Dada la gran popularidad que están alcanzando los edibles cannábicos, y la comparación que se hace entre estos y los vaporizaciones, en esta primera parte de “Vaporización frente a ingesta” os vamos a hablar de las principales ventajas e inconvenientes de vaporizar. En la segunda parte desgranaremos los pros y los contras de ingerir cannabis, además de daros recetas simples para que podáis realizar vuestros propios comestibles.

por Raro Genetics

Antes explicaremos qué es la vaporización (y haremos lo mismo con la ingesta).

¿Qué es la vaporización?

La vaporización es un proceso con el que se consiguen volatilizar los principios activos de una planta o esencia, en nuestro caso cannabis. Este proceso tiene lugar mediante el calentado de esencias a una temperatura controlada, sin superar ciertos rangos de temperatura (dependerá de si es una flor o un extracto). Si los superamos podríamos llegar a la combustión. Gracias a este calor controlado podemos volatilizar uno u otro cannabinoide o terpeno, dependiendo de la temperatura. Dicho calentamiento se lleva a cabo gracias a una unidad de vapor o vaporizador. Estas herramientas disponen de diferentes sistemas de calentamiento como puede ser la conducción (la sesencias están en contacto directo con el elemento caliente) o la convección (una corriente de aire caliente pasa a través de las esencias) para producir el vapor. También cabe destacar que, salvo en casos concretos, las esencias vaporizadas están en un estado sólido, a diferencia de otros sistemas parecidos como pueden ser los e-cigs, que utilizan soluciones líquidas para vapear, conocidas como e-liquids.

¿Qué son los edibles?

Los productos cannábicos destinados a la ingesta, conocidos comúnmente como edibles, son productos alimenticios que han sido enriquecidos con cannabinoides y terpenos. Este enriquecimiento suele hacerse mediante la disolución de extractos en grasas (ya sea aceite vegetal o animal) o alcoholes, que luego se introducen en la receta original. Sustituyendo el aceite de oliva normal, por ejemplo, por el enriquecido. Otra opción muy popular es consumir directamente aceites con alto contenido en cannabinoides por vía sublingual, facilitando tanto la conservación como dosificación, algo muy valorado especialmente por los consumidores medicinales. Cabe destacar que, en algunos casos, estos aceites son producidos por la maceración de las flores, extrayendo en torno al 85 % de los principios activos. Este es uno de los métodos con mayor retorno de sustancia activa.

Tampoco podemos olvidar que, para realizar edibles (sobre todo los que se elaboran en frío), es muy importante descarboxilar las esencias antes de introducirlas en la receta. De este modo conseguiremos que los cannabinoides pasen a su forma activa. Si no realizamos este proceso obtendremos el efecto producido por el THCa o el CBDa, entre otros. Esto que puede ser útil para combatir ciertas dolencias, aunque los estudios todavía no han avanzado lo suficiente al respecto. Personalmente recomiendo descarboxilar siempre.

Dentro de la gran variedad de edibles que podemos realizar o comprar (en el caso de viajar a los estados americanos que han legalizado ya el consumo de cannabis) los más populares son los aceites. Otros productos como las gominolas o el chocolate empiezan a cobrar una gran relevancia, principalmente entre los consumidores recreativos. Por ello, dependiendo del estado donde se comercialicen, estos productos tienen restricciones relativas a la cantidad máxima de cannabinoides que pueden contener.

Pastel procedente de Estados Unidos con 125 mg de THC

Ventajas e inconvenientes de la vaporización

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Una vez tenemos claro las diferencias entre estos dos populares métodos de consumo de cannabis. Desgranaremos las ventajas e incovenientes que podemos encontrar en estos modos de consumo, para que así podáis decidir cuál se ajusta mejor a vuestras necesidades.

Empezaremos por los pros y los contras que tiene la vaporización frente a la ingesta de los edibles.

