Hola queridos cultivadores y bienvenidos a este segundo y nuevo número de la sección “Mi primera habitación de cultivo”. En el primer artículo hemos hablado del proceso de acondicionamiento y saneado de una habitación desaprovechada en vistas a construir un entorno idóneo para el cultivo y disponer de un lugar higiénico para nuestras plantas.

Por Gospodin Konopí

Hemos comenzado hablando sobre el método seleccionado para revestir las paredes de nuestra habitación. Esto lo hemos hecho realizando un pequeño repaso por los diferentes materiales disponibles para realizar el revestimiento de las paredes y del mismo modo hemos explicado como colocar los paneles de pladur optimizando al máximo su versatilidad, prueba de ello es la puerta corredera que, como comentábamos, habíamos decidido colocar para un mayor aprovechamiento de la superficie de la que disponemos para el cultivo de nuestras plantas.

En el número de hoy vamos a abordar el tema del sistema de ventilación y de la estructuración del espacio para finalmente, en el siguiente y último número, hablar de las variedades por las que nos hemos decantado y de otro tipo de variedades susceptibles de enarbolar un proyecto tal que este. Además, trataremos el tema del abonado y de los nutrientes necesarios para este tipo de cultivo.

La reflexión que ha motivado el acondicionamiento de una habitación de cultivo en nuestro hogar ha sido la siguiente: si vamos a gastarnos una media de 150 o 200€ mensuales adquiriendo cannabis además de tener que recurrir al mercado negro, arriesgándonos a ser sancionados si nos coge la policía o a ser juzgados por las malas lenguas, máxime cuando vivimos en lugares de reducida población, quizá va a ser mejor un planteamiento más ecológico y discreto. Muchas veces no es posible disponer de una habitación, en este caso podemos utilizar uno de los muchos tipos de armarios que las diferentes marcas ponen a nuestra disposición. Durante la feria del cannabis y del cáñamo, la Spannabis celebrada en Málaga los días 9, 10 y 11 de mayo, se han podido ver armarios de cultivo de todos los tamaños y para todo tipo de necesidades.

Si se tiene la suerte de poder disponer de una habitación, sea cual sea su tamaño, podemos esbozar una serie de ideas en un primer momento y en base a las características de la habitación y de las necesidades y objetivos que persigamos. En un segundo momento deberemos hacer una planificación de los materiales y productos que vamos a necesitar para seguidamente elaborar un pequeño presupuesto. Estoy seguro de que en muchos casos uno se sorprendería del ahorro de dinero y problemas que esto supondría.

Las posibilidades que una habitación entera nos ofrece son enormes porque nosotros mismos vamos a ser quienes decidamos cómo disponer del espacio que tenemos por lo que podremos realizar cultivos más o menos extensos, monocultivos, cultivos de variedades índicas o sativas o idear un pequeño sistema de ciclo continuo, esto sería mantener unas madres e ir esquejando en un espacio de crecimiento para posteriormente llevar esos esquejes a la zona de floración.

Como hemos visto en el número anterior, nuestras paredes ya están completamente revestidas y el pladur colocado. En nuestro caso, tenemos una estructuración de la habitación que responde a dos habitáculos. Cada uno de estos espacios tendrán una finalidad diferente, como decíamos en el número anterior, hemos dispuesto de un pequeño espacio para el crecimiento en donde tendremos nuestras madres y los esquejes que iremos creciendo para posteriormente pasarlos a la zona de crecimiento. Hoy vamos a hablar del sistema de ventilación, de las lámparas y de la estructura de la zona de floración para finalmente abordar en el próximo y último número de esta serie el tema de las variedades seleccionadas así como de los nutrientes y abonos que utilizaremos.

