Ya que en los meses anteriores hemos hablado de cómo optimizar nuestras esencias, eligiendo nuestro vaporizador ideal y la temperatura correcta para vaporizar, este mes vamos a dar unos consejos de vaporización para así potenciar los sabores, consiguiendo además que estos no sufran ninguna alteración.
Pero antes nos centraremos en la limpieza de nuestro vaporizador, algo indispensable para disfrutar de una correcta vaporización.
Limpiando el vaporizador
Ya son muchas las ocasiones, en ferias, visitando amigos o simplemente vaporetas que se acercan a mí, en las que al dejarme su máquina de vapor para que la pruebe descubro (mi pesadilla) que el vaporizador no ha sido limpiado en los últimos… ¿dos meses? Al ver esto siempre pregunto: ¿llevas dos meses comiendo en el mismo plato sin lavarlo?
Esto también ocurre con las pipas y bongs, pero eso lo dejaremos para otro día, hoy nos centraremos solo en los vaporizadores y los diferentes materiales que usaremos para llevar a cabo su limpieza. Aunque antes explicaremos por qué debe estar nuestro vaporizador siempre limpio y listo para ser usado:
- La suciedad y restos que no limpiemos con anterioridad, cuando vaporicemos volveremos a vaporizarlos, provocando un empeoramiento notorio del sabor, e incluso llegando a afectar al efecto, ya que si quedasen algunos cannabinoides presentes en los restos, serán vaporizados, obteniendo un vapor de escasa calidad.
- Riesgo de obstrucción de los conductos por donde pasa el vapor, provocando con esto dos grandes problemas, ya que por un lado, al ser menor el caudal de vapor, obtendremos menos vapor, perdiéndose mucho por el recorrido y ensuciando aún más éste. Por otro lado, corremos el riesgo de sobrecalentar las hierbas, ya que al no poder aspirar como se debiera circulará menos aire por la cazoleta donde son calentadas nuestras esencias corriendo el riesgo incluso de llegar a la combustión en el caso de estar vaporizando a altas temperaturas.
- En el caso de que estemos usando agua en nuestro vaporizador, ésta puede producir bacterias nocivas para la salud, ya que por su estancamiento y a la pérdida de oxígeno, se convertiría en agua muy semejante a la que podríamos encontrar en un estanque sucio, siendo esta insana.
- Al aspirar, probablemente y a pesar de que el vaporizador disponga de filtro, si éste no es de agua, inhalaremos las pequeñas partículas de suciedad, quedándose depositadas en la boca y produciéndonos mal sabor y sequedad, siendo además poco aconsejable ya que la suciedad también podría llevar consigo agentes nocivos para la salud.
¿Llevas dos meses comiendo en el mismo plato sin lavarlo?
Una vez sabemos las ingratas consecuencias de no mantener nuestro vaporizador limpio, explicare las diferentes técnicas que usaremos para la limpieza y los materiales más adecuados para llevar a cabo dicha labor.
Lo primero que haremos cuando nos dispongamos a limpiar nuestro vaporizador, será consultar en el libro de instrucciones los consejos del fabricante. Además, buscaremos todas las partes fáciles de desmontar, para que de esta forma nos sea mucho más fácil la limpieza. Una vez que todo desmontado iremos limpiándolo por piezas con los siguientes útiles de limpieza.
Útiles de limpieza
Limpia “biberones”: Al igual que un buen mecánico, un vaporeta siempre ha de tener una gran variedad de útiles, en este caso para la limpieza, teniendo siempre a punto sus máquinas de vapor. Estos instrumentos, en la mayoría de la ocasiones, suelen ser cepillos como los usados para limpiar biberones, pero con unas púas algo más duras para que podamos arrancar con facilidad los restos de nuestras esencias. Además, gracias a que normalmente tienen un núcleo de alambre el cual podemos moldear, llegaremos a todos los recovecos del vaporizador. Otra ventaja de estos cepillos es que los podemos encontrar de diferente grosor y largo, por lo que su uso además de ser muy cómodo, es muy efectivo.
Brocha o pincel: Tener una brocha o pincel a mano nos facilitará la limpieza del vaporizador justo después de su uso, ya que gracias a sus cedras, conseguimos limpiar casi cualquier cazoleta de una forma superficial, pero será suficiente si vaporizamos más durante el día. Además, hacer está limpieza tras vaporizar sin dejar que el vaporizador llegue a enfriarse conseguirá que se quede bastante limpio gracias a que aún estaban calientes nuestras esencias y no se han quedado incrustadas en el vaporizador.
Alcoholes: Ya que los residuos dejados por el cannabis se disuelven en alcohol, es el líquido más usado en la limpieza de los vaporizadores, más concretamente es usado el alcohol de farmacia común, puesto que es el más barato, facilitándonos en gran medida nuestra limpieza.
Sal y limón: Estos dos productos, además de ser orgánicos y de bajo coste, son perfectos para la limpieza de las partes de cristal de nuestro vaporizador, ya que combinándolos obtendremos un producto ácido y desincrustante sin correr el riesgo de desgastar el cristal, como ocurriría si solo usásemos la sal, ya que la acidez del limón emblandece la sal, lo justo para que ésta arranque los restos de cannabis sin dañar el cristal.
Champú antigrasa: Sí, has leído bien, este peculiar disolvente lo descubrí tras mi paso por el sector de la limpieza, cuando durante una limpieza de una cocina industrial nos quedamos sin desengrasante, (el cuál no recomiendo usar para la limpieza de nuestras máquinas de vapor ya que suelen ser muy corrosivos y correremos el riesgo de dañarla) y gracias al ingenio de un compañero, descubrimos que cualquier tipo de champú, mejor si es especial antigrasa, actuaba como desengrasante, consiguiendo además evitar el riesgo de posibles quemaduras provocadas por el desengrasante. Este producto nos será especialmente útil para la limpieza de las partes fabricadas en siliconas y plásticos, las cuales son más delicadas que las fabricadas en cristal o cerámica.
