¿Necesitaré una instalación muy grande? ¿Qué debo tener en cuenta a la hora de preparar la instalación?

Para empezar, debemos tener en cuenta el espacio del que disponemos. Normalmente, este factor nos diferenciará de un banco de semillas profesional (a parte de muchos otros). En una crianza cannábica casera se suele disponer de poco espacio y habitualmente se utiliza una habitación de tamaño estándar, así que deberemos jugar con el ingenio para aprovechar al máximo el que tenemos.

Necesitaremos un lugar donde conservar los parentales y, por tanto, deberá estar permanentemente en estado vegetativo, y otros dos espacios donde llevemos a cabo la fecundación. Así que para distribuir de manera eficiente la habitación de crianza, mi consejo es que te hagas con pequeños armarios de cultivo. Los hay de distintos tamaños, desde sesenta centímetros por sesenta centímetros hasta dos metros cuadrados o más. De esta forma podemos crear distintos habitáculos independientes para nuestros cultivos, pudiendo así disponer de todas las salas necesarias para llevar a cabo nuestra crianza cannábica casera.

Siempre aconsejo tener un mínimo de cuatro habitáculos: uno un poco más grande para guardar en estado vegetativo nuestras genéticas seleccionadas; dos un poco más pequeños para llevar a cabo la floración y un último habitáculo de menor tamaño para realizar los clones.

Al fin y al cabo, lo que estamos intentando es crear una variedad, así que muchas veces, durante el proceso, irás obteniendo distintas genéticas y algunas de ellas serán tan buenas que querrás guardarlas. Esta es la principal razón por la que al final el armario de madres (y padres) siempre tiene que ser un poco más grande.

Recuerda que a la hora de hacer una crianza cannábica casera es muy importante que tengas un sistema de etiquetado eficaz. Ya que en este caso estás trabajando con plantas hembra y macho, así que una confusión podría llevarte a hacer un cultivo en floración de machos. Prestar atención al etiquetado es un paso muy importante para poner orden en los cultivos.

En mi caso, etiqueto las plantas según variedad, género y número de planta. De esta forma en mi jardín cada individuo viene con su correspondiente etiquetado, con lo cual no podemos fallar a la hora de escoger uno determinado.

Sería ideal tener el cuarto de madres repartido en dos segmentos: en el primer segmento se encontrarán todos los individuos de sexo femenino, en el segundo los individuos de sexo masculino. En ambos casos etiquetados y ordenados por numeración.

En principio, con un buen sistema de etiquetado no tienes por qué tener ninguna confusión a la hora de escoger el ejemplar deseado. Aun así, te aconsejo que distribuyas las plantas por orden numérico, ya que al estar de este modo serán más fáciles de identificar si en algún momento se borrara una etiqueta. Insisto en esta cuestión porque aunque pueda parecer una obviedad, podría ser un error fatal que nos obligaría a recomenzar nuestra crianza, ya que si desconocemos los parentales que estamos hibridando será mucho más complicado ir definiendo los rasgos que se quieren seleccionar.

Uno de los aspectos a considerar en el cuarto de los padres es el verano: en esta época también necesitarás mantener tus plantas en crecimiento, pero la temperatura que pueda  alcanzar a veces el cuarto de cultivo es demasiada para los que carecen de caros sistemas de refrigeración, ya que en este tipo de cuartos con tantas salas un “pingüino” normal muchas veces no es suficiente. Así que lo mejor es mantenerlos con algún equipo de iluminación de bajo consumo o LED para poder seguir disponiendo de ellos en verano, y que la temperatura no nos impida conservar nuestras genéticas.

Es conveniente que nos hagamos con una zona de clonado, donde podamos enraizar los clones y, una vez enrizados, mantenerlos en fase vegetativa en macetas de no más de litro. Este espacio es muy importante, ya que de esta forma proveeremos de ejemplares a las floraciones.

 

¿Recuerdas el artículo anterior? En él explicaba muy resumidamente las tres leyes de Mendel. Ten en cuenta que para seleccionar los distintos rasgos genéticos es necesario cruzar con algún ejemplar de un cruce anterior, ya que con estos “retrocruces” es como conseguiremos fijar gran parte de las características genéticas que queremos darle a nuestra nueva variedad.

Te puede Interesar
Cómo aplicar la genética cuantitativa a la crianza cannábica casera

Así que mediante la técnica de clonado podrás conservar los parentales ascendentes, pudiendo al mismo tiempo trabajar en tu variedad. Igual que en el resto los cuartos, en el de clonado es muy importante prestar atención al etiquetado, quizás más que en otras salas. Ya que un error en este paso se traduce en un error seguro en el siguiente, que es la floración.

El habitáculo para clonado no tiene que ser excesivamente grande: con que podamos poner el triple de esquejes de los que podamos florecer será suficiente. Esto te permitirá tener un margen en las posibles bajas que puedan producirse durante el enraízamiento. Además, recuerda que en tu trabajo de selección descartarás cualquier ejemplar de genética no deseada.

El módulo que hayamos habilitado para la floración, debe tener todas las condiciones para que la planta pueda llevar a cabo dicho proceso correctamente. Para que las plantas produzcan semillas de calidad, necesitamos que la flor se desarrolle correctamente, igual que si estuvieras cultivando para fumar. Es un error muy común pensar que las flores que van a ser polinizadas no necesitan de una madurez excesiva, ya que una flor muy joven dará lugar a muchas semillas inacabadas o estériles. Esto se debe a que la flor más madura ha guardado más energía para ese proceso y dará lugar a semillas con un porcentaje de supervivencia más elevado.

 Pero, ¿cómo comienzo mi crianza en tan poco espacio?

