Leonardo da Vinci: Un genio renacentista entre el arte y la ciencia del cannabis

La fama de Leonardo no tiene límites. Cada año millones de visitantes acuden a exposiciones sobre este genio en todo el mundo. Otros tantos leen libros, como el Código Da Vinci de Dan Brown, y artículos sobre su persona. En este artículo vamos a descubrir que Leonardo, utilizó el cannabis para dos fines muy distintos: el militar y el culinario. Sección de Isidro Marín en nuestro foro (historia de las drogas). 

leodavinciLeonardo da Vinci fue uno de los grandes genios del Renacimiento, destacando como artista, inventor y descubridor. Nació en 1452 en Vinci, Italia, siendo hijo ilegítimo de un notario florentino y de la hija de un campesino llamada Catalina. Desde niño tenía unas ganas desmesuradas de conocerlo todo, estudiaba una ciencia tras otra. Por ejemplo, se interesaba por los impulsos del corazón pero al día siguiente se interesaba por otra cosa. Se interesó por las matemáticas, luego por la música y, sobre todo, por las artes del dibujo. Se crió en Florencia y aprendió en el taller de Verrocchio, que era indiscutiblemente el artista más prestigioso de su tiempo y recibía los mayores encargos (Landrus, 2006: 8). Leonardo estuvo en el taller de Verrocchio en 1476, como confirma una denuncia en la que se le acusaba de homosexualidad. Es probable que se uniera con algunos jóvenes alocados que frecuentaban el taller de Verrochio y cuya alegre banda escandalizó a los florentinos (Muntz, 2005: 30). Con 20 años ya era maestro independiente. Sin embargo, continuó trabajando para el taller de Verrocchio hasta prácticamente su marcha de Florencia. Su reputación crecía y los encargos aumentaban aunque, a pesar de los contratos, nunca los terminaba. Así que en 1482 se trasladó a Milán, ofreciéndose a Ludovico Sforza, Duque de Milán, como pintor y como ingeniero. En Milán estuvo durante 17 años, trabajando en múltiples proyectos de todo tipo, tanto artísticos como científicos, en los que el deseo de experimentar era su principal objetivo. Esto no le impedía realizar encargos temporales para Florencia, que también dejaba sin terminar. Tras la invasión de Milán por las tropas francesas, regresó a Florencia para trabajar como ingeniero militar. Por estos años realizó múltiples disecciones, mejorando y perfeccionando su conocimiento sobre anatomía. En 1506 regresó a Milán y al año siguiente entró al servicio de Luis XIII de Francia, para quien trabajó como pintor e ingeniero. Entre 1513 y 1516 estuvo en Roma, pero consciente de que no podía competir con Miguel Ángel aceptó la oferta de Francisco I de Francia y se trasladó allí, falleciendo en el castillo de Cloux, cerca de Amboise, en 1519.

Maestro revolucionario

Leonardo se opuso al concepto de “belleza” ideal, defendiendo la imitación de la naturaleza con fidelidad, sin tratar de mejorarla. En sus obras se contempla la fealdad y lo grotesco, como en sus dibujos de personajes deformes y cómicos, considerados las primeras caricaturas de la historia del arte. Su dominio del color y la atmósfera le hace también el primero en ser capaz de pintar el aire. Vivió en una época en la que el humanismo y el estudio de los clásicos estaban de plena vigencia; sin embargo, parece que tuvo dificultades intentando aprender latín y griego, los idiomas cultos y la llave de acceso a la cultura filosófica neoplatónica que dominaba Italia y parte de Europa. Leonardo escribió la mayor parte de sus escritos en toscano, un dialecto florentino. Pero escribía de forma invertida, sus textos se podían leer con un espejo. Supongo que sería una forma de ocultar la información que en ella plasmaba y para que no le pudieran plagiar, aunque también sería una forma para que la Santa Inquisición no pudiera ir contra él.

