En un gran invernadero de Florencia, Italia, un centenar de plantas de cannabis crecen tranquilamente bajo la mirada atenta de militares, que se encargan ahora de producir la marihuana terapéutica disponible en las farmacias italianas.

Aunque el coronel Antonio Medica asegura que nunca fumó un porro, está convencido de la calidad de sus plantas: “Hemos hecho pruebas”, insiste.

Al entrar en su espacio de cultivo, a caballo entre un laboratorio de alta seguridad y un invernadero, el coronel se pone una blusa de cirujano por encima de su uniforme, mientras va explicando su insólito trabajo.

“Uno de mis colegas bromeaba el otro día: ‘Pasamos 40 años intentando impedir a las tropas fumar en los cuarteles y ahora somo nosotros los que producimos la mercancía’”, cuenta.

Pero su misión es totalmente seria: la calidad tiene que ser buena y sobretodo constante porque la producción va destinada a personas enfermas.

“Producir en este entorno estéril y cerrado es muy importante porque es la única manera de obtener un producto constante y sin elementos tóxicos, especialmente metales pesados como el mercurio, que las plantas absorben fácilmente en los campos”, explica el coronel Medica.

— Menos THC, más CBD —

Vendidas únicamente con receta médica, las primeras remesas de este experimento italiano están llegando a las farmacias del país.

El producto es muy diferente del cannabis recreativo, porque en el ámbito médico lo que cuenta no es tanto el principio activo que altera los sentidos de los fumadores, el THC, sino los otros cannabinoides, principalmente el CBD, un antiinflamatorio.

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La marihuana del ejército italiano contiene mucho menos THC y más CBD que sus equivalentes que se venden en la calle, o incluso del cannabis fabricado en Holanda, sobre el que los médicos italianos se basaban hasta ahora.

Según las estimaciones, entre 2.000 y 3.000 personas en Italia toman cannabis terapéutico. Puede aliviar el dolor de los enfermos de esclerosis múltiple o las náuseas de los que reciben quimioterapia.

Las directivas del ministerio de Sanidad también citan su eficacia contra el glaucoma o para devolver el apetito a los anoréxicos y enfermos del sida.

El consumo de cannabis por razones médicas está autorizado en Italia desde 2007, pero muchos médicos no se atreven a recetarlo porque temen que no se respeten las dosis o los modos de administración.

“Tienen miedo de que haya efectos secundarios, temen asumir la responsabilidad, todo les da miedo”, lamenta Pierluigi Davolio, un farmacéutico de Florencia convencido del uso terapéutico del cannabis.

— ‘Fase muy experimental’ —

Pero como en muchos otros países desde hace unos 15 años, médicos y pacientes italianos empiezan a ser conscientes del interés de esta substancia. Davolio vende unas 300 preparaciones por año, a veces a pacientes que antes se aprovisionaban en la calle.

El objetivo del “Proyecto cannabis” del Establecimiento químico y farmacéutico militar, un instituto fundado en 1853, es responder de manera controlada a esta demanda cada vez mayor.

Para ello, se han instalado dos invernaderos, cada uno con capacidad para un centenar de plantas, y están previstos otros dos, para conseguir este año una producción de 100 kg.

“Estamos en una fase muy experimental”, explica Davolio, mientras el coronel Medica ya está pensando en diversificar la producción para paliar otras patologías.

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En los invernaderos, la temperatura ambiente oscila entre 20 y 28°C. Las plantas crecen en tres meses –frente a un año en condiciones naturales en el exterior–, estimuladas por una potente luz artificial y por la música de Mozart, que al parecer emite una resonancia propicia para su crecimiento.

Una vez recogidas, las hojas se secan y se desmenuzan, y luego son tratadas con rayos gamma para suprimir cualquier agente patógeno.

Como modo de administración del cannabis terapéutico, el ministerio de Sanidad recomienda usar un aerosol. El coronel Medica desaconseja por su parte a los pacientes que no lo utilicen en porros: “Estudios demuestran que la combustión degradan los principios activos”, precisa.

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Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.