El fósforo es fundamental ya que constituye un elemento clave en muchos procesos fisiológicos y bioquímicos

Por Víctor Bataller

En la última colonia española, el Sáhara Occidental, a cien kilómetros de su capital que es El Aiún y en pleno desierto, está la mina a cielo abierto denominada Bou Craa que es la reserva de fosfatos más grande del mundo. Desde esta mina parte la cinta transportadora más larga que jamás se ha construido y que diseñó España en los años 60 para transportar el mineral extraído hasta el puerto de El Aiún. Muchos responsabilizan a Estados Unidos de apoyar la “marcha verde” que el monarca marroquí ideó en 1975 para expulsar a los españoles y quedarse con unos territorios que a fecha de hoy siguen siendo un ejemplo de injusticia histórica ya que el único y legítimo propietario de esos territorios es el pueblo saharaui. Todo esto tenía una finalidad: el monopolio yanqui de las reservas de fósforo mundial.

Mina de Bou Craa
Mina de Bou Craa

Pocos conocen la existencia de la mina de Bou Craa y menos aún han tenido la oportunidad de estar alguna vez allí. Su privilegiada localización que combina sequedad del desierto, la humedad del océano Atlántico y los restos de animales que poblaron el antiguo mar que cubría este territorio hace veinte millones de años ha permitido la formación de los fosfatos. Pero la mina de Bou Craa tiene sus días contados. Antes de que concluya este siglo XXI se agotará y sólo quedará un gigantesco agujero en el desierto. Además, la población mundial se duplicará aumentando las necesidades alimentarias del planeta y la dependencia de este mineral es clave porque en la agricultura es irremplazable.

En este artículo vamos a conocer a uno de los elementos esenciales para el desarrollo de cualquier forma de vida, tanto vegetal como animal, y cómo ejercer un uso racional sobre él. El fósforo es fundamental ya que constituye un elemento clave en muchos procesos fisiológicos y bioquímicos y está presente en todas las células de todos los seres vivos.

la carencia de fósforo afecta negativamente al crecimiento de la planta

Aparece en moléculas fundamentales como son el ADN y ARN que contienen y codifican toda la información genética, controlando así todos los procesos biológicos.

También realiza un papel fundamental en todos los procesos que requieren transferencia de energía dentro de la planta formando parte de la estructura química de la adenosina difosfato (ADF) y de la adenosina trifosfato (ATF) que son la fuente de energía para las reacciones químicas dentro de la planta. La Fosforilación (proceso que consiste en la transferencia de los fosfatos de alta energía del ADF y ATF a otras moléculas) desencadena una gran cantidad de procesos vitales en las plantas.

El transporte de nutrientes dentro de la planta depende mucho de su paso a través de las membranas de las células, proceso que requiere de energía para contrarrestar las fuerzas de ósmosis.

La Fotosíntesis (que es la reacción química más importante en la naturaleza) utiliza energía luminosa que en presencia de clorofila combina el dióxido de carbono de la atmósfera y el agua para obtener carbohidratos. En este proceso bioquímico la energía solar es almacenada en la ATF y está disponible como fuente de energía para las otras reacciones químicas dentro de la planta. Los carbohidratos obtenidos se usan para formar desde azúcares hasta estructuras celulares.

El fósforo también se acumula en las semillas y en el fruto donde es esencial para su formación y desarrollo formando parte de la fitina que es su principal forma de almacenamiento. Participa en la calidad y cantidad de dichos frutos y semillas hasta el punto que una mala fertilización a base de fósforo donde primero se aprecia es en ellos.

El fósforo en la naturaleza se encuentra siempre combinado con otros elementos con los que forma los fosfatos que son unas estructuras moleculares muy complejas. De todas formas siempre que nos referimos a ellos se utilizará el término “fósforo” de forma genérica y no con la denominación del fosfato. Sus valores numéricos tales como concentraciones o porcentajes siempre vendrán expresados como P2O5 (pentaóxido de difosfato).

En la antigüedad la productividad de la agricultura y la ganadería se veían limitados por la falta de fósforo. Sólo se disponía de unas pequeñas cantidades procedentes de la erosión natural de las rocas fosfatadas. A partir del siglo XIX comenzaron a aparecer los primeros fertilizantes y los niveles de fósforo disponible comenzaron a subir y con ello la disponibilidad de otros elementos como el nitrógeno.

