mientras se reían y nos miraban nuestra media melena. Años más tarde nos enteramos de que las semillas pulverizadas y hervidas en aceite de oliva se usan como aceite de masaje para fortalecer el cabello y combatir la alopecia (Rivera y Obón 1991). También nos dijeron, en francés, que mucho cuidado con darle hármel a una embarazada: abortaría de inmediato.
FORMAS DE USO
Para evitar el sabor amargo de las semillas, las pulverizan con un molinillo de café, y las añaden a pasteles, tartas etc., al tostarse mejora mucho su sabor. También puede hacerse un té con 5 a 15 gramos de semillas molidas, se hace una infusión con dos vasitos pequeños de agua y uno de zumo de limón. Se lleva a ebullición revolviendo, al romper a hervir se apaga el fuego, se filtra y se echa el líquido en un vaso. Con el resto vegetal del colador se vuelve a repetir el proceso dos veces y al final se juntan los tres líquidos filtrados y se beben.
Para conseguir un extracto fumable muelen 15 gramos de semillas, las hierven siguiendo el sistema antedicho y el líquido resultante lo calientan sin que hierva hasta conseguir un residuo sólido, secan este residuo al sol, lo hacen polvo, y se lo fuman mezclado con tabaco. Con 5 gramos de harmala en polvo, tragada a palo seco o, mejor aún, en infusión con agua y limón, hemos sentido relajación profunda con imposibilidad de permanecer en pié, visiones en movimiento de calidad fotográfica con los ojos cerrados y, a veces, embriaguez alegre, sobre todo si se toma en situaciones depresivas. Un conocido médico y escritor nos relató la siguiente anécdota: viviendo en el pirineo un día le visitó un amigo muy entristecido, al parecer se había muerto su padre, entonces se le ofreció una infusión de semillas de Peganum harmala y a la media hora estaban cantando y riendo como si nada hubiera pasado (Mediano 1980). Sin duda estas semillas son un antidepresivo mucho menos tóxico y peligroso -además estimulan la fantasía- que las drogas de farmacia que inhiben la M.A.O. (MonoAminoOxidasa) de forma irreversible (Ott 2006). A la hora de tomar harmala es indiferente los alimentos ingeridos en las últimas comidas, mientras los antidepresivos IMAOs de farmacia están contraindicados con alimentos ricos en fenetilaminas: queso, alcohol, chocolate, etc.
AYAHUASCA EUROPEA
Para hacer ayahuasca, de efectos más duraderos, se mezclan 5 a 10 gramos de corteza de jurema (Mimosa hostilis) con 3 gramos de semillas de harmala, ambas pulverizadas, y se hace una infusión con dos vasitos pequeños de agua y uno de zumo de limón. Se lleva a ebullición revolviendo, al romper a hervir se apaga el fuego, se filtra y se echa el líquido en un vaso. Con el resto vegetal del colador se vuelve a repetir el proceso dos veces y al final se juntan los tres líquidos filtrados y se beben. El sabor es desagradable pero lejos de ser repugnante (Ott 2006). El viaje visionario es demoledor y muy duradero… pero ya hablaremos de la ayahuasca en otro artículo específico.
HÁRMEL: EL GRAN POTENCIADOR
Las semillas de Peganum harmala, por su contenido en harmina y harmalina, neutralizan por breve tiempo una sustancia hormonal que produce el ser humano: la Mono Amino Oxidasa (IMAO, Inhibidor de la M.A.O.) por eso tiene la propiedad de potenciar otras sustancias. Por ejemplo, duplica los efectos de los hongos psilocibios: Con sólo 3 gramos de semillas de hármel basta para multiplicar por dos el efecto de los hongos, también potencia el efecto de los cactus mescalínicos, del LSD, y de las semillas que contienen amida del ácido lisérgico, como la Argyreia nervosa o rosa hawaiana. Internet está repleto de relatos sobre mezclas de hármel con estas sustancias, al parecer con buenos resultados. No obstante se debería tener mucho cuidado mezclando hármel con otras sustancias hasta ahora no probadas: el resultado podría ser fatal.
HARMALA EN ETNOMEDICINA
En la India y Pakistán las semillas de harmala se usan por sus propiedades vermífugas, es decir que eliminan las lombrices intestinales. En Marruecos además se usan como antireumático y antidiarreico (Ott 2000), esto último suponemos será con cantidades muy pequeñas de semillas, ya que con sólo 5 gramos suelen producir diarrea. Las semillas de hármel se usan entre los beduinos y otros pueblos musulmanes como planta emenagoga: para aliviar los dolores y molestias de la menstruación y la falta de regla. Como abortivo sólo la usan en las primeras semanas del embarazo, porque más tarde podría resultar peligroso abortar al producirse desgarros y hemorragias que, según el caso, podrían llegar a ser mortales, además puede provocar esterilidad (Rätsch 2001). Las propiedades sedantes, emenagogas y abortivas de la harmala han sido confirmadas en animales de experimentación (Ott 2000). En la medicina popular hindú estas semillas se usan para aliviar el asma. Un té de semillas dicen que alivia el dolor de estómago y los problemas cardíacos y de ciática. En la universidad de Kansas han demostrado que la harmina actúa como un antibiótico, o sea que mata los microbios, por eso no extraña que en Rajastán (India) usen el humo de estas semillas ardiendo como antiséptico para desinfectar heridas (Rätsch 2001).
