El Rosin revoluciona las extracciones con calor y presión, ofreciendo una alternativa segura, eficiente y de calidad para los entusiastas del cannabis.
Como os comentaba en el artículo anterior, me ha parecido apropiado hacer un breve repaso informativo de las extracciones que más éxito tienen entre usuarios y autocultivadores de cannabis. En vista a la popularización y demanda que ya existe, resulta evidente que ésta será una de las formas de consumo más utilizadas en un futuro no muy lejano. En esta segunda y última parte, nos detendremos en mi extracción favorita: el Rosin.
Para ser sincero, a mí nunca me han hecho gracia las extracciones; y para ser escrupulosamente franco, no me gustaron las extracciones hasta que conocí el Rosin –permitidme que lo escriba con mayúscula inicial, al igual que hacemos con otros tipos de extracciones, para diferenciarlo de los productos para violín–, entonces comencé a interesarme por este mundo y a disfrutar del maravilloso abanico de posibilidades que ofrece.
Actualmente continúo sin consumir –prácticamente– extracciones hechas con solventes –hay alguna exquisitez que resulta difícil de rechazar–, por lo que os preguntaréis a qué me refiero con todas esas posibilidades, esa variedad de la que hablo, pero mejor vayamos por partes.
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ToggleEl Rosin, una extracción segura
El Rosin es una extracción cannábica que se obtiene mediante la combinación de calor y presión, es decir, el proceso se fundamenta en las leyes de la termodinámica. Aplicamos presión y calor sobre cierta cantidad de cogollos, hash o resina y obtenemos una extracción limpia, sin el uso de ningún solvente.
Sencillo, ¿verdad? Pues en realidad no tanto. La idea es genial, y cualquiera puede llevarla a cabo con unas planchas del pelo, papel de horno y un poco de imaginación. Sin embargo, pronto seréis conscientes de que el invento no sale, para nada, a cuenta en lo que tiene que ver con el retorno.
Si somos capaces de ejercer la suficiente presión y un calor que no sea demasiado elevado, nuestro Rosin puede ser totalmente translúcido y recordarnos a extracciones tan puras como el Shatter o el Amber Glass –de los que os hablé en el artículo anterior–, con la ventaja de que también podemos conservar sabor, olor y potencia, y todo ello sin usar disolventes. La leche, ¿cierto?… Ya nos gustaría.
Hace meses que mis buenos amigos Raro y Hugo me dijeron que debía abrir un poco mis ojos para ver que hay un universo entero más allá de las extracciones con solventes. Ambos insistieron concienzudamente en que estaba demasiado cerrado al propio concepto de extracción. Yo, en base a mi experiencia en cuanto al efecto, y a toda la controversia sobre la salubridad del BHO, siempre he sido bastante cabezón, pero ahora, como buen profesional, no me quedaban demasiadas alternativas: tenía que hacer Rosin.
Primeros pasos
Lo que necesitas para hacer tu propio Rosin casero, así, de buenas a primeras y sin devanarte mucho los sesos, ni pensar demasiado en el retorno, la calidad y otras muchas cuestiones que, en realidad, son verdaderamente importantes, es poca cosa, por lo que me puse manos a la obra:
- Planchas del pelo.
- Papel de horno.
- Bolsa con un micraje de entre 25μ y 120μ, según el tipo de materia prima, así como la pureza y el retorno esperado.
- Tornillo de banco o gato de construcción (ojo, tienen que ser buenas las planchas para aguantar según qué presiones).
Una vez que tuve diferentes materias primas, me puse a hacer todo tipo de pruebas con diferentes micrajes, distintas presiones, rompí la plancha del pelo de mi chica, le compré otra con control de temperatura superprofesional y, la verdad, queridos lectores, perdí mucho tiempo, obtuve un retorno escaso y, en general, la calidad no era para echar cohetes –para quien le guste, con el hachís es otro cantar, se pueden hacer cosillas razonablemente aceptables en casa con este tipo de materiales–.
Empieza la aventura
Eso sí, hubo excepciones, en cuanto a la calidad en los resultados obtenidos, que me encantaron –como cuando partí de cogollos de primera calidad muy tricomados y ricos en CBD–. Y éste fue el germen, el comienzo del gusanillo. Comencé a leer, a informarme y a darle el coñazo a Raro hasta que comprendí que, para obtener un buen Rosin, tienes que medir la presión en toneladas y trabajar con unas placas de acero acordes a estas necesidades. Vamos, que tienes que invertir y, de hecho, comerte bastante el tarro, porque en España aún vivimos en la prehistoria del Rosin.
