Más allá de la barrera de Amsterdam: Disfrutando de uno de los mas famosos coffeeshops en Utrecht
Andersom se encuentra coronado por la que tiempo atrás fue la torre anexa a la Catedral[1]. Ubicado en un almacén mercante a orillas del canal más antiguo de Utrecht[2], nos invita a meditar y a disfrutar una jornada turística por los extrarradios de Amsterdam.
Por Guillem Carbonell
No es como cualquier coffeeshop. El edificio, de un modelo parecido a todos los que se construyeron en esa parte del canal, se concibió con tres funciones complementarias. El piso superior, al que se accede recorriendo a pie el canal, debía ser el punto de venta cuando una planta inferior servía de almacén o taller, con una puerta que daba al canal y que permitía cargar y descargar materiales fácilmente. Hoy en día, el comercio sigue siendo su función, pero lo que antes era trastienda fue convertido en un espacio con dos ambientes distintos para fumar, cafetería y una estimulación sensorial difícil de igualar en las inmediaciones.
Al subterráneo se accede por una consumición mínima igual al coste de un canuto ya liado, que hasta la fecha han sido menos de cuatro euros. Las escaleras bajan hasta una sala de espera despejada de humo, con una barra para pedir las consumiciones, baño y pinball, por el que merece la pena quemar un par de monedas.
Enfrente tenemos una sala similar a cualquier lugar de copas –¡salvo que aquí no venden alcohol!–. Es un lugar cavernoso, donde muchos de los asientos te trasladan a un rincón privado desde el que contemplar el entorno: hay neón, una máquina de juegos, y dos caballos de madera cuya imagen queda reservada para los que elijan esta opción hasta sus últimas consecuencias. Por los asientos empotrados en la pared y la abundancia de mesas y sillas, es vuestra opción si planeáis venir en un grupo numeroso.
Tras las escaleras se encuentra una sala presidida por un ventanal desde el que nos llega la luz exterior. Es un contexto personal y más tranquilo, donde meditar, leer o reencontrarse. El carácter del cuarto cambia conforme a lo que el sol le provee, y dependiendo de la hora del día encontraremos distintos matices. Muy adecuado para solitarios, parejas y grupos de hasta cuatro personas.
Su producto 101
Aunque aquí la calidad de las hierbas puede ser muy variable, es posible encontrar sorpresas. Hace poco más de un mes dejaron de ofertar una misteriosa variedad que ellos denominaron “Aktie”, por una relación calidad–precio que ponía en entredicho la potencia de otras hierbas de la ciudad, como las místicas que encontramos en el Culture Boat, a pocos minutos de allí.
En caso de que no tengan nada así, decantarse por sus variedades más caras es la mejor opción dada la cuestionable calidad de la económica Power Plant. So pena de que podamos llevarnos un chasco, siempre es mejor perder unas décimas de gramo por el mismo precio que ir a lo más barato; que si es barato, es por algo. Entre las opciones más razonables que podemos adquirir están las que ellos ofertan como Cheese y Silver Haze, aunque los consumidores más duchos echarán de menos algo de la potencia y la calidad que se puede encontrar en Amsterdam.
Además de hachís y pre–liados, la oferta de cannabis se divide en bolsas de diez y veinte euros. Para cualquier consumidor, incluso habitual, no debería ser caro fumar y, en efecto, la porción más pequeña nos promete una diversión razonable. Incluso aunque no se les pida, suelen enseñarte varias bolsas y te dejan elegir, una nota de cortesía contra el fraude que se echa de menos.
Afluencia
Visitar este local implica aceptar los horarios comerciales y sociales de Utrecht, que pueden confundir al foráneo. Por ejemplo, los lunes el centro no abrirá hasta las doce del mediodía, y aunque los veas dentro preparando cosas te dirán que no, para evitar la sanción. La gente suele terminar las clases o el trabajo entre las cinco y las siete, y la hora punta en Andersom puede hacer que encuentres el local lleno entre las seis y las diez. Si no estás por esperar, suelen abrir a las diez de la mañana, y es una buena opción para ir a planear el día tras el desayuno.
