Trump no la apoya pero admite que es competencia de cada estado
La industria de la marihuana legal que celebró victorias en ocho estados la semana pasada ahora mira con recelo al gobierno entrante de Trump. Cuatro palabras provocan angustia en este momento: procurador general Rudy Giuliani.
El ex alcalde de Nueva York es uno de los muchos que suenan como posibles candidatos al cargo, pero su ferviente cruzada en contra de la marihuana ha centrado en él la atención de inversores, minoristas, agricultores y otros dentro del negocio del cannabis, que acuden esta semana a Las Vegas para asistir a dos conferencias de importancia. Aunque el presidente electo Donald Trump envió señales ambiguas, muchos de los integrantes de su círculo íntimo no apoyan la legalización. El próximo Departamento de Justicia de Estados Unidos fácilmente podría desechar la política de no interferencia que está vigente desde 2013. La marihuana es ilegal en el marco de la ley federal.
“Estamos evaluando los peores escenarios”, dijo Emily Paxhia, directora ejecutiva de Poseidon Asset Management en San Francisco, que invirtió más de 10 millones de dólares en negocios relacionados con el cannabis.
Votantes de California, Maine, Massachusetts y Nevada el 8 de noviembre aumentaron a ocho la cantidad de estados donde, a partir de enero, el uso recreativo del cannabis no será un delito. La victoria de Trump sobre Hillary Clinton “definitivamente acalló las celebraciones”, dijo Paxhia.
Trump se muestra ambiguo
Sin embargo, aún no se sabe si el gobierno republicano causará alguna dificultad. Trump considera la legalización de la marihuana para cualquier uso que no sea medicinal como un “mal” experimento pero también dijo que es un asunto que corresponde dirimir a los estados. El vicepresidente electo, Mike Pence, cuando era gobernador de Indiana, propuso aumentar las sanciones por posesión, y otros allegados a Trump, como Giuliani y Chris Christie, han dejado constancia de ser acérrimos enemigos de la marihuana. Pero el fondo de capital riesgo de Peter Thiel, integrante del equipo de transición, puso dinero en el cannabis. El equipo no respondió a los correos electrónicos que le solicitaban comentarios al respecto.
El negocio del cannabis factura 6,000 millones de dólares por año, con proyecciones de triplicar la cifra una vez que los nuevos estados que legalizaron su consumo tengan lista su infraestructura. Uno de cada cinco adultos vivirá en estados donde la marihuana es legal para el momento en que Trump asuma el cargo. En 28 estados, incluidos cuatro que acaban de sumarse, la marihuana medicinal será de uso legal.
La tendencia a favor de la legalización provocó un aumento de las acciones vinculadas a la marihuana. Las de Kush Bottles, que se ocupa del embalaje para la industria del cannabis, más que duplicaron su cotización este año antes del día de la elección, para luego perder terreno. Scotts Miracle-Gro también tuvo un buen desempeño este año. Si bien la empresa es más conocida por el cuidado del césped, sus productos hidropónicos son utilizados por productores de cannabis. La acción subió 32% en 2016.
Tendencia generalizada hacia la legalización
“Va a ser imposible volver atrás”, dijo Dona Frank, máxima responsable de Cannabis, de Santa Rosa, en California, empresa propietaria de dispensarios. “Es cuestión de gravar y regular. Todos votaron a favor, todos la quieren”.
“Sin embargo, la industria no tendría que ser tan tonta como para no prepararse para lo peor”, dijo Jonathan Caulkins, profesor de la Universidad de Carnegie Mellon. Trump podría ser persuadido por sus asesores de poner fin a la doctrina de la vista gorda, y su procurador general tendrá la autoridad para obligar a cerrar a las empresas que comercializan productos ilegales conforme a la ley federal.
Taylor West, subdirector de la Asociación Nacional de la Industria del Cannabis, dijo que el grupo tiene lista una estrategia básica: instruir a los miembros del Congreso de los nuevos estados que legalizaron la marihuana para “atraerlos a la causa” y recordarle a la Casa Blanca de Trump que el 60% de los residentes en Estados Unidos tienen acceso a alguna forma de marihuana legal.
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Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.