Raro viajó a Estados Unidos hace unos meses y se trajo de allí muchos conocimientos y unas placas artesanales de acero que decían soportar más de 40 toneladas de presión. Ahora sólo necesitábamos una prensa a la altura de las circunstancias.
Nos hicimos con varios tipos de prensa para probar, desde 6 a 40 toneladas de presión. Algunos os preguntaréis por qué no comprar simplemente una de 40 toneladas y probar las diferentes presiones, pero es que, ya puestos, queríamos comprender totalmente el proceso y ver hasta qué punto podía llevarse este tipo de producto al usuario medio. Está claro que una persona no va a tener una prensa que pesa 250 kg en casa –que puede ejercer una presión de 40 toneladas–, pero quizás sí quiera y pueda tener una de 25 kg –6 toneladas–, 45 kg –12 toneladas– o incluso 80 kg –20 toneladas–.
Además, lo más caro, sin lugar a dudas, son las placas de acero con controlador de temperatura regulable. Las prensas son aparatosas por sus pesos, pero no son especialmente caras. Siempre que puedas desplazarte y no tengas que asumir los gastos de envío, las de 6 y 12 toneladas son bastante baratas. Las de 20 no están mal y las de 40 comienzan a ser prohibitivas.
Enseguida vimos que a partir de las 6 toneladas se pueden hacer cosas bastante interesantes a temperaturas bajas; con 12 toneladas, mejor; y 20 toneladas es, dentro de estos márgenes de peso que puede manejar cualquier autocultivador o usuario, la mejor de las opciones sin ninguna duda.
¿Hay diferencia entre trabajar con 20 y con 40 toneladas? Sí, por supuesto que la hay, especialmente entre las 20 y las 35 toneladas, sin embargo, para el usuario medio, trabajar con una prensa de 250 kg –más unos 20 kg de placas de acero, en el más pequeño de los casos– no resulta muy cómodo. Las prensas de 20 toneladas con manómetro suelen venir en tres paquetes diferenciados de unos pesos que, entre dos personas, son fácilmente transportables. Pueden subirse a un piso y colocarse en una habitación sin demasiados contratiempos, ni de espacio ni de esfuerzo.
La variedad
Después de centenares de pruebas, de una innumerable cantidad de materias primas, micrajes, temperaturas y presiones diferentes –y de casi volvernos locos–, actualmente creemos saber cuál es la mejor forma de hacer Rosin con unos retornos excepcionales. Cada cual, según la materia prima y el micraje que utilice, debe buscar la combinación de tiempo, temperatura y presión que más retorno le proporcione sin sacrificar calidad del producto final.
La variedad del Rosin se debe, en primer lugar, a los diferentes tipos de materia prima de los que podemos partir. Por poner un ejemplo, la extracción en seco no nos dará el mismo retorno que el hachís comercial, ni la misma calidad, ni el mismo efecto, ni los mismos cannabinoides.
Además, nosotros hemos combinado diferentes tipos de cannabis para obtener Rosin que viene directa y exclusivamente de cogollos con muy diversos ratios de THC:CBD. Somos amantes de las extracciones ricas en cannabidiol y, como os contaremos en la sección de CBD-rich.org de El Cultivador muy pronto, hemos hecho todo tipo de pruebas obteniendo resultados de lo más diversos.
Conclusiones
El mundo de las extracciones Rosin no sólo es seguro, sino que resulta apasionante. Las posibilidades son infinitas y la gran cantidad de productos finales que podemos obtener hacen las delicias de los apasionados del cannabis.
No cabe duda de que la características más importante del Rosin es que dejamos de trabajar con solventes que conllevan un alto riesgo no sólo durante el proceso de extracción –debido a que son inflamables–, sino posteriormente, a la hora de consumir las extracciones. Por supuesto que hay grandes profesionales, artistas del BHO, pero también hay grandes chapuzas que introducen productos muy deficientes y dañinos.
Probablemente sea demasiado pronto para que comprendamos por completo la importancia que adquirirá el Rosin en este sector en un futuro no muy lejano, pero no cabe la menor duda de que la mayoría de usuarios preferirán una extracción mecánica a una hecha con solventes, sea cual sea su grado de salubridad.
Acerca del autor
Xosé F. Barge se licenció en Periodismo en la UPSA. Posteriormente realizó el grado en Humanidades y se especializó en literatura distópica del s. XX. Es el Redactor jefe de Cannabis Magazine y El Cultivador.
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