PRECAUCIONES No deben tomar harmala las embarazadas porque provoca la regla y abortarían. Tampoco los que padezcan hipertensión. Si se usan 5 gramos o más suele producir diarrea (sobre todo si se tragan las semillas molidas en lugar de hacer un té bien filtrado), que se puede contrarrestar con «Tanagel» (de venta exclusiva en farmacias). Las nauseas y vómitos que a veces produce, se pueden eliminar con cualquier antivómitos: Novonausin comprimidos, Torecan, Vogalen jarabe.
CULTIVO Puede crecer en exteriores, en la España seca, sobre tierra seca y arenosa, aunque resultará beneficiada si recibe algo que enriquezca el suelo. Aguanta fuertes sequías. Las semillas germinan bastante bien si se siembran superficialmente en bandejas con la mitad de tierra y la otra mitad de arena, en Abril ó Mayo. Mantén la humedad y ponlas en un lugar cálido con sol un poco filtrado. Regad con moderación, no volviendo a hacerlo hasta que esté la superficie de la tierra seca, las semillas germinadas son muy sensibles al sobreregado. Cuando parezca que ya tienen un sólido tallo, trasplanta a tiestos con mucho cuidado de no romper las finas raicillas. Entierra las plantitas en los tiestos un poco más profundamente que antes. Colócalas a la sombra un rato y riega un poco. Las semillas continuaran germinando incluso años después de ser sembradas. Deberían crecer como plantas de maceta el primer año, colocándose en interiores en otoño. En la siguiente primavera pueden ser plantadas fuera. Conviene filtrar parcialmente el sol directo del mediodía, por ejemplo poniéndolas detrás de una ventana, el cristal filtra los rayos más peligrosos. Mantenlas en un lugar cálido, pues aunque en la naturaleza tienen frescas temperaturas por la noche, eso sucede durante la estación seca. Muchas veces las plantas se secan y mueren aparentemente durante todo el invierno, pero si luego se colocan en un lugar seco, fresco y oscuro, vuelven a la vida en primavera. En su hábitat natural las plantas madre echan cientos de semillas durante todo el verano y el otoño, prosperando relativamente pocas. A menudo germinan muchas para luego morir por razones desconocidas. Las semillas se recogen cuando las cápsulas maduran, y se pueden secar al sol.
RECOLECCION SILVESTRE No hay nada mejor, para ponerse moreno y hacer ejercicio, que recolectar semillas de hármel en Aragón (en Los Monegros), en los pueblos ribereños del Ebro: desde los aragoneses hasta Tarragona, en la Meseta Central o en las estepas secas de Andalucía oriental, Murcia, Alicante o Valencia. En cada pueblo reciben un nombre distinto: cuentas de burro, escatarrocines, alharma, alhargama, alfármega, garmaza,… En catalán ruda borda o armalà; en euskera: asta bortusaia. Esta planta es muy abundante desde el Mediterráneo occidental y el norte de África hasta India, Mongolia y China. Parece ser que la harmala fue introducida hace algunos años en los campos de Estados Unidos, dónde se ha naturalizado y puede verse en Texas, Nuevo México, Arizona, Nevada, y California (DeKorne 1994).
Crece en lugares incultos, ribazos y escombreras, sobre todo en los páramos secos (Font 2000). Florece a partir de abril y en julio se forman los frutos globosos. Puede verse una Peganum harmala en el jardín botánico de Madrid. Tiene forma de arbusto y alcanza hasta un metro de altura y tallos finos y numerosos. Sus hojas son muy divididas en segmentos estrechos, son de color verde. Las flores son blancas y un poco verdosas en la base. Esta planta tiene un olor característico pero no desagradable.
BIBLIOGRAFIA SOBRE LA PEGANUM HARMALA
Allies, 1997. Detalles para el cultivo de plantas exóticas. Sebastopol, California, USA
DeKorne, Jim. 1994. Psychedelic Shamanism. Loompanics. Washington, U.S.A.
Font Quer, P. 2000. Plantas Medicinales, ediciones Península, Barcelona, pag. 423.
Mediano, Lorenzo. 1985. Comunicación personal del autor de «El secreto de la Diosa».
Ott, J. 2000 Pharmacotheon. Los libros de la liebre de Marzo. Barcelona. Páginas 196-201
Ott, J. 2003 Revista Cáñamo número 70 Octubre, página 112 «Ayahuasca y pharmahuasca». Barcelona
Ott, J. 2006. Análogos de la Ayahuasca. Ediciones Amargord. Madrid. [email protected]
Rätsch, C. 2001. Peganum Harmala, la ruda de Siria, páginas 182 a 184 del Especial 2001 de la revista Cáñamo: 50 Sustancias psicoactivas. Barcelona.
Rivera, D. y Obón, C. 1991. La guía de Incafo de las plantas útiles y venenosas de la Península Ibérica y Baleares. Incafo. Madrid. Pág.: 701.
Stark, R. 1981. El libro de los afrodisíacos. Martinez Roca. Madrid.