Los coffeeshops en Utrecht suelen cerrar entre las doce y la una. Ante la premura, en Andersom disponen de grinders, papelina y mecheros a un precio asequible por si nos queremos llevar el material fuera. Aunque parezca sorprendente, muchos coffeeshops son deficientes en cuanto a oferta de parafernalia básica, y en un lugar donde todo suele cerrar a las seis, un coffeeshop es lo único que puedes encontrar abierto, junto con puestos de alimentación, por supuesto.
Los jueves, como en España, son universitarios. Esto no sólo afecta a la afluencia de los coffeshops, sino a las tiendas en general, que extienden por un par de horas su apertura.
Entre caladas
En la parte superior suelen anunciar eventos culturales. No pierdas la oportunidad mientras haces cola y échale un vistazo. A diferencia de España, la fiesta en Holanda es algo mucho más centralizado y te conviene saber dónde se juega el próximo partido si vas a salir más tarde.
Y aunque pertenezca a la abultada franquicia de Shrek, el pinball de la sala de espera resulta entretenido antes y después de cualquier consumición. Luces, sonidos, y bolas por todos lados brillan con un tono distintivo bajo los efectos de la marihuana. Por un par de euros podemos llevarnos una diversión acorde a nuestras habilidades y cuya duración sorprende para bien; si somos un poco más solidarios podemos jugar con otra persona, uno en cada botón y ambos con el THC.
Se han preocupado por poner la estatua de un policía a tamaño real en el recibidor, de modo que cualquiera puede hacerse una foto haciéndole cualquier cosa. Un buen recuerdo; probablemente no tan bueno como robar una bandera, pero increíblemente más legal y tolerado.
En la sala interior encontrarás la mayoría de las obras y el humor gráfico que exponen, un “bonus track” que forma parte de la huella dactilar de este lugar. Y, en una esquina de la misma habitación, muy cerca de una vetusta gramola de vinilos, funciona irónicamente una máquina de juegos digitales con una forma similar.
Las consumiciones rondan los dos euros. Ofrecen bebidas calientes y frías, y algún que otro aperitivo. Por suerte, el entorno nos ofrece alternativas para cuando llame el hambre.
Cuando llama el hambre
Si al salir nos encaminamos hacia la torre de la Catedral torciendo hacia Servetstraat, a pocos pasos encontraremos un puesto de gyros a medio camino entre el coffeeshop y el descomunal campanario.
Se recomienda para aquí después de una brumosa visita al Andersom; ofrecen degustación gratis, lo preparan frente a ti y utilizan alimentos de calidad muy respetable, teniendo en cuenta la mediocridad general de los kebabs que puedes encontrar en Utrecht. La cuenta sale a unos seis euros por persona, con bebida incluida. Aunque no acepten dinero en efectivo, te mandarán a pagar al restaurante de enfrente, donde puedes comer sentado, algo que por estos lares suena en ocasiones prohibitivo.
Justo al otro lado del coffeeshop, una heladería. Tienen algo de fruta junto a su producto mayoritario, para los amantes del dulce con barquillo cuando éste parece incluso dietético.
Cruzando el canal se arriba a Choorstrat, una calle paralela a la de Andersom, Viskmarkt 23; es un acceso al distrito comercial. Allí podremos encontrar un cajero a la altura de su bocacalle hacia Steenweg. Por si eres primerizo: ¡en los coffeeshop no aceptan tarjetas! En esta última calle hay también algunos puestos de comida, incluida una famosa franquicia de patatas fritas belgas; son muy aficionados a las salsas, y si te atreves deberías probar variedades exóticas como las patache orloog[3].
Aún bajo los efectos
Subir a la Torre de la Catedral, la Domtoren (www.domtoren.nl), es una visita casi obligada. Las vistas compensarán las escaleras. En las inmediaciones existe una oficina de información donde conocer horarios y precios, comprar los pases o coleccionar algún que otro souvenir. Los efectos menores que la marihuana haya podido ocasionar en el cuerpo no deberían preocuparnos dado que la actividad es razonablemente segura. Convendría no obstante acompañarse de alguien sobrio o, en su defecto, hacer el esfuerzo consciente por no resultar molesto. Si a pesar de todo no se está en condiciones, la actividad se repite cada hora y podemos esperar mientras disfrutamos de los alrededores.