Pese a que podemos encontrar múltiples ventajas por la que decantarnos por la vaporización, las principales serían:

  • Efecto inmediato: esta cualidad es la más valorada, sobre todo por los consumidores medicinales que sufran ciertos brotes. El cannabis, al ser vaporizado, apenas tarda entre treinta segundos y un minuto en hacer efecto. En el caso de tener que paliar algún ataque repentino es muy útil.
  • Modulación del efecto: este aspecto es algo que suele sorprender, sobre todo a los consumidores noveles. Con una misma cepa podríamos obtener varios efectos dependiendo de la temperatura a la que vaporicemos nuestras flores. Esto se debe a las diferentes temperaturas a las que se volatilizan los principios activos presentes en el cannabis. Como ejemplo, podemos poner una cepa índica con un cierto contenido en CBD, la cual, si la vaporizaremos a baja temperatura (en torno a 170 grados Celsius) obtendremos un efecto menos narcótico que si la vaporizamos a 220 grados. En el segundo caso volatilizaremos la totalidad de los cannabinoides y terpenos presentes en esta cepa, los cuales dan lugar a un efecto sedante. Esto es así principalmente en el caso de las flores, ya que en el caso de los extractos es más difícil modular el efecto mediante el ajuste de una u otra temperatura.
  • Modo de consumo más seguro: consumir cannabis mediante el uso de la vaporización es la forma de consumo más segura de consumir esta planta, es un hecho comprobado científicamente en multitud de estudios. Por lo que los hospitales (a nivel mundial) usan preferentemente la vaporización para administrar las dosis necesarias en los consumidores terapéuticos. Esto se debe principalmente a dos causas: no produce efectos nocivos para la salud, ya que el portador de las esencias es vapor de agua, siendo este inocuo para la salud; y es imposible de sufrir una intoxicación severa, ya que, al ser de efecto inmediato, difícilmente seguiremos vaporizando si notamos efectos adversos.
  • Menor manipulación: cuando consumimos flores de cannabis mediante la vaporización, estas apenas están procesadas. Es decir, la manipulación humana es mínima (siempre y cuando se haga de forma correcta). Es más difícil que patógenos sean introducidos en nuestras esencias en el proceso que va desde el cultivo hasta su envasado. Si trasladamos esto a otros ámbitos cotidianos, siempre será mejor comprar o cultivar un tomate, para hacer con este tomate frito, que adquirir el tomate frito elaborado. Durante el procesado se agregarán agentes externos, y nuestro fin es consumir cannabis o tomate, no otros aditivos. Estos aditivos, pese a no ser insalubres, en mi opinión, no son recomendables.

Aunque son pocas las desventajas, también tiene algunas, destacando principalmente tres:

  • Menos discreto: debido a la actual legislación, en España el consumo de cannabis en la vía pública está totalmente prohibido. Esto obliga a los consumidores medicinales a exponerse a una multa en caso de necesitar consumir su medicina. Si bien hace unos años los vaporizadores apenas se conocían, y era mucho más fácil y discreto su uso, en la actualidad (pese a existir modelos muy discretos) cada vez son más perseguidos por los cuerpos de seguridad.
  • Alto coste de los vaporizadores: otra de las desventajas más destacables es el alto coste de las unidades de vaporización aptas para el uso continuado. Es cierto que podemos encontrar modelos muy baratos, pero apenas pasan controles de calidad. Esto nos obliga a realizar desembolsos superiores a los 200 euros en el caso de que nuestro consumo sea intensivo y/o medicinal. Un coste muy elevado para algunas personas, que ven estos vaporizadores (salubres y certificados) como artículos de lujo. Precisamente por esto, siempre reclamo públicamente que las autoridades pertinentes incluyan en el sistema sanitario español el uso de vaporizadores. De esta forma, al menos, facilitarían su compra al usuario medicinal que lo necesite; o incluso se financiaría de una u otra manera para los enfermos que no puedan realizar este desembolso.
  • Mantenimiento y limpieza: por último, y menos importante, estaría la limpieza y mantenimiento de las unidades de vapor. Tanto el mantenimiento (renovar piezas muy usadas y desgatadas) como la limpieza condicionarán en gran medida el funcionamiento del vaporizador, así como su salubridad. Por ejemplo, una silicona de grado médico, aunque es 100 % saludable, con el uso se va degradando y conlleva un riesgo para nuestra salud. Es conveniente cambiar las partes de silicona y de plástico al menos cada seis meses en caso de que nuestro uso sea recreativo e intensivo. Para los que hacen un consumo medicinal se recomienda cambiarlos cada mes, como medida de prevención.
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Hasta aquí la primera parte de esta singular comparativa. Id preparando vuestras flores y extractos que, en la segunda parte, os daremos unas sencillas recetas para que podáis realizar vuestros propios edibles cannábicos.

¡Yo vaporizo!

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.