Hace algunos números estuvimos tocando el tema del proceso de crianza cannábica y hablamos de la reproducción sexual del cannabis. Una de las cosas que quedaban por hablar, y que además me comprometí a explicar en algún momento, es el asunto de las semillas feminizadas.
Hay muchas leyendas urbanas respecto a este asunto, algunas muy pintorescas. En algunos casos, hablando con algunos de los ‘fumatines’ (así llamo a los seguidores de Fabini.es) ha surgido el tema, y me doy cuenta de que muchas veces parece un tabú, algo que no queda del todo claro y se mezcla con dosis de ‘conspiranoia’, pareciendo que la información no esté al alcance de todos. Sin embargo, internet está lleno de esta información, en la misma página web de Cannabis Magazine puedes encontrar una gran variedad de artículos que tratan acerca de todo este tema. Lo único que ocurre es que es una cuestión por la que no suelen interesarse la mayoría de cannabicultores, ya que normalmente se cultiva marihuana sin semilla para el autoconsumo, quedando la crianza cannábica como una temática oculta y que solamente algunos ‘frikis’ (en el buen sentido de la palabra) deciden abarcar. Algo totalmente lógico si pensamos en el gran número de variedades que podemos encontrar en el mercado. Un consumidor no tiene por qué preocuparse de obtener una buena genética, sino que simplemente puede acudir a cualquier growshop para obtener la que más le guste.
He hablado con muchos cultivadores que, incluso después de muchos años de cultivo, aún desconocen el proceso de feminización. Algunos crean extrañas teorías y otros simplemente se quedan con la información que algún conocido les proporcionó en algún momento, pero que habitualmente es errónea. Una de las leyendas urbanas más frecuentes es la de que tras polinizar a una hembra con un macho y recoger las semillas, estas deben ser puestas en una superficie plana. A veces esta superficie se convierte en alguna especie de contenedor específico que extrañamente nadie sabe describir y se comienza el proceso de feminizado aplicando fuertes productos químicos sobre las semillas (de los cuales también se desconoce la composición) haciendo que estas se vuelvan todas hembras.
Obviamente, este proceso en nada se asemeja a la realidad y por esto vamos a verlo un poco más a fondo en este artículo. Así podremos aclarar el concepto de feminización y veremos cómo tampoco es un proceso de química letal que pueda afectarnos negativamente a la salud.
En el número 123 de Cannabis Magazine, el del pasado agosto, se publicó en la sección de Cultivo Avanzado un artículo titulado “Las hormonas vegetales” por Marish McDalena Monroe. En este artículo nos explicaba como ‘las fitohormonas son el mecanismo que utilizan los vegetales para transmitir la información entre las distintas células y tejidos’. También nos decía que las fitohormonas ‘regulan las funciones celulares en base al estado en el que se encuentran las plantas, influyendo en sus funciones fisiológicas y pudiendo llegar incluso a modificar su expresión génica o fenotipo’.
Considero importante hacer esta referencia ya que me ayudará a hacerte comprender de una forma más sencilla el proceso que se lleva a cabo para crear las semillas feminizadas. Además, ese artículo en concreto es muy interesante y te puede ayudar a comprender cómo funciona el sistema de una planta.
Ya hablamos anteriormente de cómo el cannabis se reproducía sexualmente y cómo el polen del macho transmitía la información genética a su descendencia al polinizar un pistilo. Si nos paramos a pensar en este detalle, veremos que el término ‘información genética’ es algo general, considerando que esta abarca desde el color hasta el sexo. Sin embargo, es en esta ‘comunicación genética’ donde se halla la posibilidad de que una planta sea del sexo masculino. Un ejemplar macho, cuando transmite sus genes a través del polen, está transmitiendo también la probabilidad de heredar su cromosoma masculino o ‘Y’. Cuando este está presente en el patrón cromosómico (cariotipo) de un ejemplar, determina que el mismo será de sexo masculino. De esta forma, la madre naturaleza se asegura de que un porcentaje de la descendencia seguirá conteniéndolo, perpetuándose así la especie. Por tanto, sería lógico pensar que si una planta con solo cromosomas femeninos o ‘X’ pudiera polinizar a otra planta de la misma condición, la descendencia resultante solamente podría expresarse como ejemplares hembra.
De esta idea surgieron las primeras investigaciones, en las que, al principio, se sometían a cierto número de ejemplares hembra a un gran estrés para que marcaran el fenotipo masculino y produjeran polen supuestamente ‘feminizado’. Inicialmente eran muchas las que mostraban síntomas de intersexualidad o hermafroditismo, así que se intentó de otras formas. Uno de los principales inconvenientes del cannabis es que en algunos ejemplares tienen una fuerte tendencia a desarrollar flores del sexo opuesto bajo condiciones de estrés. Por tanto, en algún momento, dependiendo de las condiciones climáticas y los factores ambientales en general, se pueden mostrar flores masculinas en los ejemplares hembra o viceversa, así que este método tuvo que evitarse con el tiempo, acudiendo a técnicas más sofisticadas.
