Descubre cómo el cambio en la normativa refleja la evolución de la sociedad y busca reducir la deserción en el campamento de entrenamiento
En un cambio notable de política, la Armada de los Estados Unidos ha dejado de excluir automáticamente a los reclutas que llegan al campamento de entrenamiento con rastros detectables de marihuana en su organismo. Esta decisión, anunciada el 8 de febrero de 2024, refleja un enfoque más comprensivo y adaptado a los tiempos actuales, reconociendo la realidad cambiante de la legislación sobre la marihuana en varios estados del país.
La sede de Recruit Training Command, ubicada en Great Lakes, Illinois, ha sido testigo de esta transformación. Bajo la nueva directriz, se ha ampliado la capacidad de otorgar exenciones a aquellos reclutas que den positivo inicialmente en las pruebas de THC, el principal compuesto psicoactivo del cannabis. El Contralmirante James Waters, director de la división de planes y políticas de personal militar de la Armada, compartió con periodistas que este cambio busca integrar a los jóvenes en la cultura naval, más allá de un simple resultado de prueba.
“Si fallan esa prueba y admiten su consumo —’Sí, consumí marihuana’— hacemos una evaluación del joven para asegurarnos de que no haya otros problemas subyacentes”, explicó Waters. “Pero confiamos en que el proceso del campamento de entrenamiento nos brinda una oportunidad para inculcarles nuestra cultura.”
Este ajuste en la política se inscribe en un esfuerzo más amplio por reducir la tasa de deserción en el campamento de entrenamiento, que actualmente ronda el 10%, la más baja en la historia reciente. La iniciativa forma parte de las estrategias de la Armada para enfrentar la crisis de reclutamiento que ha afectado a todas las ramas de las fuerzas armadas en los últimos años.
El movimiento hacia una mayor tolerancia respecto al THC también se refleja en la implementación de un régimen de entrenamiento físico previo al campamento, tomado del Ejército, que ya está mostrando resultados positivos. “Hoy tenemos unos 400 marineros adicionales en la Armada gracias al curso preparatorio físico para futuros marineros”, señaló Waters.
Otras innovaciones incluyen permitir a los reclutas realizar ejercicios cardiovasculares alternativos para cumplir con los requisitos de la prueba de aptitud física, un cambio que ha reducido drásticamente el número de bajas por incapacidad para completar la carrera, de 400-500 anualmente a solo una. “Todo lo que se necesitó fue comprar algunas bicicletas”, comentó Waters, quien aún aspira a reducir más la tasa de deserción.
Este enfoque renovado no solo refleja una adaptación a la legislación social vigente sobre la marihuana, sino que también evidencia el compromiso de la Armada por integrar y desarrollar a los jóvenes que se acercan al servicio, preparándolos no solo físicamente, sino también inculcándoles los valores y la cultura naval. En palabras de Waters y del Contralmirante Rick Cheeseman, este es un paso adelante en la búsqueda de minimizar las pérdidas durante el proceso de conversión de civiles interesados en reclutas, y eventualmente, en marineros, apuntando hacia un futuro más inclusivo y comprensivo dentro de la estructura naval de Estados Unidos.
Escritor especializado en cannabis y residente en Miami, combina su pasión por la planta con la vibrante energía de la ciudad, ofreciendo perspectivas únicas y actualizadas en sus artículos.