El cine de los 90 y 2000 revoluciona la imagen del cannabis con personajes icónicos y comedias que redefinen su lugar en la cultura popular

En este tercero y último capítulo nos adentramos en la década de los noventa y sus años posteriores, notables por su afluencia de las más variadas drogas dentro de casi cualquier película. En ocasiones, el argumento acompañará a la sustancia; otras muchas veces será sólo un aspecto puntual dentro de la secuencia o el personaje. Lo importante es poder apreciar el cambio que supuso la visión del cannabis en el cine en una franja de veinte años.

No sólo es destacable el asentamiento de una libertad creativa, sino también un uso constante del género de la comedia, presente en la mayoría de las producciones con cannabis de por medio y con resultados y calidades muy variadas.

Brad Pitt despertando simpatías en “Amor a quemarropa”
Brad Pitt despertando simpatías en “Amor a quemarropa”

Generalmente, el cine solía castigar a los consumidores de marihuana,  hasta que en 1993 llegaba un personaje que sería la excepción a cualquier desgracia de carácter moral. Se trata del papel de Brad Pitt en “Amor a quemarropa”, interpretando a un fumador empedernido cuya adicción parece salvarle de distintos percances, librándose así de la malintencionada visita de un matón con el que logra cierta empatía, o un grupo de mafiosos que acaban simpatizando con su sonrisa contagiosa y sus aires despistados. Dicho film había sido producido por Quentin Tarantino, que un año más tarde asumiría el rol de director con la exitosa “Pulp Fiction” y sin eludir tampoco el consumo de hachís. Para ello hizo que el personaje de John Travolta acudiese a casa de su camello particular para comprar marihuana, sucumbiendo a dar unas caladas poco antes de la mítica escena en la pista de baile junto a Uma Thurman. En su siguiente película, “Jackie Brown”, volvería a mostrar un personaje consumidor de cannabis, interpretado por Robert De Niro, al que muestra aturdido y despistado, junto a una exuberante novia que comparte su afición y fuma en estrambóticas pipas.

Milla Jovovich se prende un canuto en “Movida del 76”
Milla Jovovich se prende un canuto en “Movida del 76”

Otra película de aquel momento y que calaría de manera rotunda entre los espectadores aficionados a dicho género, es la evocadora “Movida del 76”, cuyo título hace referencia al año en que se traslada el argumento, pese a estar rodada de manera muy acertada a principios de los noventa. Nos narra el último día de clase de un instituto de Texas, en el que reinan las novatadas sin faltar nunca el alcohol y la marihuana entre los alumnos que celebran su despedida y los que llegan por vez primera. Como no podía ser de otra manera, no faltan las escenas de caladas de porro en multitudinaria compañía y con interrupción paterna incluida, teniendo que ocultarse y jugar al disimulo propio de adolescentes. Estos últimos volverían a la gran pantalla poco después con la polémica “Kids”, aunque esta vez los jóvenes protagonistas mostraban su vida en plenos noventa. Con aires de documental sin llegar a serlo, la película vino acompañada del escándalo por su forma tan desinhibida de mostrar el sexo en plena adolescencia o a menores de edad consumiendo cannabis.

Los hermanos Coen convirtieron en héroe singular a “El gran Lebowski”
Los hermanos Coen convirtieron en héroe singular a “El gran Lebowski”

