Una vez más os mostramos un cultivo llevado a cabo con presupuesto muy limitado que, sin embargo, dio como resultado una alta productividad y una mejor calidad. A lo largo de los últimos números de Cannabis Magazine hemos ido detallando varias formas de cultivar sin que ello afecte al bolsillo de los más desfavorecidos y éste es otro buen ejemplo de cómo buscarse la vida por encima de las dificultades. Es mucho más cómodo acudir a tu growshop habitual y regresar con productos impecables a precio moderado. Pero cuando no hay, no hay, y ello no debe dejarte fuera del autocultivo. Lee y aprende algunos valiosos consejos.

Texto y fotos por Marqués de Esquilache

Nuestro cultivador es un viejo conocido de esta revista y, sobre todo, un apasionado de la botánica en general. Sabiendo que me repito con estas líneas, no puedo dejar de insistir en que alguien que conoce a fondo el mundo verde siempre estará más cualificado a la hora de enfrentarse a problemas que puedan surgir en su cultivo, lo cual puede suceder con frecuencia. El cannabis es simplemente otra especie vegetal del planeta Tierra y es así como debemos encarar su cultivo: sin miedos ni prejuicios. Por otra parte, pensad que antes los agricultores no disponían de growshops donde adquirir los mejores productos a precios que pueden superar los 20€ por un simple litro de fertilizante. Se lo hacían ellos mismos y aún así obtenían cosechas de enorme calidad y cantidad. Bien es cierto que los cultivadores urbanitas tienen más limitado su acceso a productos del campo que se emplean para fabricar los diferentes abonos que detallamos en este interesante y artesanal cultivo. Pero aún así existen muchas maneras de hacerse con ellos de forma fácil y, por supuesto, gratis o casi gratis.  Ahora mismo lo vemos.

Tratándose de un cultivador veterano, la primera pregunta es casi obligatoria. En efecto, queríamos saber el porqué de la elección de esta genética. “Bueno, en realidad la Double Gum es prácticamente un clásico. Son muchos los consumidores enamorados de ese característico olor y sabor a chicle… ¡Y eso sin contar con su rapidez en el cultivo y su potencia psicoactiva!”.  Y es que la genética elegida se trata de una índica tempranera, resistente a las plagas y muy fácil de cultivar. “El 30 de septiembre la coseché y medía más de dos metros de altura a pesar de que germiné la semilla el día 6 de junio” nos explicó su orgulloso dueño. Efectivamente, el día 6 de junio, su propietario puso en un vaso de agua mineral la semilla (sólo una) y tras esperar unas 30 horas y comprobar que se había ido al fondo del recipiente, la puso en una pequeña maceta (medio litro) repleta de tierra Light Mix, donde permaneció hasta que se convirtió en una plántula de 4 pares de hojas. Esto sucedió en un plazo de aproximadamente 3 semanas. A continuación fue trasplantada a un agujero de 60 litros de volumen, en tierra madre, que fue rellenado con sustrato casero que detallamos en breve. “La Light Mix viene muy bien para las semillas dada su ligereza” nos explica. Esto es muy cierto ya que es conveniente al principio utilizar sustratos ligeros puesto que las plántulas son delicadas y quizás otro sustrato con muchos nutrientes pueda entorpecer su temprano desarrollo. Es como si a un bebé le diéramos lentejas con morcilla y chorizo en vez de suaves purés o biberones de fácil digestión. No obstante, una buena genética, como es el caso que nos ocupa, podría con un sustrato mucho más fuerte. Pero ¿para qué forzar las cosas?