En primer lugar vamos a hablar de la ventilación que es un aspecto esencial en cualquier cultivo indoor, aunque habitualmente una habitación cuenta con más ventilación que un armario de cultivo será necesario disponer de un buen sistema de ventilación, de la misma manera que no tener ventilación para cultivos en armarios resulta un gran error, pasar por alto la importancia de un sistema de ventilación que se adecue a nuestro contexto resulta una decisión nefasta en vistas al desarrollo de nuestras plantas. Para hacernos una idea de la extracción que necesitaremos deberemos de saber cuántos m³ tiene nuestro espacio de cultivo o lo que es lo mismo, tenemos que conocer el volumen de la habitación. Para hallar el volumen tenemos que realizar un pequeño cálculo:

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Volumen = Largo x Ancho x Alto

Para las dimensiones que venimos tratando, en nuestro caso unos 17m³, lo adecuado será disponer de dos extractor de entre 425 m³/h y 950 m³/h. De la misma manera dispondremos de una “intracción” de 325 m³/h, lo que sería un 20% menos de capacidad que la extracción, con la intención de proporcionar aire fresco a nuestro cultivo. Además, es recomendable utilizar varios ventiladores para remover el aire y crear una ligera corriente continua. Esto va a favorecer el desarrollo de las plantas y de sus flores.

Como hemos dividido nuestro espacio de cultivo en dos zonas, y la de crecimiento es mucho más pequeña, aprovecharemos el tabique de separación para hacer dos pequeñas aberturas de unos 125 mm y 150 mm para colocar dos extractores uno para extraer el aire de la zona de crecimiento y madres y otro para introducir el aire renovado que llega a la zona de floración. Hay que tener en cuenta que aunque nuestro espacio de crecimiento sea una habitación el tamaño de esta zona será francamente pequeño, de manera que con dos extractores poco potentes será más que suficiente. Será suficiente con que el extractor que extraerá el aire posea una capacidad de extracción de 305m3.

Para controlar todos estos aparatos utilizaremos temporizadores analógicos o digitales dependiendo de nuestro presupuesto y de nuestra predilección por lo analógico o lo digital (los temporizadores digitales son más fiables y precisos).

También vamos a utilizar varios CoolTube, de manera que consigamos acercar al máximo nuestras lámparas. Esto lo vamos a hacer introduciendo nuestras lámparas en los CoolTube y conectando estos, al sistema de extracción, vamos a reducir la temperatura de las lámparas, de manera que el calor al que nuestras plantas se verán sometidas será mucho menor (si los extractores no son lo suficientemente potentes los CoolTube no cumplirán su función). Existen cultivadores que no son demasiado partidarios de la utilización del CoolTube, en algunos casos se argumenta que el cristal del propio cilindro reduce la cantidad de lúmenes que llegan a las plantas, por lo que convendría mantener limpio nuestro CoolTube para optimizar su eficacia. Por otra parte se dice también que cuando se persigue acercar el foco a las plantas, gracias al CoolTube, se está limitando la superficie que la luz de la lámpara puede cubrir. Sea como fuere, esta herramienta puede ser una gran aliada contra las temperaturas estivales y además de ser su utilización perfectamente respetable por los cultivadores más experimentados.

Como comentábamos en la parte IV de la serie “Los diez errores del cultivador principiante, desde el sembrado a la recolección”, la iluminación es un aspecto fundamental a la hora de realizar un buen cultivo. El manejo y la elección del tipo de luz a utilizar van a depender, en buena medida, de si se pretende realizar un cultivo económico que aproveche al máximo la energía consumida o por el contrario, de que el gasto energético no supone un problema.

En nuestro caso hemos decidido utilizar tres lámparas de sodio de 400w y un foco de bajo consumo para el mantenimiento de las madres y el crecimiento de los esquejes. De esta manera tendremos tres pequeñas zonas de floración diferenciadas y una zona de crecimiento. Esta es una buena idea si lo que se pretende es realizar un cultivo de tres o cuatro variedades diferentes. La estructuración del espacio de cultivo en varias zonas facilita la movilidad por la habitación y hace posible que se ejerza un mayor control visual de nuestras plantas, ya que el monto total es menor. Si colocásemos las tres lámparas juntas produciríamos más temperatura y además probablemente desaprovecharíamos energía lumínica. En otras ocasiones y dependiendo de las condiciones del espacio se suele dejar un pequeño pasillo en el medio para disponer a ambos lados del espacio de cultivo, colocando sobre este más o menos lámparas según sea de larga la habitación. Conviene mantener una estructuración tal que nos permita poder alcanzar con la mano a cualquiera de nuestros ejemplares y de la misma manera poder mantener un registro visual de cada uno de ellos.