1998 se convirtió en un año muy productivo en cuanto a cine cannábico. Por un lado se estrenaba “El gran Lebowski”, dirigida por los hermanos Coen y teniendo por protagonista a un singular desempleado que sólo pierde la pereza para fumar marihuana, hecho que caracteriza al personaje durante toda la película. También llegarían a la pantalla grande películas que rememoraban tiempos pasados, tales como “Studio 54”, en la que un joven sueña con adentrarse en la famosa discoteca neoyorkina en la que no faltan la mejor música y las mejores drogas; y “Miedo y asco en Las Vegas”, donde Johnny Depp y Benicio del Toro atraviesan el desierto con un maletero repleto de todo tipo de estupefacientes, sin que falten las escenas con calada de marihuana de por medio, pese a estar más inclinada hacia los alucinógenos. Finalmente, en el año ya citado comenzaría el resurgir de las comedias de orientación juvenil, hasta convertirse su humor en un recurso constante, con “Medio flipado”. Su argumento gira en torno a cuatro amigos de los más variopintos y cuya relación amistosa se basa en compartir porros. Uno de ellos es arrestado y los demás deciden pagar su fianza para sacarlo de la cárcel, siendo su singular forma de reunir el dinero a través de la venta de marihuana extraída de un laboratorio farmacéutico. El título no daba pie al engaño con lo que se iba a encontrar el espectador.

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Tom Cruise y Nicole Kidman comparten porro en “Eyes Wide Shut”
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Stanley Kubrick consiguió con “Eyes Wide Shut” que el entonces matrimonio formado por Tom Cruise y Nicole Kidman compartiera cama y caladas a través de un porro que causaría una total desinhibición en el personaje de ella, llegando a confesarle a su esposo y para asombro de él, que a punto estuvo de abandonar el lecho conyugal por un marinero al que había conocido tiempos atrás. Las relaciones familiares también ocasionarían sorpresas entre los protagonistas de la laureada “American Beauty”, en la que suegro y yerno comparten marihuana por petición del primero, que consciente de que el novio de su hija es consumidor habitual desea que éste le enseñe a liarse un canuto y sobrellevar así su tediosa existencia. Incluso nos muestran como el joven sabe eludir cualquier circunstancia incómoda que se cruce en su camino, tal y como presentarse a una analítica y entregar la orina de otro amigo.

Con “La playa”, y un reparto encabezado por Leonardo Dicaprio, se abordó el tema de las plantaciones de marihuana, escondidas y vigiladas, algo con lo que no cuentan los protagonistas, en pleno paraíso hedonista en mitad de Tailandia. Igualmente, antes de cambiar de década, se estrenó el documental “Grass: Historia de la marihuana”, mostrando como dicha planta es sometida a una persecución por parte del gobierno estadounidense al que parece irritarle su existencia, en un excelente repaso que demuestra lo polémica que ha sido dicha droga, pese a su habitual consumo.

"El jardín de la alegría”, todo un acierto en comedia británica
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El cine británico se apuntó un tanto con una de las comedias más aplaudidas por el público, la entrañable “El jardín de la alegría”. La película nos cuenta las peripecias de una viuda a la que su difunto esposo le ha dejado cuantiosas deudas que no consigue afrontar. Sus dificultades económicas se verán subsanadas con una brillante idea: convertir su invernadero de orquídeas en una plantación de marihuana, que gracias a su experiencia en botánica y asociada con un joven jardinero, logrará sacar adelante, pese a que finalmente tenga que deshacerse de todo su cultivo. Su argumento es similar al de otra comedia, en esta ocasión de producción francesa y estrenada doce años más tarde, en la que también la tercera edad se aventura a traficar marihuana. Se trata de “El postre de la alegría”, donde una anciana en situación precaria y lidiando con un barrio marginal aprovecha su casual encuentro de un paquete de hachís, y ve en ello un negocio que le permitirá subsistir sin quedar jamás como sospechosa.

El cambio de siglo trajo consigo algunos films basados en hechos reales. Es el caso de “Blow”, en la que de nuevo Johnny Depp encarna a un consumidor de marihuana que pronto pasa a convertirse en unos de los mayores traficantes, con su correspondiente enriquecimiento y entrada en prisión, para luego proseguir con la venta de cocaína. “Ciudad de Dios” es otra película de carácter biográfico rodada casi al mismo tiempo y en la que se narra de forma extraordinaria el crecimiento del crimen organizado en la ciudad de Río de Janeiro, a través de los ojos de un niño de once años.

