En esta serie de artículos nos enfrentamos, sin duda, a uno de los mayores problemas en la producción vegetal: la fertilización fosfatada.

Por Víctor Bataller

El fósforo es un macronutriente fundamental pero las dificultades y limitaciones que presenta a la hora de estar disponible en la solución del suelo para las plantas es un inconveniente muy difícil de encajar en el diseño agronómico. Una de las acciones fundamentales para poder establecer un proceso de fertilización correcto es el análisis del suelo, masa foliar y del agua de riego. Luego conocer las necesidades nutricionales del cultivo y las unidades de fertilizantes eficientes en cada uno de los abonos fosfatados que tenemos a nuestra disposición. Todos son temas a tratar muy importantes y a los que debéis prestar toda vuestra atención.

Las dosis bajas de fósforo aplicado al suelo en la fertilización tienen solamente un impacto pequeño en la solución del suelo debido a que el fósforo reacciona con los componentes del mismo, haciéndolo menos disponible por los procesos de fijación y precipitación. A medida que las dosis de aplicación se ven incrementadas el fósforo tiende a permanecer en la solución del suelo de donde puede ser absorbido inmediatamente por la planta. Por ello se requieren dosis altas para incrementar la disponibilidad de este elemento en suelos que tienen una alta capacidad para reaccionar con fertilizantes fosfatados.

Los factores que hacen que los suelos reaccionen con el fósforo fijándolo o haciéndolo menos disponible son:

– Baja concentración de fósforo en el suelo (como hemos visto ya).

– Alto contenido en arcilla.

– Alto contenido en carbonato de calcio.

– Alto contenido en óxidos de hierro y aluminio.

Para evitar todos estos factores debería tenerse en cuenta mezclar el fertilizante fosfatado lo menos posible con el suelo. Las concentraciones altas de fósforo en la solución del suelo mejoran la absorción de este elemento solamente hasta cierto punto. Inicialmente la absorción se incrementa rápidamente con el aumento de la concentración de fósforo en la solución del suelo, pero gradualmente se acerca a un máximo de absorción donde se estabiliza. Si el fertilizante aplicado en la zona radicular incrementa la concentración de fósforo en la solución del suelo por encima de lo que estas son capaces de utilizar la absorción no se incrementa y la eficiencia del mismo en la planta baja considerablemente.

La mejor forma de aplicar el fósforo en el suelo es la que permite un óptimo balance entre minimizar los efectos negativos de las reacciones del fósforo  con el suelo y maximizar el contacto del fertilizante con las raíces. Considerando el número de factores que influyen en este balance, no es sorprendente que en los estudios realizados sobre la aplicación del fósforo en fertilización no siempre presenten los mismos resultados y que sus recomendaciones generen muchos debates.

Tal y como hemos mencionado en la introducción a este artículo hay ciertas acciones que nos pueden ayudar a estandarizar nuestra fertilización fosfatada.

Como tomar una muestra de hoja de la forma más eficiente

Se deben tomar hojas en la zona central de la copa de la planta (ni demasiado abajo próximo al suelo y en la zona apical de crecimiento vertical) y en la zona central de las ramas horizontales. Se deben tomar una media de diez hojas por planta y una vez se tomen de todas las plantas mezclarlas en un recipiente y extraer de forma aleatoria los tejidos de algunas de ellas de la forma en la que se indica en la “Imagen 1” hasta obtener un mínimo de 100 gramos de material vegetal. Posteriormente depositar el material obtenido en una bolsa hermética y dirigirse a un laboratorio de análisis vegetal que esté reconocido por el Ministerio de Agricultura o a cualquier centro de investigaciones agrarias dependientes de los gobiernos autonómicos. Estos últimos suelen hacer estos tipos de análisis de manera gratuita o muy económica aunque el periodo para la entrega de resultados es mayor que en laboratorios privados.     

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Sonda de muestreo
Sonda de muestreo

Como tomar una muestra de agua de la forma más eficiente

 Dejar circular el agua durante medio minuto y sin interrumpir su flujo tomar un volumen aproximado de 500 c.c. (medio litro) preferiblemente en botella opaca a la luz solar. Hasta el momento de entregarla en uno de los laboratorios anteriormente citado mantenerla a una temperatura ambiente estable y lejos de la luz solar.

Como tomar una muestra de suelo de la forma más eficiente

Se pueden emplear varias herramientas para tomar muestras de tierra que van desde los Toma-muestras que permiten tomar muestras de tierra cilíndricas (a y b) hasta herramientas más tradicionales (c y d). (Imagen 2)

Primero debemos identificar la zona donde debemos realizar las muestras. Para ello debemos diseñar un pequeño plano de la parcela con algunos elementos físicos que nos permitan orientarnos en ella. Luego trazaremos una trayectoria en “zig-zag” de forma irregular. Seguidamente se elimina la capa más superficial de suelo en los puntos seleccionados y se procede a hacer un agujero de unos 30 centímetros de profundidad aproximadamente (Imagen 3). Si ya el cultivo está implantado en parcela a analizar los puntos seleccionados deben estar entre la zona del cuello y el límite con el bulbo mojado por el riego. En lo posible no acercarse al borde del bulbo ya que es zona de concentración de sales minerales.

Muestreo de suelos
Muestreo de suelos

Una vez se haya terminado de abrir el agujero, si ha sido con herramientas tradicionales, raspar la pared opuesta a donde se haya depositado la tierra extraída (Imagen 4). Si la tierra es obtenida con un Toma-muestra utilizar todo el cilindro obtenido de tierra.

Las muestras tomadas deben depositarse en un recipiente lo suficientemente grande y mezclar para homogeneizarla. De la mezcla resultante se tomara de manera aleatoria un kilo de tierra que será la que enviaremos al laboratorio vegetal.