Como te decía al principio, en la crianza cannábica casera es muy importante agudizar el sentido del ingenio, así como estructurar y organizar nuestro trabajo a conciencia para obtener el máximo provecho.

Lo más probable es que quieras comenzar seleccionando algunos ejemplares para obtener los mejores de entre ellos y conservarlos como padres. Antes de gastar dinero en semillas, debes plantearte qué variedad quieres conseguir, para saberlo necesitarás analizar cuáles son tus gustos. ¿Prefieres efecto de índica o de sativa? ¿De sabor terroso o dulzón? ¿Muy productiva y de crecimiento vigoroso, o más bien achaparrada para un cultivo indoor pequeño? Estas son algunas de las preguntas que debes hacerte antes de obtener las semillas.

Una vez tengas definidos estos patrones, viene el momento de elegir los parentescos deseados. Lo mejor es que mires varios catálogos, ya que siempre observarás diferencias entre ellos aunque anuncien una misma variedad. Te aconsejo comenzar sólo con dos variedades, y tal como comentaba en el artículo anterior, intenta que sean variedades puras, o muy estables como White Widow. Si puedes conseguir semillas regulares mucho mejor, pero si una de las dos variedades es feminizada no pasa nada.

Actualmente los bancos de semillas están produciendo la mayoría de su catálogo en semillas feminizadas, debido a la comodidad que obtiene el cultivador al no tener que preocuparse por los machos, sabiendo que casi el cien por cien de las semillas van a ser hembra. En realidad hay un 0,01 por ciento de posibilidades de que no fuera feminizada, y por tanto de ese 0,01 por ciento, existe el 0,005 por ciento de posibilidades de que salga un macho.

A nosotros por el momento lo que nos interesa es obtener ejemplares regulares, donde podamos seleccionar tanto machos como hembras para nuestra descendencia.

Una vez tengas las semillas, queda comenzar a cultivarlas. Mi consejo es que, en esta primera tanda, utilices el espacio más grande ya que aún no dispones de ningún padre para guardar. Además, al ser la primera selección lo más probable es que tengas un número mayor de plantas que en el resto de selecciones. Sería idóneo dedicarle el habitáculo más grande, separando los machos de las hembras.

Cuando nuestras plantas tengan más de tres nudos y consideremos que están listas, procederemos a realizar dos o tres clones de cada individuo. En este caso es aconsejable etiquetar cada planta con el nombre y un número. Para etiquetar así los esquejes de igual manera. Recuerda que el orden que mantengas en el etiquetado será lo que te permita mantener identificadas las distintas variedades y fenotipos.

Te puede Interesar
Estabilizando una variedad de cannabis

En el número 115 de Cannabis Magazine expliqué cómo seleccionar plantas madre y la importancia de la observación. Te aconsejo mirar ese artículo para que tu trabajo sea mucho más preciso.

Dado que un cuarto lo utilizarás para criar las plantas hembra, y otro para las plantas macho. Lo aconsejable es poner a crecer plantas en ambos armarios y después separarlas por sexo.

A lo largo del cultivo de selección (en el armario grande donde hemos puesto todas las semillas) podremos ir apreciando todos los rasgos, tanto en crecimiento como en floración, así que a lo largo de este proceso tendrás que descartar los ejemplares que no te interesen. Recuerda que cuando decidas deshacerte de una variedad tienes que deshacerte de los clones que la acompañan.

Una vez hayamos concluido la primera floración ya habremos seleccionado nuestros padres favoritos. Obviamente la selección del padre es algo más difícil de lo normal, así que hasta que puedas seleccionar un buen macho conscientemente tendrás que realizar distintos cruces. Con el tiempo irás conociendo la morfología del macho, y podrás seleccionar los mejores a simple vista (siempre me refiero a la selección de rasgos morfológicos). De esta forma habrás ahorrado costes en la primera selección que de otra manera hubieran sido gastos innecesarios.

Al comenzar solamente hemos tenido que hacer uso del habitáculo grande y el de clonado, que es el que menos gasta por su bajo consumo. Llegados a este punto hemos podido realizar la primera selección, pero es a partir de aquí cuando la cosa se complica, ya que es el momento de realizar los cruces. Es en esta fase cuando tendremos que hacer uso de los cuatro habitáculos que hemos creado, ya que intentaremos tener siempre clones preparados. Asimismo, los padres también van a estar siempre activos. Por otra parte, los cuartos de floración irán cumpliendo con sus ciclos.

Recuerda que la escasez de espacio va a hacer que tu selección sea bastante imprecisa. Así que podría pasar un buen tiempo hasta que logres fijar los rasgos genéticos que desees. Dado que cada rasgo se expresa en los distintos ejemplares, observar un número mayor de individuos te puede ayudar a distinguir entre los rasgos de una forma más clara. Sin embargo, habiendo un mayor número de plantas también se manifestarán más características genéticas, puesto que hay más probabilidades de que esto ocurra por pura estadística.

A pesar de todo esto no debes desanimarte ya que una de las experiencias más gratificantes para cualquier cultivador es añadir a tu jardín una planta seleccionada por ti mismo.

¿Necesito algo más?

A parte de los cuartos de cultivo habituales, como material extra te recomiendo que tengas a mano un juego de pinceles (los que se venden en los bazares son suficientes), que utilizaremos para polinizar nuestras flores hembra. También deberías hacerte con unas placas de Petri o similar para guardar el polen de los machos que vayas recogiendo.

Con todo lo detallado arriba estarás preparado para realizar tu propia crianza cannábica casera. Aunque con el tiempo tu técnica se irá perfeccionando y puede que quieras cambiar estas directrices que te propongo. Es algo totalmente normal: ¡cada maestrillo tiene su truquillo!

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.