La cuna del cannabis… Asia

Por Isidro Marín Gutiérrez

Continuando la historia conocida o desconocida del cannabis, la primera parada será Asia, el lugar de donde es oriunda nuestra querida planta, y donde quedan los vestigios más antiguos del planeta. En este artículo vamos a conocer los restos más antiguos del cannabis, los primeros conocimientos botánicos de los chinos, las leyendas relacionadas con las serpientes y la farmacopea creada a través del cannabis. Pasen, relájense y disfruten de otra nueva entrega de “la historia conocida o desconocida del cannabis”.

Su historia se podría remontar al 12.000 a.C., en plena Edad de Piedra, fecha de que datan los restos encontrados por los arqueólogos en Yuan-Shan en Taiwán: restos de una alfarería burda, arenosa, que tenía en toda la superficie marcas de cuerda de cáñamo, junto con una piedra que empleaban para triturar el cáñamo (Robinson, 1999:107)

Otra de las primeras evidencias del uso del cáñamo proviene de la cerámica decorada china del neolítico, que tiene impresiones de cuerda. La cerámica pintada de Honan indica la posible presencia del cannabis cultivado. Así que en el 8.000 a.C. ya se cultivaba cáñamo para elaborar tejidos. Así encontramos en la provincia de Zhe-jiang (4.000 a.C.) restos de artículos textiles de cáñamo. La cultura Shang (1400-1100 a.C.) ya tejía con el cáñamo.

La tierra de las moreras y el cáñamo

La referencia china más antigua al cáñamo (ma está compuesto de dos símbolos, que es “fibra” o ta-ma, que significa “gran fibra”) es con el rey Shu (2350 a.C.). En su obra afirmaba que en la provincia de Shantung la tierra era “blanquecina y rica… con seda, cáñamo” (Abel, 1980).

A China se la ha considerado la “tierra de la morera y el cáñamo”. La planta de la morera fue venerada porque era la comida de que se alimentaban los gusanos de seda, y la seda era en China uno de los productos más importantes. Pero la seda era muy cara, y sólo la gente muy adinerada podía permitirse el lujo de esos tejidos. La inmensa mayoría utilizaba un material menos afortunado y más barato; ese material era el cáñamo. En el Libro de Ritos (del siglo II a. C.) se ordenaba que, por respeto a los muertos, los familiares y amigos dolientes debían llevar ropa hecha de tejido de cáñamo, una costumbre seguida hasta hoy (Abel, 1980).

Los chinos descubrieron que entre las plantas de cáñamo se distinguían las plantas masculinas y las plantas femeninas; tenían diferentes nombres (el hsi para el varón, chu para la hembra). Los chinos también reconocieron que las plantas masculinas producían una fibra mejor que la de las hembras, aunque éstas eran las que producían las semillas (los cañamones).

Los chamanes-curanderos chinos utilizaban amuletos, encantos, hechizos y sacrificios para conseguir que el demonio saliera del cuerpo. Los sanadores chinos envolvían una serpiente muerta alrededor de un tallo de cáñamo, o tallaban la imagen de una serpiente en el tallo y lo colocaban alrededor de la cama de una persona enferma o golpeaban la cama para expulsar los malos espíritus (¿Será éste el origen del símbolo de las farmacias?). Si era un problema psicosomático y el enfermo tenía fe en el chamán, se recuperaba; pero si era una enfermedad orgánica raramente mejoraba.

Las leyendas cannábicas chinas

¿Cómo descubrieron los chinos que el cannabis es medicinal? Una leyenda cuenta la historia del emperador Liu Chi-nu. Un día estaba Liu dando una vuelta por el campo, cuando aún no era emperador, y vio a una serpiente. Arriesgándose a que la serpiente pudiera morderle, le disparó una flecha y dejó a la serpiente malherida. Al día siguiente volvió al mismo lugar para ver si había muerto la serpiente y encontró a dos jóvenes que estaban moliendo hojas de cannabis. Cuando Liu les preguntó qué estaban haciendo, los muchachos le respondieron que estaban preparando una medicina para dársela a su amo, que había sido herido por una flecha. Liu se dio cuenta que había sido él, y entonces preguntó a los jóvenes qué harían la próxima vez que le vieran, pensando que intentarían matarlo. Los jóvenes le dijeron que no tomarían represalias contra el futuro emperador de China. Lui se enfadó mucho, ya que no era emperador ni tenía perspectivas de serlo, así que se abalanzó contra los jóvenes. Éstos huyeron despavoridos y abandonaron el ungüento para su amo, que se quedó Liu. Posteriormente, en una batalla, Lui fue herido y se aplicó la medicina de los dos jóvenes en su lesión. Consiguió sanarse y anunció su descubrimiento a los chinos.

Otra leyenda cuenta que un granjero fue mordido por una serpiente y que vio cómo una serpiente herida por otra utilizaba cannabis para sanarse. Al ver el granjero cómo la serpiente se curaba, probó la planta en su propia herida y también se curó. Como vemos, siempre aparece el cannabis relacionado con las serpientes.