Los fosfatos presentes en el suelo no son muy solubles por lo que la cantidad de fósforo que la planta puede tomar de la solución acuosa del suelo tiende a ser mucho menor de la que necesita, especialmente cuando la planta se encuentra en un periodo de gran desarrollo vegetativo. Se ha calculado que en un día una cosecha de rápido crecimiento como las hortalizas puede absorber unos tres kilos de P2O5 por hectárea y por el contrario sólo pueden disponer de un 10% del total por lo que las fertilizaciones por hectárea deben rondar los treinta kilos por hectárea en suelos sin reservas de fósforo. De esto se deduce, por tanto, que es necesario que existan reservas adecuadas de fósforo en el suelo y que esas reservas puedan estar disponibles con facilidad. La mayoría de los suelos no abonados contienen una cantidad demasiado pequeña de fósforo por lo que es necesario aplicarlo en forma de fertilizantes fosfatados.

Por lo tanto, la carencia de fósforo afecta negativamente al crecimiento de la planta (tanto la parte radicular como la parte aérea), a la calidad del fruto, a la formación y calidad de las semillas, a la maduración de las cosechas, retrasando la recolección y poniendo en riesgo la rentabilidad del cultivo. Es muy importante tener en cuenta que las semillas deben almacenar fósforo para que la planta disponga del suficiente nutriente para desarrollar sus primeras raíces y sus primeros brotes. A medida que la raíz va creciendo la planta en crecimiento podrá tomar el fósforo que necesita del suelo, siempre que existan las reservas adecuadas. Por ello la disponibilidad de fósforo afecta también a los cultivos que en un futuro queramos incorporar utilizando nuestras propias semillas.

Teniendo en cuenta todo lo expuesto hasta el momento se puede ver la importancia del fósforo para nuestros cultivos por lo que es necesario saber la mejor forma de aplicar el fósforo, el mejor fertilizante fosfatado para nuestros cultivos, el momento ideal de aplicación, etc.

La química del fósforo del suelo es compleja porque se encuentra combinado con muchos compuestos diferentes a los que está asociado mediante toda una variedad de enlaces y fuerzas vinculantes.

Cuando se aportan fertilizantes fosfatados al suelo, la raíz de la planta sólo toma inmediatamente una parte del fósforo y el resto es retenido por el suelo. Si dicha retención no es fuerte, el fósforo puede pasar a la solución del suelo. Pero esto no quiere decir que esté ya disponible para la planta ya que nuevas reacciones provocan una reasimilación y la unión fósforo-suelo se hace más fuerte y el fósforo menos asimilable por la planta. La velocidad de esas reacciones determina la rapidez con que la carencia de fósforo se hace patente y depende del tipo y del tamaño de las partículas minerales, de la presencia de otros elementos como el aluminio, el hierro o el calcio, de la acidez del suelo y de la cantidad de materia orgánica.

El fósforo del suelo puede asociarse a la materia orgánica del suelo que ha sido aportada por restos orgánicos procedentes de las plantas o de los animales. Estas moléculas orgánicas no pueden ser directamente utilizadas por las plantas y tienen que ser descompuestas por la vida microbiana del suelo para que se libere ese fósforo en forma de iones y que puedan ser aprovechados por las raíces de las plantas o que puedan intervenir en las mismas reacciones que otros iones de fósforo procedentes de los fertilizantes minerales.

Cuando se aporta fósforo al suelo, éste se asocia a otros elementos presentes en dicho suelo. Sólo se conserva de forma poco estable una pequeña cantidad de ese fósforo en cada aplicación de fertilizante pero su cantidad, como es lógico, asciende a medida que se incrementa el número de aplicaciones de fertilizante. Esto explica que la disponibilidad del fósforo ha aumentado ostensiblemente en suelos cultivados y fertilizados durante muchos años. El enriquecimiento del suelo con reservas de fósforo aprovechable de forma inmediata redunda en el rendimiento de la cosecha. En cambio, cuando se aplican grandes cantidades de fertilizantes fosfatados al suelo con poco fósforo aprovechable de manera inmediata, los rendimientos no siempre se ven aumentados a corto plazo y no se igualan a los de los suelos previamente enriquecidos. Esto es así porque en los suelos fertilizados las reservas de fósforo aprovechable de forma inmediata se encuentran distribuidas de manera uniforme por todo el volumen de la capa más externa del suelo donde están presentes las raíces por lo que el fósforo de la solución del suelo se repone rápidamente allí donde existe un empobrecimiento del mismo debido a su absorción por parte de las raíces. En los suelos con diferentes niveles de reservas, es importante valorar la cantidad de reservas de fósforo aprovechable de forma inmediata para así ajustar la cantidad de fertilizantes fosfatados que es necesario aplicar respecto a dichas reservas. Esta tarea sólo puede realizarse a través de experimentos en el campo y métodos adecuados de análisis de suelos. A medida que el contenido de fósforo en la capa superficial del suelo se incrementa la absorción relativa del que proviene del fertilizante disminuye. Esto quiere decir que con los contenidos altos de fósforo en el suelo la adición de fertilizante tiene poco efecto en la absorción de este elemento. La concentración de fósforo en el suelo a la cual no hay respuesta si se aplican fertilizantes fosfatados varía según el tipo de suelo y la meteorología.