Tal como explico en las líneas anteriores, las fitohormonas (hormonas vegetales) pueden influir en la expresión fenotípica de la marihuana, lo que también incluye al sexo. Así que era lógico pensar que si se encontraba la forma ideal para estimular las hormonas correctas, las plantas mostrarían un fenotipo masculino sin necesidad de sufrir estrés ni desarrollar un fenotipo intersexual. Obviamente, el estrés no es el único factor que puede desencadenar la aparición de intersexualidad, sino que dependiendo de los parentales, este podría mostrarse por causas génicas y no ambientales, pero esto ya es un factor que depende de la naturaleza de la variedad. Para luchar contra él solamente podemos realizar una profunda observación de los ejemplares a cruzar por tal de crear descendencias donde deje de mostrarse el hermafroditismo.
Finalmente se encontró el método para hacer que las semillas dieran lugar a ejemplares femeninos con una frecuencia del 99,9% (nunca puede ser al 100%, ya que la naturaleza da lugar a mutaciones y cambios que son poco predecibles).
Pero ¿cómo se hacen las semillas feminizadas?
Ahora que ya hemos visto un poco más a fondo cómo funciona el sexo de nuestra planta favorita, vamos a ver cuál es este proceso tan misterioso.
A mediados de los noventa, se descubrió que exponiendo un ejemplar femenino al tiosulfato de plata o STS (del inglés Silver TioSulfate) este mostraba apéndices reproductores del sexo contrario, debido a un desequilibrio hormonal. De esta forma, una planta hembra era capaz de producir polen con solo cromosomas femeninos, pudiendo polinizar a otra y dar lugar a una descendencia con un 99,9% de plantas féminas. Como consecuencia, a finales de los noventa se comercializaron las primeras semillas feminizadas, popularizándose rápidamente.
Así que hoy en día, cuando queremos hacer semillas feminizadas, simplemente escogemos el ejemplar que queremos convertir a macho de entre nuestras mejores hembras. Lo mejor sería hacer un trabajo previo de selección que determinara que los parentales elegidos son los más resistentes y que no tienen tendencia intersexual o hermafrodita. Una vez seleccionada la planta, esta debe rociarse con una mezcla de agua y STS para que, al absorberse por la estructura aérea, comience el cambio hormonal que dará lugar a la formación de apéndices masculinos. El tiempo dependerá un poco de concentración de STS que utilices y de la variedad a revertir. Ahora ya tenemos una planta cien por cien hembra capaz de producir polen feminizado. Si todo ha ido bien, este solamente contendrá cromosomas ‘X’ y la descendencia que produzca será siempre femenina. Así que solamente queda polinizar y esperar a que las semillas estén formadas para cosechar.
Como puedes ver, para ‘feminizar las semillas’ no es precisamente un proceso de feminizado, sino que se trata de revertir el sexo de una planta y utilizarla como padre.
Si observamos el mito que te he contado al principio, podemos ver que hay mucha relación con la realidad, aunque supongo que debido al boca a boca esta se ha ido distorsionando. Probablemente, el producto químico al que suele referirse la gente sea el STS que, aunque es un producto químico peligroso, no se aplica directamente sobre las semillas, sino que se utiliza para modificar la producción hormonal de la planta.
En la crianza cannábica casera, es posible hacerse con los materiales necesarios para crear el STS nosotros mismos. Aunque el proceso para crearlo es sencillo y se pude hacer con materiales comprados en la farmacia, hay que tener en cuenta que hablamos de un producto químico peligroso, y por tanto será importante tomar todas las medidas de precaución posibles a la hora de manipularlo (guantes, mascarilla y contenedores adecuados). Si decides probar y hacer tu propio STS, en www.CannabisMagazine.net vas a poder encontrar un artículo escrito por Nvidia sobre cómo hacer tiosulfato de plata ‘casero’. Simplemente pon en cualquier buscador de internet ‘STS Cannabis Magazine’ y te aparecerá la primera entrada. Yo personalmente he utilizado esta fórmula y me ha ido muy bien, así que te animo a probarla si deseas criar semillas feminizadas.
Ahora que conocemos el proceso para crear semillas feminizadas podemos ver que realmente no hay nada tóxico o dañino en ellas, sino que simplemente se ha intervenido para encaminar el proceso natural de reproducción sexual del cannabis hacia la obtención una descendencia con determinadas condiciones en sus cromosomas para que sean solamente femeninos.
Tampoco es un proceso transgenético, ya que estos en nada se asemejan a los utilizados para revertir el sexo de una planta. En la transgenética se introducen genes enteros de otras especies en una variedad, como ocurre con el maíz. En este caso no modificamos ni añadimos ningún gen, pero este es un tema que no nos toca tratar por ahora.
Espero que te sirva este artículo, tanto si estás llevando o piensas llevar a cabo una crianza cannábica casera, como si simplemente es una pregunta que siempre te has hecho.
Fabini de Caprius
Ante todo deja que me presente si no me conoces todavía. Soy Fabini De Caprius, fumatín, internauta y activista cannábico. Hace más de 12 años que estoy metido en todo este tema de la Marihuana, y aunque siempre he estado en las sombras, he decidido que ahora era el mejor momento para hacerme ver.