La coca y la cocaína revolucionaron la medicina y la cirugía del siglo XIX, con aplicaciones que van desde el tratamiento de adicciones hasta su uso como potente anestésico local

Parke, Davis & Company – J. C. Ruiz Franco

Seguimos sacando todo el jugo a la coca y a su alcaloide, la cocaína. En esta entrega ofrecemos un resumen de su historia, origen botánico, composición química, aplicaciones terapéuticas y preparados medicinales.

Pensamos que una narración sencilla de los hechos relacionados con el arbusto de la coca y sus derivados, y especialmente de su alcaloide —la cocaína— y del extraordinario papel que sus distintas preparaciones tienen en la práctica, constituye un capítulo de la historia de la medicina y de la cirugía lleno de interés no sólo para el médico, el cirujano y el terapeuta moderno, sino también para todos los que reconocen la importancia de una droga que, gracias a sus propiedades estimulantes, puede sustituir a la comida, convertir al cobarde en valiente, al silencioso en elocuente, liberar de su esclavitud a los adictos al alcohol y al opio; y, como agente anestésico, permitir a quien sufre ser insensible al dolor, y al cirujano elevar el nivel de lo que podemos llamar ‘cirugía estética’ hasta un punto antes inalcanzable.

Aplicaciones en medicina y cirugía. Preparaciones más adecuadas para uso interno, tópico e hipodérmico

Una enumeración de las enfermedades en las que la coca y la cocaína han demostrado ser útiles debería incluir casi todos los problemas de salud. La prensa médica está tan repleta de informes sobre su eficacia en tantas afecciones que un optimista podría pensar que no resulta exagerado suponer que la coca y sus derivados son la panacea universal contra los males de la humanidad.

Dejando a un lado las exageraciones propias del entusiasmo, no podemos dudar de que la cocaína merece un lugar al lado del opio y la quinina en los ámbitos de la medicina y la cirugía, y se ha observado que la coca es mejor estimulante y energizante que el té y el café.

Podemos resumir de este modo las aplicaciones terapéuticas de la cocaína:

  1. Estimulante para realizar trabajos físicos o mentales no habituales.
  2. Para los problemas de estómago.
  3. En la caquexia.
  4. Para combatir los problemas derivados del consumo de morfina y alcohol.
  5. Contra el asma.
  6. Como afrodisíaco.
  7. Como anestésico local.

Su utilidad como anestésico local ha sido más sobradamente demostrada que cualquier otra aplicación. Es, con toda seguridad, el mejor agente que el médico o cirujano tiene a su disposición para facilitar intervenciones quirúrgicas menores, exploraciones y operaciones de cualquier tipo. Ha demostrado su utilidad no sólo para el oftalmólogo, el otólogo, el laringólogo, el ginecólogo, el rinoscopista, el dermatólogo, el cirujano maxilofacial y el cirujano genito-urinario, sino también para el médico de familia.

Preparaciones de coca y cocaína disponibles en el mercado. Instrumentos para su correcta administración y aplicación

Entre los preparados existentes podemos mencionar los siguientes, que consideramos que incluyen todas las necesidades de los médicos y los cirujanos en los diversos ámbitos de la práctica médica:

Extracto de coca fluido.                     Alcaloide de cocaína.

Vino de coca.                                     Citrato de cocaína en solución al 4 %.

Tónico reconstituyente de coca.        Hidrobromato de cocaína puro en cristales.

Cigarros de coca.                               Hidrobromato de cocaína en solución al 4%.

Cigarrillos de coca.                            Cloruro de cocaína puro, en cristales.

Inhalador de cocaína.                         Solución de cloruro de cocaína al 2%.

Oleato de cocaína al 5 %.                  Solución de cloruro de cocaína al 4 %.

Solución de salicilato de cocaína al 4%.

Además de estas preparaciones, se ha comercializado un estuche muy completo de cocaína, que contiene todo lo necesario para la aplicación tópica de este fármaco, y que incluye una jeringa hipodérmica, un pincel de pelo de camello, una pipeta pequeña, un vial con una solución de cloruro de cocaína, cinco cápsulas con 0,065 gramos de cloruro de cocaína cada una, y una tarjeta con instrucciones para preparar soluciones de cloruro de cocaína al dos por ciento y al cuatro por ciento.