En conclusión, se puede decir que la respuesta a la aplicación de fertilizante fosfatado disminuye a medida que la concentración de fósforo en el suelo se incrementa y esto viene influenciado sobre todo por la materia orgánica. Como es lógico, la principal consecuencia de todo esto es la rentabilidad ya que podemos estar gastando dinero sin necesidad. Un análisis de suelo y el dato de necesidades minerales de nuestro cultivo nos ahorraría tiempo y dinero de manera considerable.

De todas formas, si no disponemos de un análisis de suelo orientativo hay algunos datos que puede que nos sirvan a la hora de realizar una estimación aproximada de nuestras necesidades de fósforo. La concentración de fósforo en el suelo puede incidir en la respuesta a una fertilización si existe suficiente desarrollo de las raíces. La longitud total y la distribución relativa de la parte aérea de la planta es probablemente uno de los factores más importantes en la determinación de la concentración de fósforo en el suelo necesaria para el rendimiento óptimo, así como de la respuesta a la aplicación de fertilizante fosfatado. Una planta con mayor cantidad de raíces, en relación a la parte aérea, requiere de una concentración de fósforo en el suelo considerablemente menor para un óptimo desarrollo que cuando el crecimiento de las raíces es limitado.

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El factor que incide en mayor medida sobre la respuesta de las plantas a la aplicación de fertilizantes fosfatados es el nivel de contacto directo entre la raíz y el suelo fertilizado. Los factores que controlan esta relación son la longitud total de las raíces, el volumen del suelo fertilizado y la localización del suelo fertilizado dentro del volumen total de suelo.

La longitud total de las raíces generalmente se incrementa a medida que se incrementa el rendimiento pero varios factores afectan la magnitud de este incremento. Estudios en varios cultivos han demostrado que el crecimiento de la parte aérea es mayor que el de las raíces a medida que se incrementa la disponibilidad de agua en el suelo. La temperatura baja y la humedad excesiva en el suelo disminuyen la longitud total y la actividad metabólica de las raíces y pueden ser factores muy importantes en la respuesta, incluso en suelos con altos contenidos de fósforo. Las enfermedades y daños insectos a las raíces, la compactación suelo, el tipo de cultivo y el contenido amonio en el suelo son otros de los factores que modifican la longitud y/o actividad radicular. La utilización de hongos micorriza, como nuestro Mycoplant, es otro método muy eficaz para incrementar la longitud y actividad efectiva de las raíces y mejorar la habilidad de las plantas para extraer fósforo.

El volumen del suelo fertilizado afecta al nivel de contacto de la raíz con nutrientes añadidos. Si una aplicación de fertilizante a voleo incorporado con maquinaria afecta prácticamente al 100% del suelo, una aplicación en línea de cultivo fertiliza solamente alrededor del 1% del volumen de suelo. Resultados de diversas investigaciones han demostrado que una banda que ocupe el 1% de suelo puede contener aproximadamente el 4% sistema radicular, dejando todavía el 96% de las raíces que no son afectadas por la aplicación del fertilizante fosfatado. También se ha demostrado que la presencia de nitrógeno amoniacal (NH4+) en la línea de fertilización incrementa la proliferación de las raíces y promueve la absorción de fósforo. En sistemas de labranza reducida donde las bandas de fósforo no son alteradas por sucesivas operaciones de labranza los efectos residuales de la fertilización fosfatada pueden ser significativos. En casos cuando el efecto residual de la fertilización por bandas se destruye por acción de la labranza, el efecto residual en general sería igual al efecto residual de las aplicaciones de fertilizantes a voleo.

La localización del suelo fertilizado también afecta al contacto de las raíces con los nutrientes aplicados. El fósforo es prácticamente inmóvil en el suelo y el objetivo de la localización es el de colocar los nutrientes donde se encuentra la mayor concentración de raíces activas. 

Además de la humedad del suelo, otros factores que influencian la actividad de la raíz, como temperatura del suelo, distancia de la banda de fertilizante a la semilla, compactación, etc., afectan también a la localización óptima del suelo fertilizado con respecto a la raíz.

Las sucesivas aplicaciones de fósforo a voleo van a provocar una severa estratificación del fósforo o lo que es lo mismo, una acumulación en las diferentes capas superficiales del suelo lo que provoca finalmente deficiencias de este nutriente.

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Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.