Millones de consumidores evidencian el fracaso de la guerra contra las drogas en la UE

Mientras los gobiernos de la Unión Europea gastan fortunas en combatir el tráfico de drogas, el consumo sigue en aumento y el crimen organizado se enriquece más que nunca. La prohibición ha fracasado, y la única salida realista es la regulación.

En 2023, más de 22 millones de adultos en Europa consumieron cannabis, la sustancia ilícita más popular en los 27 Estados miembros. En paralelo, la cocaína se posicionó como la segunda droga más consumida, con un preocupante aumento en su presencia en aguas residuales de 49 de las 72 ciudades analizadas entre 2022 y 2023.

Según el informe de la OCDE, alrededor del 2,5% de los jóvenes adultos declararon haber consumido cocaína en el último año por término medio en todos los países de la UE. El mayor porcentaje de adultos jóvenes que consumen cocaína se encuentra en los Países Bajos, Irlanda, Noruega y Dinamarca, donde el 4,0% o más declararon haber consumido cocaína al menos una vez en 2023. Los residuos de cocaína en las aguas residuales municipales aumentaron en 49 de las 72 ciudades de la UE, según datos de 2022 y 2023.

Las cifras de incautaciones muestran una paradoja: lejos de disminuir el tráfico de drogas, las cantidades decomisadas no dejan de crecer. En 2022, los países de la UE incautaron 323 toneladas de cocaína, un aumento respecto a las 303 toneladas de 2021. Esto marca un récord por sexto año consecutivo.

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Los países con mayor incautación fueron:

Bélgica: 111 toneladas
España: 58,3 toneladas
Países Bajos: 51,5 toneladas

Entre los tres, representaron el 68% del total incautado en la UE.

El precio de la prohibición: violencia y corrupción

Lejos de replantear estrategias, los gobiernos europeos insisten en el castigo a los consumidores. En Francia, casi 197.000 personas fueron multadas por consumo de drogas en 2024, un 21% más que en 2023. Pero, ¿ha disminuido el consumo? No. ¿Ha reducido esto el poder del narcotráfico? Tampoco.

La represión no solo no frena el problema, sino que lo agrava: el crimen organizado se fortalece, las cárceles se llenan de consumidores y la violencia se multiplica. En Bruselas, una reciente ola de violencia vinculada a las drogas dejó dos muertos en dos semanas.

Además, la corrupción es un efecto colateral inevitable. En Portugal, una investigación reciente reveló la implicación de funcionarios de aduanas en el tráfico de drogas a través de los puertos de Lisboa, Setúbal y Sines.

Un enfoque nuevo: regulación y reducción de daños

La única forma sensata de abordar el problema de las drogas es asumir que su consumo no desaparecerá y que la prohibición solo ha servido para enriquecer a mafias y carteles. Países como Portugal han demostrado que la despenalización y las políticas de reducción de daños funcionan:

  • Disminuye el consumo problemático
  • Se reduce la criminalidad
  • Se evita que miles de personas acaben en la cárcel por delitos menores
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Europa tiene una oportunidad histórica de abandonar un modelo que no ha funcionado en ningún lugar del mundo. La regulación de las drogas permitiría:

  1. Control de calidad de las sustancias
  2. Reducción de la violencia asociada al tráfico ilegal
  3. Recaudación de impuestos que podrían destinarse a educación y salud pública

Seguir por la senda de la prohibición solo garantiza que dentro de unos años estemos leyendo los mismos titulares, pero con cifras aún mayores de incautaciones, violencia y corrupción.

Acerca del autor

Manu Hunter
Escritor y periodista cannábico

Periodista cannábico con un estilo desenfadado pero siempre riguroso. Cuenta historias que prenden, informan y desmontan mitos, acercando la cultura cannábica al mundo con frescura y credibilidad. ¡Donde hay humo, hay una buena historia!