Utensilios variados en “Jackie Brown”
Utensilios variados en “Jackie Brown”

Las parodias darían su pistoletazo de salida con la exitosa “Scary Movie”, donde precisamente una de sus secuencias más destacadas y que mayor número de risas despertaron en los espectadores fue la de un asesino en serie que acaba compartiendo caladas con los jóvenes a los que pensaba asesinar, siendo tal el efecto que le produce que hasta cambia el gesto de la máscara que lo encubre. Finalmente lleva a cabo su cometido y con bastantes dosis de humor asesina a todos los que le rodean. La película fue fruto de una saga alargada en el tiempo y con multitud de guiños al cine de terror, sin olvidar de nuevo gags relacionados con la marihuana, tal y como ocurría en la segunda parte, donde una gigantesca planta de cannabis cobraba vida y con unas simples sábanas se liaba un canuto envolviendo en su interior al dueño que con tanto mimo la había estado cuidando, y fumándoselo al son de una melodía reggae. El delirio estaba servido y los estrenos de los años posteriores dieron buena muestra de ello a través de títulos como “Colega, ¿dónde está mi coche?”, “Buen rollito”,  o en el 2004, “Dos colgaos muy fumaos”, films que no ahondaban en ningún interés concreto sobre el cannabis o su reflejo en la sociedad, buscando tan sólo el humor a través del paroxismo y reflejando constantemente unos personajes absolutamente estereotipados y dirigidos a un público adolescente. Su nulo interés analítico no es debido sólo a su irregular calidad cinematográfica, siendo ésta una circunstancia bastante subjetiva, sino más bien porque no hay ningún elemento narrativo que dote de realismo dichas películas que tan sólo tienen el mérito de resultar bastante taquilleras.

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El cine de animación (dirigido a un público adulto) tampoco ha obviado el cannabis, como bien demuestra la producción del 2007, “Persépolis”. En dicho film su protagonista femenina estudia en un colegio de Viena, alejada de su Irán natal y represor, y es durante su estancia estudiantil cuando descubre los porros, en una fiesta en la que también conocerá a su primer amor, con el que intercambia caladas y confidencias. Un año después se estrenaría “Superfumados”, cuyo título nada tiene que ver con el original y es empleado como puro reclamo y evidenciando parte de la trama, en la que dealer y cliente se ven envueltos como testigos de un crimen a manos de una mujer policía, lo cual desembocará en multitud de percances que por dificultosos que sean nunca les restarán tiempo para liarse un canuto mientras huyen de los matones. Dicho film se encontraba protagonizado por James Franco, el cual, tiempo después, volvería a liarse canutos junto a otros excesos en “Juerga hasta el fin”.

"Superfumados” o una serie de catastróficas desdichas
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En los últimos años cabe destacar el documental “Super High Me”, en el que el cómico americano Doug Benson pasa el trascurso de un mes entero fumando marihuana y comprobando sus efectos, con intención de parodiar un trabajo que cumplía el mismo efecto pero comprobando las consecuencias de la comida basura. También un nuevo film biográfico llegó a nuestras pantallas con “Mr. Nice”, relatando la vida de uno de los más relevantes traficantes de hachís, que durante la década de los setenta y ochenta recorrió medio mundo hasta su detención y basándose en su libro de memorias publicado en los noventa. De igual modo el humor ha continuado adueñándose del consumo de cannabis como se demostró en el 2012 con “Ted”, película en la que un oso de peluche cobra vida y llega incluso a compartir marihuana en pipas con el que fue su dueño de la infancia. Y el cine de terror no ha dejado de tener entre sus personajes a algún joven consumidor de hachís como uno más de los clichés de las víctimas, salvo en “La cabaña en el bosque”, en la que la marihuana que fuma el protagonista le convierte en superviviente de manera inconsciente frente a un entramado criminal que acaba con el resto de sus amigos.

En definitiva, el séptimo arte ha dado la mano al cannabis en multitud de ocasiones, atravesando la censura, los ataques moralistas con lecciones incluidas, el humor descacharrante y en otras ocasiones, las menos, la naturalidad propia de una gran parte de la población.

Acerca del autor

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Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.