¿Cuántas veces te has arrepentido de no conservar una copia de alguna planta que has pasado directamente a floración? ¿Y si te dijera que hay un modo de recuperar esa genética? En este artículo te explico cómo hacerlo.
Por Fabini
No siempre nos interesa guardar copias de seguridad de los ejemplares que pasamos a floración. Bien sea por espacio, tiempo o simplemente porque no es la finalidad de ese cultivo. Pero la planta avanza en sus estadios alcanzando la madurez y llegados a este punto, podrás apreciar el potencial de los ejemplares que tienes en tu cuarto de cultivo.
Como cultivadores, hay muchas ocasiones en las que un ejemplar nos gusta especialmente en relación a los demás (siempre y cuando no partamos de clones, ya que en principio estos deberían ser idénticos). Es entonces cuando podemos arrepentirnos de no haber hecho una copia de nuestros ejemplares justamente por si esto ocurría.
A los que nos gusta seleccionar ejemplares para la crianza (al menos a mí) nos parece un gran desperdicio tener que fumarnos una planta sin poder aprovechar ese potencial genético, aunque no sea para realizar un cruce concretamente. Así que, tras varios experimentos, pude encontrar un método que ayudará, en muchas ocasiones, a conservar esa planta que ya se encuentra en fase de floración: consiste, ni más ni menos, que en la revegetación de los ejemplares una vez cosechados.
Como ya sabes, la planta de cannabis basa las fases de su ciclo vital en el fotoperiodo. Así que según las horas de oscuridad que recibe, sabe en que época del año se encuentra y por tanto si tiene que crecer o florecer. Este será el principal factor que podrás aprovechar para recuperar ese ejemplar que tanto te gusta.
Cuando llegue el momento de cosechar, aparta aquellos ejemplares que desees conservar. Si hay más de uno, aparta varios, aunque sean de la misma variedad, ya que no todos aguantan la dureza de la revegetación.
Es importante hacer un buen lavado de raíces antes de cortar, no sólo por la calidad de la marihuana al fumar, sino por que una planta con un sistema radicular que no esté en óptimas condiciones tendrá más dificultades para revegetar.
Lo primero que debes hacer para llevar a cabo esta técnica es cosechar la parte alta de la planta, dejando aquellas ramas de abajo que tengan los cogollos más jóvenes, ya que éstos revegetarán antes que los más maduros. Personalmente, cosecho las puntas de las ramas bajas ya que también las aprovecho, y la planta revegeta igualmente con los cogollos más pequeños. Intenta también dejar el máximo número de hojas posible, ya que a través de ellas obtendrá energía para este proceso que requiere un gran esfuerzo por su parte.
Otro paso importante, me atrevo a decir que imprescindible, para una revegetación exitosa, es la poda del sistema radicular. Esta tarea es más complicada de lo que puede parecer. A la hora de realizarla, hay que tener en cuenta la estructura del sistema de raíces. Hay una raíz central primaria que normalmente es la primera en llegar al final de la maceta, de ella brotan otras secundarias que se extienden en horizontal. También hay otras que salen del tallo directamente y se dirigen hacia los laterales y hacia abajo, de éstas brotarán raíces terciarias. Cada parte del sistema radicular se especializa en una función, repartiendo la tarea de absorción de nutrientes.
Una de las funciones de las raíces secundarias que brotan directamente del tallo (y también de la raíz primaria) es indicar a la planta de cuánto espacio dispone para desarrollarse, ya que la parte aérea crece de forma proporcional al tamaño del cepellón de raíces: cuanto más pueda extenderse la masa radicular, más crecerá la planta.
Es imprescindible que tengas en mente la estructura del sistema de raíces en el momento de realizar esta poda, ya que si dañas excesivamente la raíz primaria podrías llegar ocasionar incluso la muerte de la planta.
¿Cómo realizar la poda radicular para no dañar las partes más importantes del cepellón?