Dejaba muchas de sus obras inacabadas y empezaba nuevos proyectos que le atraían mucho más. Él mismo no se definía como pintor, sino como ingeniero y arquitecto, incluso como escultor. Sin embargo su prestigio en vida alcanzó dimensiones prácticamente desconocidas. En Roma vivió en el palacio del Belvedere, la residencia de verano del Papa. El rey de Francia le invitó al final de su vida y trató de atesorar sus escasas obras. Isabella d’Este, una de las mujeres más importantes de su época, le persiguió durante años para conseguir que terminara su retrato, del que sólo ha quedado un dibujo en muy mal estado. Tras su muerte, Leonardo se ha convertido en el modelo de “hombre del Renacimiento”, dedicado a múltiples investigaciones científicas y artísticas. Sus obras han determinado la evolución del arte en los siglos posteriores. Su vida personal es a día de hoy en gran parte un misterio; apenas han llegado indicaciones acerca de sus costumbres, gustos o defectos. Gracias a ello se han creado grandes misterios que cautivan al gran público. Se sabe que era estrictamente vegetariano, por sus cartas y escritos sobre anatomía, en los que llama a los omnívoros “devoradores de cadáveres”. Además era protector de animales abandonados o enjaulados. Frecuentaba los mercados de pájaros en donde los compraba, se los llevaba a su estudio, los dibujaba y finalmente los soltaba. También parece bastante probado que Leonardo era homosexual; no tuvo pareja femenina alguna ni prole y por ello sufrió la persecución y estuvo a punto de enfrentarse a la Inquisición. Según Sigmund Freud: “… como consecuencia de la represión del amor por la madre, su líbido le empujó a una posición homosexual y se manifestó en forma de amor ideal por los muchachos” (Rosenberg, 1907: 121). Sus protectores consiguieron siempre que eludiera el juicio público, que en otros casos terminaba con la quema en la hoguera de los supuestamente culpables.

Especiero particular y amigo de Zoroastro

Da Vinci pertenecía al Gremio de los Médicos, Especieros y Merceros. Los especieros comercializaban con todo tipo de productos exóticos. Por lo que no es descabellado pensar que también conociera el cannabis; a los especieros se acudía en busca de especias, medicinas, hierbas, pociones y fármacos. Las farmacias italianas más clásicas llevan el nombre de spezierie.

El verdadero nombre de Zoroastro era Tommaso di Giovanni Masini; fue gran amigo y compañero de Leonardo. Había trabajado con Leonardo entre 1482 hasta 1516. Era una especie de bufón, mago e ingeniero, practicante de magia y de la alquimia. No le gustaba la violencia: “no habría matado a una pulga por ningún motivo” (Nicholl, 2006: 164). No vestía con pieles de animales. Era vegetariano, como Leonardo. Era un artista con los metales y en técnicas de minería. Zoroastro tenía una habitación secreta en donde tenía su laboratorio. En una carta de un amigo suyo declara:

“Hacemos esferas que brillan mucho y en las cuales aparecen extrañas figuras humanas con cuernos en la cabeza y patas de cangrejo y narices parecidas a un camarón. En una antigua chimenea hemos hecho un horno de ladrillo donde destilamos y separamos los elementos de todo; y con ello extraemos el fuego de un monstruo marino que arde y brilla para siempre. En el centro de la habitación hay una gran mesa llena de cacharros y matraces de todo tipo, y pasta seca y barro y pez y cinabrio, y dientes de hombres ahorcados y raíces… Las paredes de esta habitación están pintadas con rostros grotescos y dibujos sobre papel, entre ellos el de un mono que están narrando una historia a una muchedumbre de ratas que le escuchan atentamente, y otras mil cosas llenas de misterio (Nicholl, 2006:165).

Por lo tanto no es descabellado que Leonardo conociera la afición de su amigo Tommaso y que compartieran, en secreto, trucos, ingredientes y pócimas.

El fuego griego y la oreja de Dionisos

Leonardo también es constructor de morteros y bombardas. Las balas destinadas a las lombardas que Leonardo fabricaba estaban huecas y constituyen una novedad en su época. Los artilleros utilizaban balas macizas de metal o de piedra cuyo único efecto era el de choque. Da Vinci multiplica la eficacia de esa bala haciéndola hueca y rellenándola de metralla y materias explosivas que la harán más mortífera:

“Esa bala será de pez fundida y de estopa de cáñamo prensada, para que cuando arda el enemigo no pueda robar tu invento”.

