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Ayuso, el alcohol y la hipocresía en copa grande: ¿Libertad o conveniencia?

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Ayuso, la hipocresía del alcohol y la guerra contra el cannabis: libertad para beber, pero no para fumar

Si algo ha demostrado Isabel Díaz Ayuso en los últimos años es su capacidad para moldear la palabra “libertad” a su antojo. Libertad para beber cañas, libertad para fumar sin más restricciones, pero, eso sí, ni hablar de cannabis. En la Comunidad de Madrid, el consumo de alcohol diario se ha duplicado en dos años, pero para la presidenta regional, el enemigo público número uno sigue siendo el cannabis. Curiosa vara de medir la suya, aunque viniendo de alguien que convirtió las terrazas de los bares en su estandarte de campaña, no debería sorprendernos.

El vaso medio lleno… de alcohol

Según la última Encuesta Domiciliaria sobre Alcohol y otras Drogas (EDADES), una de cada siete personas en Madrid bebe alcohol a diario. ¿Reacción del gobierno de Ayuso? Silencio administrativo. De las 82 páginas del Plan Regional contra las Drogas, ni una sola mención al alcohol o al tabaco. Parece que la lucha contra las adicciones solo aplica a aquellas sustancias que no generan ingresos fiscales ni forman parte del ritual de las cañas y tapas.

La narrativa de Ayuso sobre la “pérdida de libertad” que generan las drogas queda, cuando menos, coja. ¿El alcohol no quita autonomía? ¿El tabaco no es una condena? Son las dos sustancias más consumidas y, curiosamente, las que más muertes provocan. Pero claro, reconocer eso sería dispararse en el pie en una comunidad donde el ocio nocturno y la hostelería son pilares sagrados de su gestión.

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Buzones para chivatos, pero sin tocar los bares

Dentro de su plan antidrogas, Ayuso ha impuesto buzones en los institutos para denuncias anónimas sobre consumo de cannabis. Es decir, quiere que los adolescentes se delaten entre ellos mientras los adultos pueden seguir bebiendo sin restricciones en cada esquina. Porque, evidentemente, nada fomenta más un ambiente de confianza y prevención que convertir a los alumnos en espías de patio.

Mientras tanto, Madrid sigue siendo un paraíso para el alcohol. Botellón, barras libres, terrazas sin límites horarios… Todo entra dentro de su concepto de libertad. Pero claro, ¿qué sería de su discurso si un día decidiera aplicar la misma severidad con la que persigue el cannabis al consumo descontrolado de alcohol? Imaginen la campaña electoral sin su icónica frase de “que te dejen salir a tomarte una caña en paz”. Imposible.

La «teoría de la escalera» y el doble rasero

Otro de sus argumentos estrella es la famosa “teoría de la escalera”, esa que sostiene que quien empieza fumando porros acaba perdido en la heroína en una espiral descendente sin freno. Lo curioso es que el alcohol, la droga de inicio por excelencia, ni siquiera entra en esta ecuación. Porque, claro, en la teoría de Ayuso, una copa de vino es cultura, una cerveza es socialización y un chupito es un homenaje a la tradición. Un porro, en cambio, es el fin de la civilización.

Ningún estudio serio avala esta teoría. De hecho, la comunidad científica ha desmentido reiteradamente que el cannabis sea la puerta de entrada a otras drogas más duras. Pero eso no importa. Lo relevante aquí no es la salud pública, sino el relato que conviene sostener.

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Libertad… pero solo para lo que le interesa

Si de verdad Ayuso creyera en la libertad individual, en la responsabilidad de cada persona para decidir sobre su cuerpo y sus hábitos, apoyaría la regulación del cannabis en lugar de satanizarlo. Pero eso implicaría chocar con su base de votantes más conservadora y, sobre todo, con los intereses económicos que rodean el negocio del alcohol y el tabaco.

Su política antidrogas es una burla. No combate las adicciones, no protege la salud pública y no responde a criterios científicos. Es puro postureo ideológico. Porque en el Madrid de Ayuso, puedes perderte en una borrachera diaria sin que nadie levante una ceja, pero ay de ti si te fumas un porro. La libertad, al parecer, es selectiva.

Acerca del autor

The Swami

Amante del cannabis y especializado en el mundo de las sustancias psicoactivas. Escritor y psiconauta.