Para podar las raíces correctamente tienes que cortar solamente las esquinas del cepellón, dejándolo más o menos con forma de pirámide, donde el vértice principal de la misma sería el lugar aproximado donde pueda encontrarse la raíz primaria. Cortar sólo las esquinas hará que dañes lo mínimo posible tanto las raíces secundarias como la principal. Aunque sí quedarán ligeramente cortadas para que puedan volver a crecer, haciendo creer a la planta que se encuentra en un espacio más amplio. La proporción de raíces que debes podar es bastante grande, ya que debes cortar unas tres cuartas partes del cepellón. Por este motivo es necesario que lo hagas siguiendo la forma piramidal. Una vez hayas llevado a cabo este procedimiento, tendrás que trasplantar a tierra nueva y aireada para que las raíces puedan volver a desarrollarse favorablemente.
Si bien es cierto que se puede revegetar sin poda radicular, no es aconsejable. Por una parte, estaríamos obligando a muchas raíces a esforzarse durante más tiempo del previsto, viéndose así afectado su rendimiento, y por otra, reutilizaríamos tierra con todas sus consecuencias negativas como posible exceso de sales o el agotamiento de la misma.
Una vez tengas podada tanto la parte aérea como la subterránea, y hayas trasplantado, la planta estará ya lista para que vuelvas a aumentar el fotoperiodo disminuyendo las horas de oscuridad de 12h a 6h. Este cambio indicará a la planta que está en una época propicia para crecer, y las hormonas de ésta comenzarán a cambiar, advirtiéndole de que ha llegado el momento de iniciar nuevamente la fase vegetativa.
Normalmente, cuando siembras directamente desde semilla, la planta comienza su crecimiento con bastantes foliolos (dedos) en cada hoja. Comenzando generalmente por cinco foliolos en su juventud, llegando a tener hasta once o doce en el estadio más cercano a la floración, y disminuyendo hasta uno en el último estadio de la misma.
En el caso de una planta revegetada, el proceso será totalmente inverso al descrito. El cogollo comenzará a estirarse lentamente, como queriendo espigarse, y en pocos días aparecerán directamente las primeras hojas en lo que antes eran los pistilos de la flor. Éstas suelen tener un solo foliolo al principio y normalmente ni siquiera tienen la sierra que caracteriza a la hoja de marihuana. Así serán las primeras hojas que broten del cogollo pero, poco a poco, mientras la planta vuelva a ir creciendo, irán naciendo nuevas hojas con mayor número de foliolos que retomaran lentamente la forma original.
Tienes que tener en cuenta que esta práctica es muy estresante para la planta, así que para llevar a cabo una correcta revegetación es necesario prestar especial atención a las condiciones de cultivo, intentando que éstas sean óptimas para el crecimiento. Este reajuste se traduce también en un cambio en la alimentación. Debido al gran gasto de energía que la planta invierte en esta transformación de su metabolismo, aumenta de forma considerable el consumo de nitrógeno, por lo que tendrás que suministrarlo en abundancia. Asimismo, es muy recomendable utilizar algún estimulador de raíces para ayudar al sistema radicular a desarrollarse nuevamente. Por último, mantener la humedad relativa del cuarto de cultivo entre el 60 y 70% favorecerá igualmente la creación de nuevos brotes, propiciando así una revegetación exitosa.
Ni todos los ejemplares aguantan este duro procedimiento, ni todas las variedades son aptas para llevarlo a cabo. Pero eso es algo que sólo puedes saber probándolo. El cannabis es una planta anual, es decir, germina, florece y muere en el curso de un año, sin llegar al invierno del siguiente. Al revegetar, estamos forzando a una planta que se encuentra en la fase final de su ciclo vital a recomenzar de nuevo todo su proceso. Por este motivo, es evidente que la revegetación supone un enorme esfuerzo por parte de la planta puesto que pretendemos que reinicie su ciclo. Es por ello que remarco la importancia de unas condiciones óptimas.