Con un saco de 50 litros de tierra vegetal enriquecida de vivero, de un precio próximo a los 5 euros, algo de humus de lombriz, roca volcánica y un poco de estiércol de caballo mezclado con paja de los establos, se obtuvo un estupendo sustrato que dio una mejor marihuana lúdica/medicinal. Al principio hablábamos de presupuesto cero y esto no es exacto. Pero se trata de unos precios muy económicos y, de hecho, en adelante todos los fertilizantes fueron totalmente gratis. Es importante que el sustrato sea lo más ligero posible ya que, como es sabido, las raíces del cannabis son muy “flojas” y a nada que se lo pongas difícil, todo serán complicaciones y mala marihuana. Por supuesto, existen gloriosas excepciones pero creedme que es la tónica general. No hay que confundir el cáñamo industrial con el lúdico. Para empezar, cuando se cultiva cáñamo industrial, se arrojan a suelo millones de semillas ya que son muy baratas. Con que salgan algunas ya es más que suficiente. Pero cuando pagas 20 euros por tres semillas, no te puedes permitir que no prosperen como Dios manda. Y digo esto porque, con demasiada frecuencia, veo cómo cultivadores noveles siembran en la tierra de su jardín sin ningún tipo de enmienda del mismo. Esto es un auténtico disparate. Nada hay más frustrante que dedicar meses de tu trabajo a una planta que después te recompensará con una porquería de marihuana, tanto en calidad como en cantidad. ¡Gástate 6 o 7 euros y sacarás muy buena hierba! Si ni siquiera dispones de esa cifra mejor dedícate a cultivar perejil…

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¡Cuidadito con el nitrógeno!

Durante la fase de plántula, se abonó en un par de ocasiones con purín de ortigas y té de compost casero. La ortiga blanca, la que encontramos por todas partes en todo el territorio nacional, es un excelente abono orgánico muy rico en nitrógeno. Y el té de compost es otro abono orgánico rico en todos los macro y micro nutrientes. ¿Cómo se hace? Muy sencillo. En un barril de plástico (jamás utilicéis de metal), introdujo todas las ortigas que pudo recoger hasta llenar el barril (100 litros de volumen). Tengamos en cuenta, que al ser frescas las ortigas, no es un “lleno completo”. Porque, efectivamente, si las comprimiéramos, rellenarían más o menos la mitad del volumen del barril. Una vez echadas las ortigas, se rellena de agua todo el barril y se tapa con algo (un trozo de madera en este caso) que permita que el aire pase pero impida que los rayos del sol incidan sobre el conjunto. Los rayos solares contienen radiación ultravioleta (UV) que matan los valiosos microorganismos. A diario, durante una semana más o menos, se remueve todo el conjunto con la ayuda de un palo o similar, tantas veces como sea posible siendo necesario un mínimo de 3 veces al día. Se remueve el potingue 12 veces (más o menos) en el sentido de las agujas del reloj y otras tantas a la contra. Una semana después, aproximadamente, el purín está listo. No obstante, nuestro cultivador se ayuda de un medidor de EC (electroconductividad) digital para comprobar el nivel de sales metálicas acumuladas. “Lo normal es que, después de toda una semana, la EC se dispare y, por ello, disuelvo el mejunje con 3 partes de agua para dejarlo en una EC de 1,00 milisiemens” nos explica. La plántula fue abonada con este nivel de EC en un par de ocasiones. Hay que ser prudentes con los aportes de nitrógeno (N) puesto que un exceso atrae a las plagas insectívoras.

Té de compost casero

El compost es, sin duda, uno de los mejores aportes nutritivos que podemos dar a nuestras niñas. Normalmente se realiza poniendo en algún lugar todos los restos vegetales de las podas, los restos de las lechugas, cáscaras de la fruta, etc. No es este el momento ideal para explicar bien cómo se deben mezclar los diferentes ingredientes puesto que sería demasiado largo. Ya lo hemos contado en alguna ocasión y sin duda lo volveremos a hacer. Baste por ahora con decir cómo se hace un buen té de compost. En otro barril de agua, en este caso de 50 litros de volumen, nuestro amigo cuelga en un lateral unos pantis de mujer rellenos de compost. Todo el panti relleno cuelga de un lado, en el interior del recipiente utilizado, hasta casi alcanzar el fondo del mismo. Justo debajo pone una bomba de oxígeno de acuario que va liberando pompas de aire. Estas, al subir, chocan directamente contra el panti, y así el compost va liberando sus preciados nutrientes. Así durante unas 12 horas, más o menos. A continuación lo utiliza como abono radicular y, algo más diluido, como abono foliar. Si no dispones de medidor digital de EC, la mejor manera de saber cuándo está listo es observar su color. Cuando es parecido al color del té es su momento. ¡Por eso se llama té! Es imposible excederse. Ten en cuenta que el abonado orgánico tiene unos márgenes de error muy amplios. “Tan sólo con este abono único, tus plantas están en perfecto estado y la marihuana es insuperable” asegura su propietario. Y no puedo estar más de acuerdo. El compost contiene todos los macro y micro nutrientes que el cannabis precisa para obsequiarnos con lo mejor de sí mismo. Haced la prueba y veréis. Y, si no tienes compost, se compra sin dificultad en cualquier vivero en sacos de 50 litros y a menos de 5 euros.

