El documental brasileño Ilegal narra la lucha de una madre por conseguir marihuana medicinal para tratar a su hija

Katiele Fisher es brasileña y desde hace seis años que lucha contra una forma rara de epilepsia que padece su hija. En los momentos más críticos, la niña, Anny Fisher, llegaba a tener hasta 80 convulsiones por semana.

La medicina disponible en Brasil para el tratamiento no daba resultados y los efectos secundarios eran tan graves que, a los 3 años, Anny dejó de hablar y caminar. Katiele nunca perdió las esperanzas y fue así que conoció la sustancia cannabidiol (CBD), un tipo de cannabinoide que se encuentra en la planta de marihuana.

Esta sustancia no es psicoactiva como el THC y algunos científicos consideran que tiene propiedades medicinales para el tratamiento de la epilepsia, la esclerosis múltiple y la esquizofrenia, entre otras enfermedades. El problema consistía en que era ilegal en su país, pero igualmente decidió intentar importarla para mejorar la calidad de vida de su hija.

Entre lo legal e ilegal

Tarso Araujo es un periodista brasileño y documentalista que desde 2006 escribe e investiga sobre temas relacionados a las drogas. El año pasado publicó un libro titulado Almanaque de las drogas  que habla de la salud, la política y la historia de drogas psicoactivas legales e ilegales en Brasil.

A su vez, es editor de la revista Superinteressante, donde el año pasado decidieron hacer una edición especial respecto de los últimos cambios producidos en el mundo sobre la marihuana, incluyendo Uruguay y el estado de Colorado en EEUU, donde se legalizó el comercio.

“En la edición quise hacer una nota sobre marihuana medicinal y en el contacto con los pacientes descubrí que eso era un tema de salud pública, además de un tema de política de drogas muy importante y sensible que necesitaba más exposición en los medios”, contó Araujo a El Observador.

Fue entonces cuando conoció a Katiele. Según el periodista, la historia era perfecta para poner el tema sobre la mesa, porque es “una exposición muy clara de la injusticia de que la gente no pudiera acceder a una planta que tiene el poder de mejorar muchísimo la calidad de vida de estos pacientes”.

Katiele hizo una primera importación ilegal de cannabidiol (en gotas) desde Estados Unidos con éxito. La segunda importación se perdió y la tercera fue retenida en la aduana. 

Luego de tres meses de consumir el cannabidiol, Anny pasó de tener 80 convulsiones por semana a ninguna, contó el periodista. El cambio fue parte de un proceso, pero en el primer mes de uso ya se notaba la diferencia.

“Le detienen el paquete y le mandan un telegrama del departamento de Sanidad pidiéndole información sobre este. Le informaron que esa sustancia estaba prohibida y que, si la quería retirar, debía tener documentación que la habilitara a importarla. Era increíble: la madre tenía a una chica con convulsiones en su casa y la medicina que supo hacerle efecto estaba atrapada en la aduana”, contó Araujo.

Cuando Araujo vio la desesperación de esa madre, sintió que algo tenía que hacer. Él es padre de dos niños y al primero de ellos casi lo pierde por un problema al corazón. “Por mi hijo es que soy muy sensible a estas cuestiones de niños. Cuando vi a la madre en la situación de que podía perder a su hija en cualquier momento, sentí lo mismo que yo había vivido.  Me tocó la parte humana que a las autoridades no les toca”, explicó.

Ilegal: el documental

La idea era realizar un cortometraje para que la gente tuviera información y se enterara de lo que estaba sucediendo. Con un productor amigo se pagaron todos los gastos y viajaron en febrero de este año a la ciudad donde vive Katiele para comenzar a grabar.

Querían terminar el corto, Ilegal, antes de marzo para poner el tema sobre la mesa en la opinión pública, ya que en abril había en Brasil un simposio internacional de cannabis medicinal y la Agencia de Sanidad estaba invitada.

El jueves 27 de marzo se lanzó por YouTube el corto junto a la campaña Repense (Repiense), con la idea de recaudar fondos para hacer volantes informativos de cannabis medicinal y un sitio web. “Al día siguiente ya estaba en los portales de los principales medios de Brasil. El domingo salió en O Globo, el alcance había sido nacional. Necesitábamos como US$ 5.000 y en dos días teníamos US$ 3.000, en cuatro días teníamos todo lo necesario y al final de la campaña teníamos el doble. La gente se sensibilizó muchísimo con las historias”.

El jueves 3 de abril, una semana después de la salida de la campaña, un juez tomó la decisión de autorizar a la madre de Anny a importar el cannabidiol. “Esto generó una avalancha de solicitudes y de gente que importaba e importa hasta hoy de forma ilegal el cannabidol”, contó Araujo.

La sustancia en Estados Unidos cuesta unos US$ 300 por mes, pero si a eso se le suma el envío y el viaje que las personas tienen que hacer hasta la aduana para retirarlos, termina alcanzando la cifra de US$ 1.200. Se estima que en Brasil unas 600 mil personas sufren de este tipo de epilepsia, pero muchas de ellas no tienen realmente el dinero para poder acceder a esta medicina no tradicional. Es por esto que actualmente hay grupos de médicos plantando y generando el cannabidiol de forma ilegal en ese país, para luego administrarlo gratis a los pacientes.

Para todos

Finalmente llegó la película Ilegal: la vida no espera (2014), donde se muestran varios casos de madres que lucharon por la medicina para sus hijos. Este largometraje, que se presentó en Uruguay en el marco de la Expocannabis 2014, no solo logró en Brasil la autorización para Katiele sino que también para cualquiera que tuviera una receta médica que avale el uso de esta medicina.

Además, el Consejo de Medicina de San Pablo y luego el nacional autorizaron a que los neurólogos, pediatras y psiquiatras puedan recetar el cannabidiol a los niños.

Para Araujo, no obstante, “la principal victoria en realidad es que ahora la gente y las autoridades saben qué es. En Brasil todo estaba en la oscuridad, en la vigilancia sanitaria no sabían qué era el cannabidiol, no aparecía en los registros. Lo que hicimos fue una campaña de información que está educando no solo a la gente, sino a los médicos y autoridades”.

Araujo, quien confiesa alguna vez haber fumado marihuana pero que actualmente no lo hace, dice que la película no es solo sobre marihuana medicinal ni es solo sobre el amor de una madre por su hija. En su opinión, también es “sobre el fenómeno de la gente que busca por sus derechos y no se queda de brazos cruzados esperando. Creo que estas madres son un ejemplo de ciudadanía, de fuerza política, de cómo el pueblo sí puede cambiar las cosas”.

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Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.