Un hecho muy curioso que se da cuando se revegeta una planta y se vuelve a florecer, es que tanto el efecto como la morfología de la misma cambian. Suelen volverse más narcóticas con cada nueva revegetación y la apariencia va cambiando dependiendo de la variedad y el ejemplar, aunque es posible que en algunos casos no haya cambios morfológicos visibles.
¿Cómo recuperar entonces la genética tal y como era?
Una vez el número de foliolos haya aumentado y la planta vuelva a estar claramente en fase de crecimiento, estará lista nuevamente para ser clonada. Es muy importante esperar a que recupere plenamente la normalidad y en las hojas haya entre cinco y siete foliolos, ya que si no se cumple este paso nunca más va a volver a ser la misma.
Hay muchos cultivadores que creen que las plantas revegetadas no son aptas para ser clonadas, o que los esquejes de madres revegetadas han perdido fuerza vegetativa, y por tanto capacidad de producción. No obstante, a pesar de ser un mito muy extendido, está bastante lejos de la realidad, ya que si la madre está en pleno proceso de crecimiento, los esquejes, siempre y cuando sean brotes nuevos (ya con cinco foliolos) y no los que revegetaron en su día, serán tan válidos como los de una planta que nunca haya florecido antes.
Además, los clones serán exactamente iguales a la primera vez que cultivaste esa planta, con el esplendor que te cautivó y te llevó a emprender todo este laborioso proceso. Mediante el esquejado podrás volver a cultivarla tantas veces como quieras, pudiendo aprovechar esos rasgos genéticos que tanto te interesaron en su día.
¿Cuántas veces se puede revegetar una planta?
Lo cierto es no hay un número exacto de veces que una planta pueda revegetar. He hablado con varios cultivadores que también han llevado a cabo esta práctica y la mayoría coinciden en no haber encontrado otro punto final a este proceso más que el que ellos decidieron. Es decir, ninguno de ellos observó pérdida en la capacidad de revegetación de sus ejemplares, por lo que en principio, si todas las condiciones son propicias, una planta de cannabis puede cosecharse y revegetarse indefinidamente durante mucho tiempo.
En mi caso experimenté con una White Widow y lo cierto es que lo que me llevó a revegetarla fue el potencial que vi en ella. De una pequeña selección de 50 semillas regulares, ese ejemplar era el que destacaba de forma más notable, tanto por el tamaño de las flores, que era estupendo, como por la resina que éstas producían, muy abundante y aromática. Su crecimiento también era explosivo, permitiéndome alimentarla en abundancia y facilitándome enormemente el trabajo de revegetarla, ya que al poder alimentarla mejor, el estrés que sufría con el cambio en su metabolismo era menor.
Llegué a revegetar dicha White Widow hasta en seis ocasiones distintas, siendo la última revegetación en exterior y obteniendo así siete cosechas de una sola planta a lo largo de casi tres años. Desde entonces, he utilizado la revegetación en varias ocasiones, aunque debo admitir que en varias de ellas fracasó. Si un ejemplar no puede afrontar el cambio de floración a crecimiento, dejará de producir resina y no se espigará ni producirá nuevas ramas. Simplemente comenzará a secarse dejando de absorber agua y nutrientes hasta que llegue el final de su ciclo.
Por mi parte, te animo a probar esta técnica de cultivo siempre que te guste una variedad y tengas la posibilidad de cambiarle el fotoperiodo a 18/6. La revegetación, además de permitir conservar una genética que ya se daba por perdida, también puede resultar interesante para los amantes de las marihuanas muy narcóticas ya que, como he explicado anteriormente, revegetando se consigue un efecto más relajante y pesado.
Fabini de Caprius
Ante todo deja que me presente si no me conoces todavía. Soy Fabini De Caprius, fumatín, internauta y activista cannábico. Hace más de 12 años que estoy metido en todo este tema de la Marihuana, y aunque siempre he estado en las sombras, he decidido que ahora era el mejor momento para hacerme ver.