Como sucede todos los veranos, las noticias sobre drogas basadas en hechos anecdóticos o falsos hacen saltar la alarma en los medios de comunicación. En este caso se trata del ‘Krokodil’, una nueva droga de supuestos efectos letales según los titulares. ‘Krokodil’ es el nombre popular de un preparado a base de desomorfina, fabricado a partir de codeína con sustancias químicas ampliamente disponibles como ácido clorhídrico, yodo y fósforo rojo, cuyo consumo se circunscribe a Rusia y Ucrania. Es un preparado barato y fácil de producir en el ámbito doméstico a partir de fármacos que contienen codeína.

Su consumo en España no está confirmado

Respecto a la detección del primer caso de consumo de ‘krokodil’ en España, Energy Control, programa de prevención de riesgos de ABD, quiere aclarar que no existe ni un solo caso confirmado en España. El artículo original que ha dado lugar a la alarma mediática en nuestro país menciona un único caso clínico basado únicamente en el testimonio oral de un paciente, cuyo consumo fue con objetivo lúdico-experimental, por vía oral (no inyectada) y cuyo resultado en la prueba de detección de drogas en orina dio positivo en opiáceos. Sin embargo, la presencia de desomorfina en el paciente no cuenta con ninguna prueba toxicológica específica que la sustente más allá del reporte del propio paciente. No existen análisis de sangre, muestras biológicas ni análisis químico de la sustancia.

Ninguno de los indicadores utilizados para evaluar la aparición de drogas ha detectado la presencia de esta sustancia en España. Ni los servicios de vigilancia epidemiológica del Plan Nacional sobre Drogas, el Instituto Nacional de Toxicología, el Observatorio Europeo sobre Drogas y Toxicomanías, ni los indicadores de incautaciones policiales sobre drogas o los servicios de atención a drogodependientes han documentado jamás el consumo de desomorfina en España. No existen artículos científicos sobre toxicidad (aparte del publicado en Adicciones, basado en un testimonio oral, e incoherente con el resto de los datos científicos disponibles).

Por otra parte, Energy Control cuenta con un Servicio de Análisis de Drogas que durante el 2015 analizó 4.519 muestras sintéticas de diferentes sustancias sin haber encontrado una sola muestra de desomorfina.

Todos los veranos nos encontramos con noticias sobre “supuestas nuevas drogas”, “drogas de moda”, “incrementos en el consumo” (estramonio, MDPY, drogas caníbales, flakkas, tampodkas…) que están basados en casos dudosos, anecdóticos o directamente falsos y que se propagan de forma alarmista creando un impacto social muy lejos de la realidad.

Energy Control recuerda que los profesionales de drogas y los medios de comunicación comparten la responsabilidad de informar sobre drogas de una manera ajustada a la realidad, lejos de simplificaciones, alarmismos y mensajes no contrastados. En caso contrario, se corre el riesgo de perder prestigio y credibilidad, sobre todo delante de los consumidores, efectivos o potenciales.

Efectos de ‘Krokodil’

La desomorfina es un análogo opiáceo, inventado en 1932 en EUU, con una estructura similar a la morfina aunque con un margen de seguridad más estrecho. Produce un inicio de efectos más rápido y una duración más corta que la morfina, por lo que requiere que la persona consuma con mayor frecuencia y le confiere un mayor potencial adictivo.

El uso de ‘krokodil’ está circunscrito a Rusia y Ucrania, Kazajstán y Georgia y no existen, hasta el momento, datos sobre su presencia en otras localizaciones geográficas. Su consumo se inicia como una alternativa a la heroína en zonas donde escasea. En este sentido, en 2010 una cosecha deficiente de adormidera en Afganistán dio lugar a una escasez de heroína en el mercado y motivó a personas usuarias a reemplazar la heroína por desomorfina en algunos países como Rusia. También es importante señalar que la falta de tratamiento y de medidas destinadas a la atención de personas usuarias de drogas por vía parenteral, como ocurre en Rusia, donde no están permitidos los tratamientos de sustitución con metadona, son un factor a tener en cuenta a la hora de explicar las causas que motivan y mantienen su uso.

Respecto a las lesiones excesivas entre las personas que se inyectan, Energy Control quiere aclarar que los efectos de la desomorfina son similares a otros opiáceos como la heroína: euforia, sedación y alivio del dolor, entre otros. Los riesgos y reacciones adversas también son similares a otros opiáceos, sin embargo, el hecho de que sea un producto de fabricación casera, en condiciones pésimas de higiene y con conocimientos limitados sobre su síntesis, da lugar a un preparado con impurezas y contaminado con subproductos tóxicos y corrosivos. Por ello, su consumo inyectado puede causar dolor y decoloración de la piel en la zona de punción y derivar en complicaciones médicas graves.

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Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.