Nuestra decisión se basa en la disposición del espacio, lo que nos ha obligado a desarrollar esta estructura en la colocación de las lámparas y de las plantas en tres núcleos, uno por cada lámpara, que utilizaremos para la floración. Como nuestro planteamiento del proyecto ha girado constantemente en torno a las limitaciones de financiación ni se nos ha pasado por la cabeza utilizar tecnología LED. Todos aquellos que podáis disponer de este tipo del equipo no lo dudéis. La tecnología LED resulta una gran apuesta, por una parte todos los materiales están integrados en una sola pieza, además la duración de las bombillas es muchísimo mayor que la de la mayoría de lámparas de sodio. Por otra parte, la potencia del LED es enorme y además el calor que desprende es mucho menor que la de otro tipo de sistemas de iluminación. Este es un gran aporte para todos aquellos cultivadores que padecen de altas temperaturas en alguna época del año. No obstante es un sistema caro y para poder aprovechar de forma óptima la tecnología LED deberemos gastarnos un buen dinero. Por una parte el LED ha de estar cerca de los ejemplares pero si lo ponemos muy cerca reducimos la superficie sobre la que impacta la luz, de lo contrario, si lo alejamos reducimos la eficacia de este sistema que se basa en que una gran potencia lumínica pueda incidir de cerca sobre las hojas sin hacer daño a la planta. La solución a este inconveniente es sencilla, la adquisición de más LEDs para poder cubrir una superficie mayor.

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Nosotros nos hemos planteado desarrollar un ciclo continuo de crecimiento y floración. Trataremos de mantener tres o cuatro madres de las cuales iremos extrayendo esquejes que pondremos en pequeños tiestos a crecer en un propagador para posteriormente ir trasplantándolas a macetas de mayor tamaño una vez la red radicular se haya expandido lo suficiente. Como nos hemos decantado por variedades preminentemente índicas, los periodos de floración oscilarán entre los 50 y 60 días, por lo que cada dos meses y medio aproximadamente podríamos estar recogiendo una cosecha. En nuestro caso estamos hablando de unos 65 ejemplares después del proceso de descarte en el que hemos desechado 35 plantas en potencia. Este proceso de germinación por el que hemos pasado ha sido el único momento en el que germinaremos semillas ya que a partir de las primeras madres que iríamos eligiendo de nuestras primeras plantas en crecimiento, realizaremos todo el proceso a base de esquejes. Como veremos el próximo día es perfectamente posible decantarse por variedades sativas e índicas ya que al tener tres pequeños sectores de floración, podemos agrupar a nuestros ejemplares según sea su genética de manera que no tendríamos que malgastar luz cuando unas hayan madurado y otras todavía les queden unas semanas.

En el próximo y último número de esta serie hablaremos de las variedades que nosotros hemos utilizado y de variedades que podrían ir bien para otro tipo de proyecto. También abordaremos la temática del abonado y de los nutrientes necesarios para este tipo de cultivo.

Hasta el próximo número queridos cultivadores y personas inquietas de la cultura del cánnabis y del cáñamo.

*ARTÍCULOS:

  • “Los diez errores del cultivador principiante. Desde el sembrado a la recolección. Parte 1ª” Gospodin Konopí. Cannabis Magazine, números 115, 116, 117, 118, 119 y 120.
  • “Mi primera habitación de cultivo. Parte 1ª” Gospodin Konopí. Cannabis Magazine, números 121.

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.