Joint es de Cannandes, que tiene todas las licencias para comercializar cannabis medicinal y no se centra solo en materia prima sino en toda la cadena de valor.
Dar a conocer al cannabis a través de la gastronomía es una de las misiones de Joint, Experience House, un café bar restaurante que atiende en el sector de la González Suárez, en Quito.
Ahí llegan jóvenes que quieren pasar un momento de relax, o familias que aprovechan para hablar y conocer del cannabis, tomar un coctel, servirse un café o un plato a la carta en un lugar que abrió sus puertas en abril del 2022.
Para ello, el chef de Joint, Boris Hurtado, aplica sus conocimientos gastronómicos y utiliza a la planta del cannabis como un ingrediente más en sus platos. El concepto general de la comida es traer los sabores de Medio Oriente, platos veganos, siempre con enfoque cannábico, explica. En los platos se pueden apreciar las hojas, el aceite de terpenos (efecto aromático), semillas, flores, entre otros.
Así, en Joint se puede comer un falafel con semillas de cannabis, acompañado de un yogur con aceite de terpenos, un queso asado también con aceite de terpenos o un pollo tajín con cuscús que también trae semillas de la planta.
La idea es hacer que la gente conozca el cannabis a través del sabor, el olor, el color y deje de lado los mitos como que al comer alguno de estos productos va a volar o va a tener algún efecto piscoactivo. “Muchas veces las personas llegan y piensan que van a tener efectos sensoriales fuertes o que no van a poder manejar. En realidad los efectos pueden ser más bien internos de relajación. Los productos más bien ayudan al tema metabólico e inmune”, comenta Andrés Peñaranda, encargado del restaurante.
Uno de los cocteles preferidos de los visitantes es Mary Jane, con ginebra, limón, Martini blanco y sirope de CBD. “Es uno de los cocteles más solicitados, porque es equilibrado y refrescante”, dice Andrés. Este tiene un detalle interesante y es que se lo toma con un sorbete hecho del tallo de la planta, lo que lo hace un poco más exótico. Si se prefiere una bebida sin alcohol, una buena opción es el fresh vitality, que contiene jamaica, frutos rojos deshidratados y CBD.
No puede faltar un café con CBD o un postre de torta con helado de vainilla con CBD. En el sitio también se vende el primer chocolate cannábico de la región con 2,88 mg de CBD.
El restaurante, que está muy iluminado y tiene grandes ventanales con vista al valle, cuenta con un área de fumadores y no fumadores. En la de fumadores está Samantha Fonseca, quien acudió a pasar una tarde relajada con amigos. “Me encanta todo, los cocteles, la comida, los joint (porros de CBD). Esto no te vuela, solo te relaja, es una experiencia superchévere”, explica. La acompaña Francisco Guerra, quien dice que había escuchado del lugar a algunos conocidos y también supo de su existencia por redes sociales. Se decidió a probar el CBD, porque le llama la atención. “La experiencia es buena, todo muy recomendable”.
A Carol Orbe le encanta cómo en el restaurante fusionan la comida y las bebidas con CBD. Dice que su plato favorito es una pesca blanca marinada con CBD, “todo muy rico”.
¿Cuáles son los precios en este restaurante cannábico?
De acuerdo con Andrés Peñaranda, los precios están acorde con el sector y son accesibles. En todo caso sí existe un precio diferencial cuando se trata de productos con CBD. Por ello, hace un cálculo somero y comenta que para comerse una torta con café o un jugo o acompañarlo con un coctel se puede requerir un presupuesto de entre $ 10 y $ 15 por persona.
Si es un plato fuerte, un coctel y un postre, el precio puede ser de $ 20 a $ 25.
Nina Tapia del Salto, gerenta de Cannandes, empresa dueña de Joint, explica que entienden claramente la importancia de la cadena de valor completa del producto y por ello, ante las necesidades del usuario, del paciente, la idea ha sido no concentrarse solo en la materia prima.
Asegura que al proceso de la finca se le echa muchas ganas, pero también han avanzado hacia la extracción de los derivados y a elaborar el producto final. A la vez buscar la normalización del producto (que no es lo mismo que la legalización). En el restaurante se busca presentar la mejor cara del cannabis, una cara distinta, una cara más normal, más cotidiana. Todo ello es posible porque Cannandes tiene todas las licencias necesarias para la comercialización del cannabis medicinal, ya que en Ecuador se despenalizó este tipo de consumo desde 2019.
El círculo se cierra con la CannanClinic, que es un espacio con un profesional de la salud que entiende de endocabinología. Tapia considera que el cannabis tiene posibilidades infinitas: dar mucha salud, felicidad, nutrición e inclusive regeneración de los suelos. (I)
Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.