Es evidente que el extracto fluido de coca, el vino de coca y el tónico reconstituyente de coca son las presentaciones más adecuadas para la administración oral; las soluciones en forma de sales, para el uso anestésico mediante administración tópica o hipodérmica; el oleato de cocaína, para el tratamiento de la neuralgia de los nervios superficiales así como para anestesiar un diente sensible que hay que empastar; los cigarros, cigarrillos e inhaladores de coca, para las afecciones respiratorias, la tos espasmódica, la bronquitis, etc.

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Cigarros y cigarrillos de hojas de coca

Hemos experimentado durante algún tiempo con la hoja de Erythroxylon coca en forma de cigarro, en primer lugar para asegurarnos de si la droga produce efectos fisiológicos con esta forma de administración, y en segundo lugar en vistas a una nueva aplicación terapéutica. Aún es demasiado pronto para expresar una opinión positiva acerca de este último punto, pero tengo suficiente experiencia para decir algo sobre lo primero.

Utilizo un cigarro hecho de hoja de coca pura, con un envoltorio de tabaco suave de primera calidad, y un cigarrillo de hoja de coca, sin tabaco, envuelto con papel de arroz de primera calidad. Quienes no tienen problemas con el tabaco pueden utilizar los cigarros, y los que sí tienen problemas pueden consumir los cigarrillos; para quienes no les gusta el envoltorio también elaboro un tabaco con hoja de coca, sin ningún otro añadido, que puede fumarse en pipa.

La coca es bien conocida por la profesión médica, por lo que no es necesario ofrecer más que una breve descripción de sus propiedades. Personalmente, creo que el efecto de fumar hojas de coca confirma que esta droga produce una estimulación general de los sistemas circulatorio y nervioso. Fumar e inhalar el humo de uno o dos cigarros eleva mi pulso en ocho o nueve latidos por minuto. También disminuye la sensación de fatiga. Al fumarlos por la noche, en mi caso y en el de varios de mis pacientes, produce un estado de vigilia similar al del café fuerte.

La estimulación generada no parece conllevar después ninguna sensación de abatimiento o depresión. La considero beneficiosa después de una comida copiosa, igual que cuando fumamos un puro hecho con buen tabaco. Parece proporcionar más fuerza al sistema muscular y al intelecto, con un indescriptible sentimiento de satisfacción.

Resumiendo, la coca fumada parece producir el mismo efecto sobre el organismo que la que se administra internamente en forma de extracto fluido, vino o elixir, pero en menor grado. La coca alivia la debilidad nerviosa y el agotamiento en todas sus formas, sean causados por enfermedades o por cometer excesos. La fatiga desaparece y sobreviene un sentimiento indescriptible de calma y satisfacción, mayor fuerza cerebral y muscular y un deseo por realizar actividades mentales y musculares.

La coca se ha utilizado con éxito en el tratamiento de la adicción al opio. Es también un excelente sustituto del tabaco. Se ha empleado con éxito en casos de dispepsia, flatulencia, cólicos, gastralgia, enteralgia, histeria, hipocondría, irritación espinal, convulsiones idiopáticas, hipersensibilidad nerviosa, y en la debilidad subsiguiente a las afecciones agudas de carácter severo. Al ser un agente energizante muy valioso, es un fármaco muy útil en la consunción y en las enfermedades debilitantes en general. Es también de gran valor en los dolores de cabeza de origen nervioso, las migrañas. También se dice que es afrodisíaco.

Uso hipodérmico de la cocaína

Lo interesante de esta droga es su administración hipodérmica para determinar sus efectos sobre el organismo en general. Comenzamos con una solución de al menos un 2%, y después continuamos con otra al 4%. No detectamos cambios en el pulso, la respiración ni la temperatura; tampoco hubo anestesia local en el sitio de la inyección.

En lo que respecta al efecto general del clorhidrato de cocaína por vía hipodérmica, tiene alguna, pero no demasiada, influencia sobre las sensaciones. La mayoría de los pacientes hablan de una sensación de calor por todo el cuerpo, que comienza en el sitio de la inyección y se generaliza en un período de cinco a diez minutos; sin embargo, no dura mucho tiempo. En términos generales, hay cierta reducción generalizada de la sensibilidad, aunque no muy marcada y de carácter transitorio. En cuanto a la temperatura, se eleva un poco, de medio grado a un grado y medio, y se mantiene durante varias horas.