Gimnasia cannábica

Es demasiado frecuente que las plantas de cannabis se rompan con las lluvias previas a la cosecha. En efecto, ramas con cogollos muy pesados, multiplican su peso con la lluvia con el desastroso final de fracturas que revierten en la pérdida de excelentes cogollos. Pare prevenir este desastre tenemos diferentes medios. Por supuesto, podar las ramas inferiores antes de la floración es muy importante, pero no suficiente. Atar y sujetar cada rama es también muy buena idea y de hecho, imprescindible. Pero es muy engorroso. Otra idea es el aporte extra de nitrógeno. Pero esto, además de atraer a las plagas, revierte en pérdida de calidad en los cogollos. No es buena idea. ¿Qué más podemos hacer? ¡Gimnasia para nuestras niñas! Sí, no has leído mal. “Durante la fase vegetativa y hasta comenzar la floración, cada noche abono foliarmente las plantas” nos explica el cultivador. “Echando agua a las hojas, estas multiplican su peso y ello les hace fortalecerse mucho mediante el desarrollo extra de celulosa en las ramas y tronco”. ¡Qué gran idea! Pocas especies vegetales son tan especializadas genéticamente como el cannabis. Esto significa que durante cada una de sus fases se dedica en cuerpo y alma a lo que le corresponde. Cuando florece se pone a florecer dejando todo lo demás aparte. Cuando crece lo mismo, y así con todo. Por ello, si regamos las hojas haciendo multiplicar su peso durante la fase de crecimiento vegetativo, la planta incrementará su producción de celulosa (los músculos de las plantas) para soportar el peso extra. De esta manera, al cogollar, las ramas serán mucho más fuertes y capaces de soportar más peso. Sin duda alguna es de gran ayuda este truco de nuestro cultivador.

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Floración y cosecha

La Double Gum es una planta mayormente índica que está lista para cosechar muy pronto. Durante su fase de floración fue abonada sólo y exclusivamente con té de compost. Los cogollos obtenidos fueron una verdadera maravilla y el colocón extraordinario. De hecho, me he fumado un canuto pequeño para escribir este reportaje y no he parado hasta concluirlo. A pesar de ser un híbrido con un 80% de índica, su 20% de sativa la convierte en ideal para hacer un poco de todo. Los cogollos son especialmente resinosos y so olor es muy dulce y agradable como lo es también su sabor. Precisamente por su riqueza organoléptica, es especialmente aconsejable realizar un buen secado y mejor curado. Su propietario la ha curado en unas cajas de madera para botellas de vino (madera de pino) en un lugar bastante oscuro, muy seco y bastante frío al llegar el invierno. ¡Vaya si se nota! Quiero destacar también que durante el cultivo, su dueño aplicó regularmente bacillus turinghensis para prevenir la temida y temible oruga verde, endémica en todo el territorio nacional y más allá. Estos bacillus previenen de forma muy eficaz y natural la plaga, ya que son depredadores naturales de esta bestezuela que tantos problemas causa en todos los cultivos.

La planta dio 550 gramos de cogollos secos de gran calidad y tuvo que ser podada en altura en dos ocasiones por motivos de discreción. Una vez más, tengo que insistir en lo importante que es partir de genéticas de calidad si no queremos vernos muy frustrados al final. Te da más trabajo y menos resultados una mala genética que una buena. No vale la pena partir de esas semillas que te regala un colega sin saber de dónde viene ni qué son. Haced caso a este simple consejo y seguro que os ahorraréis muchos disgustos.

Nada más salvo desearos una feliz fumada y muy buenos humos.

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.