Como planta medicinal, las primeras referencias históricas las tenemos en el 2.737 a.C. T´sao Ching escribió un libro de farmacopea en el siglo I (el Pên Y’sao Ching) en el que relata que existió un chino herbario durante el reinado del emperador Shen-Nung (Escohotado, 1999:87). Podemos leer que “crece a la orilla de los ríos y valles de T’ai-Shan, pero ahora es común donde quiera” y confirma: “tomado en exceso tiende a mostrar monstruos, si se usa durante mucho tiempo puede comunicar con los espíritus y aligerar el cuerpo” (Escohotado, 1999:87). Shen-Nung decidió explorar los poderes curativos de las plantas. Se decía que podía ver a través de la pared abdominal en su estómago. Así pudo observar el funcionamiento de una medicina particular en esa parte de su cuerpo. Cuenta la leyenda que Shen-Nung ingirió setenta venenos diferentes en un solo día y descubrió los antídotos para cada uno de ellos (Abel, 1980). Prescribe la resina para “la debilidad femenina”, gota, reuma, estreñimiento, malaria, gripe y desmayos. Las flores de cannabis se utilizarían para curar las heridas abiertas. La cáscara de la semilla y la resina adherida a ésta se utilizaba para estimular el sistema nervioso. Las semillas se utilizaban para combatir las inflamaciones de la piel y eran consideradas como tónico, reconstituyentes, laxantes, diuréticas y muy apropiadas para extraer los gusanos a los recién nacidos y a los animales. El aceite se utilizaba como tónico para los cabellos y como antídoto al envenenamiento del azufre. El jugo fresco de las hojas servía para curar las picaduras del escorpión y la fibra para fabricar cuerdas y tejidos. En otro libro de la literatura china de esta época encontramos el Nei-Ching, cuyo autor sería el emperador Huang-Ti; éste comprendió que la población animal de China no podía abastecer a los hombres de suficiente piel para cubrirse, así que tendrían que utilizar la fibra de cáñamo. El emperador Shen Nung incluyó al chu-ma entre “los elixires superiores de la inmortalidad”, y aconsejó que sólo se cultivaran cáñamo femenino debido a sus virtudes medicinales superiores.

En el siglo II el cirujano chino Hua Ge (Hua T’o) (Abel, 1980) preparaba una mezcla de hachís con vino, denominada ma you, que utilizaba como anestésico durante las operaciones quirúrgicas sumamente complicadas, sin causar dolor (Mañoso/Cortés, 2000:44)

La literatura china sobre el cáñamo

En el siglo VI, en la obra Wu Tsang Ching, o el “Manual de las cinco vísceras”, se hallan las siguientes instrucciones para los magos: “Si deseas provocar apariciones demoníacas debes comer constantemente las inflorescencias de la planta de cáñamo”. También se creía que el cannabis, junto al ginseng, otorgaba poderes visionarios para predecir el futuro. Pero el confucionismo frenó la difusión del uso del cannabis como sustancia psicoactiva. Los imprevisibles efectos del cannabis podían desembocar en comportamientos poco confucianos. El opio fue más aceptado socialmente por el confucionismo. Esa es una de las claves, pero también lo fue que el cannabis era utilizado por los chamanes chinos; al desaparecer éstos por una religión mucho más organizada, también lo hizo el cannabis. También es posible que, al ver los chinos que el cannabis era utilizado por sus vecinos bárbaros, dejaran de consumirlo, ya que no deseaban caer en hábitos bárbaros. Esto sigue siendo hoy en día una realidad; en el Turkestán chino (Xinjiang), los musulmanes locales, de etnia uigur, siguen siendo asociados al cannabis por los chinos han (Rudgley, 1999:87).

En el Fan Sheng-Chi Shu, un tratado de agricultura escrito por Fan Sheng-Chi alrededor del 25 a. C., se habla ampliamente del cáñamo. Sus semillas recibían un tratamiento previo, que consistía en sumergirlas en un cocimiento de huesos de caballo triturados, acónito, gusano de seda y estiércol de oveja (Robinson, 1999:111).

En el Nan-Ch’i Shu se menciona una papilla de semillas de cáñamo. Las semillas casi dejaron de usarse como alimento básico en el siglo VI; con el tiempo fueron sustituidas con menor valor nutritivo. Los campesinos chinos usaban las semillas para producir tinte negro para sus ropas.

Bibliografía

  • Abel, E. (1980). Marihuana: The first 12,000 years. Editorial Plenum Press. Nueva York
  • Escohotado, A. (1999). Historia general de las drogas. Ed. Espasa Fórum. Madrid
  • Mañoso Flores J. y Cortés Blanco M. (2000). Perspectiva histórica de las drogas desde un punto de vista militar. Ed. Agencia Antidroga. Comunidad de Madrid. Madrid
  • Rudgley, R. (1999). Enciclopedia de las substancias psicoactivas. Ed. Paidos Divulgación. Barcelona
  • Robinson, R. (1999). El gran libro del cannabis: Guía completa de los usos medicinales, comerciales y ambientales de la planta más extraordinaria del mundo. Inner Traditions / Bear & Company

                                          

El autor, Isidro Marín Gutiérrez, es sociólogo y profesor de universidad. Entre sus libros publicados se encuentran El movimiento cannábico en España (http://www.editorial-popular.com) y La Biblia y el cannabis (http://www.castellarte.es/biblia.html).

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.