La Catedral es un pasatiempo gratuito, junto a su pequeño jardín porticado; dependiendo de la época del año, resulta especialmente atractivo e íntimo durante la floración.
Aunque los Países Bajos adoptaron la tradición calvinista, siglos después han acabado como uno de los territorios más ateos de la Europa Continental. Ello ha propiciado que no sólo sus templos difieran de los españoles, sino que además muchos de ellos hayan sido reconvertidos en residencias o museos. En este contexto encontramos el Museum Speelklok (www.museumspeelklok.nl) en Steenweg 6, a un par de minutos desde Andersom y dedicado a los instrumentos automáticos. En este rincón los visitantes tienen la posibilidad de asistir a conciertos musicales regidos por autómatas mecánicos; una elección idónea para los contemplativos.
Algo más lejos pero comedidamente accesible –Oudegracht 176– se encuentra el Museum of contemporary aboriginal art (www.aamu.nl), que desde los noventa se ha dedicado a recopilar arte procedente de nativos australianos. Si el efecto del cannabis resultase ser cerebral y creativo, éste sería un lugar donde encontrar buenas ideas.
Smartshop y Cía.
No hay duda de que Andersom reside en un lugar privilegiado, tanto como la torre que marca el centro social de la ciudad. Sin importar qué dirección se tome, encontraremos tiendas y restaurantes y por doquier. Aunque la mayoría de lo que se oferta sea ropa, algunos puestos alternativos suscitan nuestro interés.
Recorrer el viejo canal en sentido sur nos llevará, en cinco minutos, al cruce con Hamburgerstraat. ¡Las hamburguesas no iban a ser menos! Aquí tenemos una pequeña joya en el corazón de Utrecht, quizás un segundo alto en el camino de la mano de State of Mind: una acogedora smartshop donde, además de tener acceso a otro tipo de sustancias entre las que se encuentra la ayahuasca o las trufas psilocíbicas, encontraremos un cálido recibimiento y una carta de tés psicoactivos fuera de lo habitual. Además, ofrecen una cantidad considerable de parafernalia y regalos. Un ambiente idóneo si nuestra zambullida en Andersom nos pide algo más de oxígeno y tranquilidad.
En la misma acera tenemos algunas tiendas dedicadas a los juegos de mesa, rol, miniaturas y fantasía, cuando al otro lado del canal encontramos otro tanto, además una tienda de cómics. Sin lugar a dudas, éste el rincón perfecto donde hacer nuestras compras o, simplemente, echar uno de esos vistazos que se prolongan hasta la saciedad por el interés de lo observado.
“El Otro”
Algo más alejado del centro, en Wittevrouwenstraat, encontramos un pequeño coffeshop bautizado como Wietstock. Aparentemente uno más, no era sólo “Aktie” lo que compartía con Andersom: la marihuana, en general, es la misma en todas sus variedades. Lo que parece, al margen de quien ostente la propiedad, es que éste es otro punto de acceso a la oferta genuina de hierbas del Andersom.
Es un lugar mucho más calmado y a pie de calle, donde además se ofrecen “space muffins”. Su efectividad está en entredicho, pero siempre es la alternativa para los no fumadores. Si lo pillas de camino, es una oportunidad para probar Andersom sin ir hasta allí; si estás viajando por motivos de cata, Andersom y Wietstock son intercambiables, aunque la experiencia del primero tenga poco que ver con lo que ofrece el segundo.
Contenido paralelo
¡Pst! Muy cerca del coffeeshop decano de Utrecht podrás encontrar la sala donde se firmó el Tratado de Utrecht, por el que España perdió Gibraltar. ¿Eres capaz de encontrarla?
Coordenadas: 52º 5′ 25.3″ N, 5º 7′ 20.43″ E
¿Sabías que…?
– Las mejores puntuaciones en pinball del Andersom siguen prácticamente vacías.
– La marihuana en Utrecht es generalmente más barata que en Amsterdam.
– Los coffeeshop exigen una consumición en hierba mínima para entrar, pero no que consumas exclusivamente su hierba.
[1] Domtoren
[2] Oudegracht
[3] “Patatas en guerra”.
Acerca del autor
Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.