El fuego griego era un arma naval usada por el Imperio Bizantino. Lanzaba un chorro de fluido ardiente, y podía emplearse tanto en tierra como en el mar, aunque se utilizó preferentemente en el mar. El fuego griego servía para incendiar fortalezas y navíos. En ella se utilizaba cáñamo: “Toma carbón de sauce, aguardiente y azufre, pez con incienso, alcanfor y lana etíope, y haz que hiervan juntos… Añadirás a esta mezcla barniz líquido, petróleo (olio petrolio), trementina y vinagre fuerte, mézclalo todo y sécalo al sol o en un horno, después de que haya sido retirado el pan. Haz luego una bola de cáñamo u otra estopa que empaparás con la mezcla y en la que insertarás por todos los lados clavos muy acerados. Deja, sin embargo, en la bola una abertura por donde pasar la mecha, cúbrela luego de colofonia y de azufre…” (Brion y Serrat y Crespo, 2002:245).

Aplicó sus estudios acerca de la transmisión de las ondas sonoras, da Vinci había instalado un sistema de tubos huecos por todo el edificio. De esta forma se podía enviar y recibir la voz a distancia. Les decía a sus discípulos que cuando estuviera encerrado en su estudio que no le molestasen y que si era muy importante usaran los tubos fabricados en cáñamo de la india, traídos por un comerciante genovés hacia la Toscana. Este sistema lo había construido en las dependencias de Ludovico Sforza el Moro en Milán. A este invento se le llamó la Oreja de Dionisos (Gali, 2007: 91)

Leonardo y el cáñamo

Leonardo conocía también perfectamente los efectos del cannabis y dejó algunas notas en su Codex Romanoff, manuscrito conservado en el museo del Hermitage, y entre ellas me ha llamado la atención el Pan de cáñamo, que dejaré a continuación:

“Este es un plato de verdad muy peligroso del que yo me he abstenido durante muchos años; sin embargo, tengo muchos amigos que suspiran por él continuamente a pesar de todo. Hervid las semillas del cáñamo hasta que la piel se desprenda por sí sola. Moled estas semillas sin piel con una cantidad igual de almendras frescas peladas. Pasad esta mezcla por un colador, luego juntadla con un poco de miel, sal y pimienta, y de esta forma lo hervís. Ahora, colocad una capa de rebanadas de pan en el fondo de alguna cazuela. Del cáñamo hervido pondréis una parte sobre ellas. Colocad aún otra capa de rebanadas de pan sobre éstas y de nuevo poned más cáñamo por encima. Así procederéis hasta que tengáis diez capas de cada uno; luego, rociad hierbas olorosas sobre ellas y colocad encima un gran peso durante noches para comprimirlo a vuestro gusto”.

Aquí tenéis una nueva receta de cannabis del mismísimo Leonardo Da Vinci… ¡Qué aproveche!

Bibliografía

 – Adolf Rosenberg, A (1907): Leonardo da Vinci. Editorial Norma.
– Brion, M. y Serrat Crespo, M. (2002): Leonardo Da Vinci. Ediciones B, México.
– da Vinci, L. (Compilado por Shelagh Routh, Jonathan Routh) (2001): Notas de Cocina de Leonardo Da Vinci. Ediciones Temas de Hoy.
– Gali, R. (2007): La invencible sonrisa de Leonardo. Bubok y en http://www.leoinvencible.com/
– http://www.leonardo3.net/
– Landrus, M. (2006): Los tesoros de Leonardo da Vinci. Círculo de Lectores.
– Muntz, E. (2005): Leonardo Da Vinci, El Sabio, El Artista, El Pensador. Círculo Latino
– Nicholl, C. (2006): Leonardo. El vuelo de la mente. Círculo de Lectores. Barcelona.

 

 

Acerca del autor

Isidro Marín Gutiérrez nació en la ciudad de Huelva en 1975. Es Doctor en Antropología Social y Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología. Ha publicado 29 artículos en revistas científicas, 18 libros y 15 capítulos de libros. Entre sus múltiples publicaciones e investigaciones