Estas primeras décadas del siglo XXI han estado y estarán marcadas por sucesos de todo tipo: inevitables conflictos bélicos, hambrunas, desastres naturales y también descubrimientos científicos, hitos deportivos o revoluciones culturales. El campo de la medicina, que abarca tantas áreas en si mismo, vivirá también sus propias tormentas, aunque revoluciones como la marihuana medicinal, con cepas como la Medi Haze, la Purple Cheese o la Jack Herer, parece que han llegado para quedarse.

Y es que esta alternativa terapéutica acumula cada vez más estudios y parece ya evidente que sus beneficios son mayores que sus posibles efectos secundarios. Un cambio que quizás haya ayudado a esta “buena prensa” es la legislación cada vez más laxa en distintas partes del planeta en lo que se refiere a al consumo recreativo de esta sustancia. El caso de Uruguay, que no solo ha legalizado la marihuana sino que se hará cargo de su producción, distribución y venta, es paradigmático de este cambio de mentalidad. Y de cómo se pueden aplicar nuevas soluciones a viejos problemas como el narcotráfico, que parece un mal endémico en América Latina.

En el caso de la marihuana con fines medicinales, la perspectiva se amplia con una terapia mucho más holística, que contempla el bienestar a un nivel más global. Minimizar los efectos secundarios de terapias más agresivas como la quimio, o incluso luchar contra los tumores de manera más activa, son algunos de sus beneficios comprobados. El último estudio afirma que compuestos derivados del cannabis destruyen las células cancerosas en pacientes con leucemia. Al parecer, ciertos cannabinoides no psicoactivos causaron un paro simultáneo en todas las fases del ciclo celular, resultando en reducciones dramáticas de la viabilidad celular. En palabras del Dr. Wai Liu: “Los cannabinoides tienen una acción compleja; se realiza un número de procesos importantes que los cánceres necesitan para sobrevivir “Por esa razón, tiene muy buen potencial sobre otros fármacos que sólo tienen una función. Estoy impresionado por su perfil de actividad, y siento que tiene un gran futuro, sobre todo si se utiliza con quimioterapias estándar”. Lo dicho, un nuevo siglo lleno de esperanza.

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.