El efecto más notable de la inyección hipodérmica de cocaína tiene lugar sobre la circulación. El pulso puede acelerarse o ralentizarse un poco, pero siempre se hace más fuerte.

El efecto sobre las pupilas es muy marcado. Se dilatan rápidamente, y con esta alteración la visión puede volverse algo borrosa. La dilatación de las pupilas después de la inyección hipodérmica no dura más de un par de horas, y en este período el examen oftalmoscópico queda facilitado en gran medida.

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La cocaína en el tratamiento de las adicciones al alcohol y al opio, y como antídoto en casos de envenenamiento por opio

El extenso estudio de la cocaína y sus sales, consecuencia del descubrimiento de su acción anestésica, ha puesto de relieve el valor terapéutico de esta droga en el tratamiento de las adicciones al opio y al alcohol.

Aunque se sabe desde hace mucho tiempo que los efectos tónicos y estimulantes de la coca y sus derivados son valiosos para contrarrestar la acción depresiva del opio y el alcohol, han sido investigaciones recientes las que han demostrado que la cocaína es un buen remedio en estos casos. Su acción fisiológica y sus efectos terapéuticos no dejan duda en lo relativo a su gran eficacia en el tratamiento de la adicción al alcohol, su acción casi específica para aliviar a las víctimas de la adicción al opio, y su efecto como antídoto en casos de envenenamiento por opio o sus preparados.

El profesor von Fleischl y el doctor Sigmund Freud, de Viena, han estudiado con todo detalle la acción de la cocaína, y como resultado de sus observaciones han determinado que esta droga constituye una ayuda muy valiosa contra el uso continuado de morfina, así como contra una dosis letal. Estos experimentadores han administrado la droga en forma de cloruro, en solución acuosa, en dosis de 0,05 a 0,15 gramos diarios, llegando a 0,5 gramos.

En los casos de retirada gradual del opio, se administran dosis decrecientes de morfina y crecientes de cocaína. En casos de abstinencia total y repentina, se inyectan subcutáneamente dosis de 0,01 gramos en cuanto se siente deseo de tomar morfina. Con este método se hace innecesario el internamiento en un sanatorio.

El uso de la cocaína en los trastornos nerviosos

En una reciente reunión de la Asociación Neurológica Americana, el doctor J. K. Bauduy, de San Luis, leyó un informe en el que narró su experiencia con el uso de la cocaína en el tratamiento de ciertas formas de trastorno físico. Una carta, remitida por el doctor L. Bremer, de San Luis, afirma que el doctor Bauduy ha utilizado cocaína en casos de melancolía, con excelentes resultados.

El doctor Bremer tuvo la oportunidad de ver el rápido y maravilloso efecto que la inyección hipodérmica de 0,065 gramos produjo en un paciente de diecisiete años, internado por padecer hebefrenia. La administración de esta cantidad de cocaína produjo una transformación mágica. Cuatro minutos después de la inyección, el paciente comenzó a hablar; conversaba de forma abierta y sensata sobre la naturaleza de su problema. En otro caso, un joven padecía una forma grave de melancolía, además de un rechazo a recibir alimentos. Cinco minutos después de la administración de la droga, tenía una apariencia tranquila y comió todo lo que se lo ofreció. Por lo que sabemos, el doctor Bauduy ha sido el primero en probar la cocaína para la melancolía.

REFERENCIAS

Extracto de un folleto publicitario de la compañía Parke, Davis & Company, publicado en 1885. Compilado por el Departamento Científico de Parke, Davis & Co., Detroit y Nueva York, 1885. Incluido en: Cocaine Papers, edición de Robert Byck, The Stonehill Publishing Company, 1974.

Acerca del autor

]. C. Ruiz Franco es licenciado en Filosofía y DEA del doctorado de la misma carrera, cuenta con un posgrado en Sociología y otro en Nutrición Deportiva. Se considera principalmente filósofo, y es desde esa posición de pensador como contempla el mundo y la vida. Se interesa principalmente por las sustancias menos conocidas, y sobre ellas publica mensualmente en la revista Cannabis Magazine.