Limpiadores especiales para bongs: En la actualidad, ante la gran expansión de los bongs y vaporizadores, son muchos los productos diseñados especialmente para facilitarnos la limpieza, en mi opinión, con el único inconveniente de ser demasiado caros. Personalmente los uso para las limpiezas a fondo de mis vaporizadores, utilizándolos sólo cuando el vaporizador está excesivamente sucio.
Bolsas zip: Nos serán de gran utilidad para la limpieza de las piezas más pequeñas de nuestro vaporizador, la cuales utilizaremos de “contenedor” para la limpieza.
Limpieza a fondo
Una vez tenemos claro los materiales que podemos utilizar para llevar a cabo la limpieza de nuestro vaporizador, pondremos en uso nuestros conocimientos para que tras la limpieza quede reluciente.
Comenzaremos desmontando todas las partes que podamos de nuestro vaporizador, ya que las partes más pequeñas la limpiaremos simplemente introduciéndolas en una bolsa zip con unos mililitros de alcohol durante unos minutos, durante los cuales agitaremos, con cuidado de no romper ninguna pieza, la bolsa en varias ocasiones. Transcurridos un par de minutos, retiraremos el alcohol de la bolsa, sustituyéndolo por más alcohol limpio, consiguiendo con esto retirar, en la mayoría de las ocasiones, toda la suciedad. Para concluir la limpieza, aclararemos con agua retirando así los posibles restos de alcohol. Además, en el caso de que quedase algún resto de suciedad, nos ayudaremos de los útiles anteriormente mencionados para terminar nuestra limpieza.
En cambio, para las partes que no podemos desmontar de nuestro vaporizador y que además están cerca de la fuente de calor, la limpieza la llevaremos a cabo con un limpia biberón o similar y ayudándonos principalmente por alcohol, ya que con éste necesitaremos muy poco líquido evitando así mojar las partes eléctricas de nuestro vaporizador que podrían ser dañadas al mojarse.
Otra de las formas más cómodas y eficaces para la limpieza de las partes que podemos separar de la fuente de calor, para no mojarla, sería calentando agua hasta llevarla a ebullición, para luego añadirle algunos de los líquidos indicados para la limpieza, y proseguir sumergiéndolas durante unos minutos, durante los cuales, gracias al poder desincrustante de la solución, ablandaremos la suciedad, la cual retiraremos con el cepillo indicado. Una vez tenemos las piezas limpias, terminaremos la limpieza enjuagando todas las piezas para su posterior secado, ya sea mediante papel o un paño de microfibras.
Este método, también lo utilizaremos para la limpieza de los bongs o bubblers que solemos acoplar a nuestro vaporizador preferido, aunque en lugar de meter las piezas dentro de la solución de limpieza, introduciremos dicha mezcla dentro del bong, llevando a cabo el mismo proceso que el anteriormente explicado.
Rápidos consejos para optimizar nuestra vaporización
Inhalación suave y larga: Las aspiraciones siempre deberemos hacerlas de forma suave y durante más tiempo que en el caso de que estuviésemos combustionando, ya que de esta forma además de conseguir un vapor suave, evitaremos las fluctuaciones de temperatura producidas por las “altas” corrientes de aire, obteniendo un vapor de alta calidad al dejar funcionar la máquina de vapor correctamente.
Hidratar el vapor: Esto es especialmente indicado para los consumidores con problemas respiratorios, ya que gracias a pasar el vapor por agua antes de ser consumido, conseguiremos una suavidad superior en el vapor. Además, al hidratar el vapor potenciaremos tanto el sabor como el efecto causado ya los terpenos y los cannabinoides serán absorbidos con más facilidad por nuestro cuerpo. Este proceso lo llevaremos a cabo acoplando nuestro vaporizador preferido a la pieza de cristal que más nos guste, ya sea mediante los adaptadores originales que suelen ofrecer los fabricantes de vaporizadores, o gracias a acoples artesanales diseñados por nosotros mismos, para dicha operación.
Reciclar las hierbas vaporizadas: Sí, las hierbas vaporizadas a baja temperatura, algo que practicamos muchos sobre todo por la mañana para obtener un efecto más enérgico, podremos volver a utilizarlas, ya sea para reservarlas y usarlas en las vaporizaciones nocturnas en busca de un efecto más narcótico. Gracias a que han sido vaporizadas a temperaturas inferiores a 160 grados centígrados, solo quedarán presentes los cannabinoides con efecto más relajante careciendo de otros como el THC, culpables de los efectos más estimulantes.
Otra de las formas en las que podemos reutilizar estas hierbas vaporizadas a baja temperatura es para cocinar. Ya que estas carecerán de la gran mayoría de terpenos, recomiendo usarlas principalmente para realizar aceite cannábico, a ser posible usando como “disolvente” aceite de oliva virgen extra, ya que tiene un gran sabor y compensará la ausencia en las hierbas. Además, este aceite es muy eficaz para extraer todos los cannabinoides que aún queden presentes.
Por último, estas hierbas también son ideales para realizar cremas y aceites corporales, aunque tendremos que usar siempre más cantidad de esencias que normalmente, ya que al estar cargadas de múltiples cannabinoides con propiedades antinflamatorias, como podría ser el CBD, conseguimos unos aceites especialmente indicados para golpes y sobrecargas musculares, otorgándonos una relajación muscular extra, algo muy valorado especialmente por los que sufrimos enfermedades musculares crónicas.
¡Yo vaporizo!
Acerca del autor
Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.