Los estudios que se han ocupado de investigar la composición de las drogas circulantes en el mercado negro coinciden en afirmar que, en la inmensa mayoría de los casos y salvo contadas excepciones, los productos utilizados como adulterantes y/o diluyentes no suponen un riesgo significativo para la salud de los consumidores, sobre todo si se toman en consideración las cantidades en que tales compuestos suelen estar presentes.
Dicho esto, en el presente artículo nos proponemos profundizar un poco más en el análisis de la significación toxicológica de las sustancias más frecuentemente empleadas y detectadas como adulterantes, diluyentes, contaminantes o impurezas y subproductos de síntesis. Nuestra intención no es otra más que posibilitar que el lector pueda contar con una información básica pero rigurosa y libre de mitos y falsas creencias en lo referente a la toxicidad de los adulterantes típicos de las drogas prohibidas. Veamos, pues, uno por uno, los productos de corte que más frecuentemente emplean los traficantes de sustancias psicoactivas y analicemos someramente sus potenciales consecuencias para la salud del consumidor:
Adulterantes
Los adulterantes son compuestos farmacológicamente activos que se añaden a la droga principal con diferentes finalidades: tratar de ocultar la escasez de principio activo, simular o potenciar algunos efectos, etc.
Cafeína: De ella podría decirse que es el adulterante universal. Es ampliamente utilizado para cortar la heroína, la cocaína, el éxtasis y el speed. Se trata de un estimulante del Sistema Nervioso Central, por lo que su añadido potencia la acción de sustancias tales como las anfetaminas y la cocaína así como refuerza los efectos eufóricos de la heroína. En cuanto a esta última sustancia, cabe decir que la cafeína, al ser diurética, antagoniza los efectos de retención urinaria propios de la diacetilmorfina. Según indican Cabrera y Torrecilla, la dosis tóxica (consumida de una sola vez) oscila entre 0,5 y 1 gramo, una cantidad que suele estar muy por debajo de la que pueden llegar a tomar los usuarios de cualquier droga.
Paracetamol: Se trata de un típico adulterante de la heroína y se emplea también, aunque con menor frecuencia, para cortar la cocaína, el speed, la ketamina y puntualmente la MDMA. Como viene a indicar Sánchez Escribano en su revisión de la toxicología de las sustancias que acompañan a las drogas de abuso, el paracetamol es un analgésico escasamente tóxico en dosis terapéuticas pero que, en dosis elevadas, produce náuseas, vómitos, anorexia y dolores abdominales, así como lesiones hepáticas en casos de sobredosis. Por norma general, sin embargo, las cantidades utilizadas como corte son bastante más bajas que las usadas en terapéutica, de tal manera que el riesgo para el consumidor de drogas prohibidas es casi insignificante, a excepción de cuando se padecen insuficiencias hepáticas o renales graves, pues en tales circunstancias el uso de paracetamol está expresamente contraindicado.
Fenacetina: Es un analgésico de la misma familia que el paracetamol. Actualmente no se comercializa en España aunque si en algunos países latinoamericanos, lo cual explicaría su detección como uno de los adulterantes más habituales de la cocaína. Al igual que su congénere, puede producir daños hepáticos en dosis altas. Además, algunas personas son especialmente vulnerables a este producto, pudiendo sufrir lesiones en los glóbulos rojos que, a su vez, pueden desencadenar pérdidas de conocimiento y depresión respiratoria. En cualquier caso, las cantidades usualmente utilizadas para adulterar la cocaína suelen ser inferiores a las empleadas en el ámbito de la medicina.
Piracetam: Es un nootropico, es decir, una sustancia que potencia las capacidades cognitivas, mejorando la memoria y la capacidad de aprendizaje. Las dosis empleadas como corte de las drogas ilegales están muy por debajo de las utilizadas en terapéutica. Aun así, su consumo está contraindicado en casos de insuficiencia renal, dándose el caso de que entre los usuarios de heroína este tipo de dolencia no es del todo infrecuente. El piracetam se utiliza fundamentalmente en la adulteración de la heroína y de la cocaína, aunque, en ocasiones, también se emplea con el speed y la MDMA.
Lidocaína: Es un anestésico local utilizado para adulterar la cocaína, aunque puntualmente se detecta también en otras drogas. En ocasiones puede encontrarse en proporciones tóxicas, sobre todo para individuos de bajo peso que utilicen la vía intravenosa.
Procaína: Se trata, de nuevo, de un anestésico local utilizado, sobre todo, para adulterar la cocaína. Con el consumo de dosis altas o ante reacciones de hipersensibilidad (más frecuentes que con la lidocaína) puede producir temblores, escalofríos, arritmias y excitación. Sin embargo, las dosis habitualmente empleadas como corte están por debajo de las utilizadas en terapéutica.
Benzocaína: Otro anestésico local de uso clínico y utilizado en la adulteración de la cocaína usualmente en cantidades inferiores a las utilizadas en terapéutica.
Efedrina: Es un estimulante del Sistema Nervioso Central detectado a veces como corte de diversas drogas: cocaína, speed y MDMA, fundamentalmente. En ocasiones se encuentra en dosis elevadas, que podrían dar lugar a cuadros de hipertensión moderada o grave.
Resina de colofonia: Adulterante presente en algunas muestras de cannabis. Cabrera y Torrecilla señalan que tiene un efecto irritante sobre las mucosas pero que carece de toxicidad sistémica significativa por cualquier vía.
Otros: En ocasiones las adulteraciones o los fraudes puros y duros consisten en el añadido de medicamentos procedentes del mercado farmacéutico, mezcládos en su presentación en polvo con la cocaína o el speed, por ejemplo, o vendidos tal cual y hechos pasar cual si fueran pastillas de éxtasis, en el caso de la MDMA. Entre este tipo de sustancias aparecen con cierta frecuencia el metamizol, el buflomedil, el ácido acetilsalicílico, el ibuprofeno y, más puntualmente, un largo etcétera. En cualquier caso, su presencia suele detectarse en cantidades iguales o inferiores a las utilizadas en terapéutica por lo que, en líneas generales, no suponen un grave riesgo para la salud del usuario.
Diluyentes.
Los diluyentes sonsustancias farmacológicamente inactivas que se añaden con la intención de aumentar el peso y, con ello, el beneficio económico, suelen utilizarse sobre todo azúcares, como la lactosa, la glucosa, el manitol, etc.
(Continuará)
Este artículo corresponde al Capítulo 8 del libro ¿Sabes lo que te metes? Pureza y Adulteración de las Drogas en España. Hidalgo,E. 2007, Ediciones Amargord, Colección psiconáutica nº 7.