Si en la parcela aparentemente existen zonas con diferencias características se deberá realizar este proceso de forma independiente para cada zona diferenciada.

Unidades de Fertilizante (UF)

 Normalmente, cuando adquirimos un abono mineral los datos vienen dados en porcentajes parciales sobre el volumen total del envase. Por ejemplo, si adquirimos un abono en envase de 25 kilos donde se expresa el equilibrio 16 – 6 – 12, dentro de los 25 kilos tenemos 16% de nitrógeno, 6% de fósforo en forma P2O5 y 12% de potasio en forma de K2O.

Como las cantidades dadas son un porcentaje de esos nutrientes en el fertilizante por peso estos se pueden expresar también como una fracción, por ejemplo:

16 % = 0,16

6 % = 0,06

12 % = 0,12

Para calcular la cantidad real de cada nutriente en un envase debemos utilizar los factores de conversión. De esta manera en un saco de 25 kilos de abono 16 – 6 – 12 habría:

  • para el nitrógeno no se requiere factor de conversión N, por lo tanto su contenido sería: 0,16 x 25 kg = 4 kg de N
  • para el fósforo el factor de conversión del P2O5 es 0,44 por lo que el contenido de P es: 0,06 x 0,44 x 25 kg = 0,66 kg de P
  • para el potasio su factor de conversión del K2O es 0,83. Entonces el contenido de K es: 0,12 x 0,83 x 25 kg = 2,5 kg de K
Fósforo blanco
Fósforo blanco

En el siguiente cuadro puedes observar los contenidos en porcentajes de NPK para los abonos minerales más conocidos. 

Fertilizante Abreviaturas N P K
Nitrogenados Amoniacales        
Urea   46    
Sulfato de amonio SA 20    
Amoníaco anhidro   82    
Fosfato diamónico DAP 18 46  
Fosfato monoamónico MAP 11 52  
Nitrogenados Nítricos-amoniacales        
Nitrato de amonio NA 35    
Nitrogenados Nítricos        
Nitrato de calcio   15    
Nitrato de potasio   13   44
Fosfatados        
Superfosfato de calcio     14-20  
Superfosfato triple SPT   44-53  
Superfosfato simple SPS   18-21  
Fosfato dicálcico     36-40  
Potásicos        
Cloruro de potasio ClK     60
Sulfato de potasio SK     50
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Las unidades comúnmente se expresan para el nitrógeno (N) como kg del elemento nitrógeno,  para el fósforo (P) como kg de P2O5 o equivalente y para el potasio (K) como kg de K2O o equivalente.

Llegado este punto debemos consultar en la bibliografía especializada las necesidades nutricionales para cada cultivo. Supongamos que tenemos un cultivo con unos requerimientos nutricionales para un rendimiento esperado de 150 toneladas por hectárea de: nitrógeno (370 kg/ha), fósforo (63 kg/ha) y potasio (560 kg/ha). Haciendo los cálculos matemáticos precisos podremos concluir que con 93 sacos del abono sólido con el equilibrio 16 – 6 – 12 tendríamos: 372 kilos de nitrógeno, 62 kilos de fósforo y 232,5 kilos de potasio. Nos restaría aplicar 327,50 UF de potasio que se podrían completar con el Cloruro de potasio que posee un 60% de potasio. Repetimos la operación mostrada anteriormente: 0,60 x 0,83 x 25 = 12,45 kg de K. Nos restaría por completar la fertilización un total de 27 sacos de 25 kilos cada uno de cloruro de potasio.

Posteriormente debemos establecer cómo debemos repartir la fertilización. Si el ciclo biológico de la planta es de 6 meses supondría aplicar los 93 sacos de abono 16 – 6 – 12 y los 27 sacos de cloruro de potasio en 26 semanas. Podemos aplicarlo en todos los riegos cuya frecuencia depende de la época del año o también una vez a la semana independientemente de la cantidad de riegos semanales. Es recomendable no aplicar abonos en las dos primeras semanas del cultivo y en la última antes de la recolección. La experiencia en estos casos determina cual es la mejor de las dosis de fertilización para cada periodo por lo que no es de extrañar que las primeras veces no encontremos la eficacia deseada.

En las épocas de crecimiento vegetativo las plantas demandan más nitrógeno mientras que en la época de desarrollo de las yemas florales necesitamos aportes mayores de potasio y en los periodos de fructificación el fósforo y el potasio son muy demandados por las plantas. Por todo esto deberemos repartir de forma eficiente ambos fertilizantes buscando los nutrientes idóneos para cado estado fenológico.

Fósforo
Fósforo

Otro de los factores a tener en cuenta a la hora de diseñar nuestras fertilizaciones son los resultados obtenidos en los análisis de tierra y agua. Los nutrientes ya pueden estar presentes en ambos elementos y si su cantidad es alta la aportación de otros fertilizantes puede provocar excesos de determinados nutrientes que pueden bloquear otros elementos también esenciales para el desarrollo de nuestras plantas. Las recomendaciones sobre las necesidades nutricionales de los diferentes cultivos suelen establecerse partiendo de unos porcentajes en suelo y agua ya conocidos sobradamente y que figuran en los resultados de los análisis que se realizan para que sirvan de forma orientativa al productor. Si los contenidos que figuran en nuestros análisis están dentro de los contenidos óptimos indicados en la hoja de análisis debemos hacer los cálculos tal y como hemos mostrado en este artículo. Si las cantidades están fuera de esos rangos debemos ajustar nuestros cálculos al alza o a la baja.

Todas estas consideraciones no suelen ser practicadas por los productores de manera generalizada pero los ahorros que obtendremos si atendemos a lo mostrado en este artículo compensarán con creces el tiempo dedicado a ello. 

Acerca del autor

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Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.